Viva la guerrilla
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
“La violencia es el último recurso del incompetente”
Isaac
Asimov
Soy un férreo defensor
de la libertad de pensamiento y de expresión, incluso cuando se corre el riesgo
de tener que tolerar cosas que lindan con la apología del delito.
Tal es el caso de los
conceptos vertidos por Horacio González, cofundador del movimiento Carta
Abierta y ex director de la Biblioteca nacional, quien instó a reescribir la
historia argentina, no desde una "especie de neoliberalismo inspirado en
las academias norteamericanas de los estudios culturales", sino como
"una historia dura y dramática, que incorpore una valoración positiva de
la guerrilla de la década del 70 y que escape un poco de los estudios sociales
que hoy la ven como una elección desviada, peligrosa e inaceptable".
¿Se alcanza a
dimensionar lo peligroso de esta definición?
El mundo entero (salvo los países que apoyan a Al Qaeda por ejemplo)
condenan y repudian al terrorismo como una forma cobarde, desleal e inhumana de
acción militar…. Y este ¿caballero? se atreve a reivindicarla.
El cambio ha sido
progresivo. Primero se quitó el foco
sobre los guerrilleros trasladándolo a los militares que cometieron abusos
durante la dictadura, luego se pasó a la teoría de los dos demonios, luego eran
jóvenes idealistas atacados por violentos represores y ahora este energúmeno
justifica lo injustificable; la imposición de las ¿ideas? Por las armas.
Es bueno contextualizar
estos dichos con otros de sus compañeros de espacio político. Desde un Zaffaroni que pretende cambiar la
Constitución Nacional y así someter definitivamente a la Justicia bajo el poder
de la política; pasando por un D´Elia, que propone la expropiación de empresas
y la reforma urbana (como en Venezuela, te quitan tus propiedades); luego por
un Grabois que quiere realizar una reforma agraria, quitándole los campos a sus
dueños y finalmente el inefable González, quien nos dice que si no estamos de
acuerdo, se justifica el uso de la violencia para obligarte.
Esto es lo que se vivió
en la Unión Soviética, en la Alemania comunista y en la China de Mao; es lo que
se vive hoy en Cuba y Venezuela… ¿entendés?... te están avisando qué es lo que
van a hacer… y el que avisa no traiciona, sólo te estarás traicionando vos
sólo.
González aseguró que:
"El gobierno es una forma de comprimir en leyes, todo lo que se expresa en
la calle". "Yo creo en la
calle" y cierra la idea así: "lo que ocurre en la calle va mucho más
allá de lo técnico. Para ejercer el poder, tenés que tener algo de anarquista. Cristina
tiene algo de eso”.
González no habla del
anarquismo utópico de una sociedad donde el respeto absoluto al prójimo hace
innecesaria la existencia de un gobierno.
Habla de las calles cortadas por los piqueteros, dominadas por los
delincuentes y narcos, habla de escuelas y universidades tomadas, de censura y
persecución política y de docentes como el líder chubutense quien asegura que
“que los alumnos aprendan a LUCHAR es más importante que saber la raíz cuadrada”.
En lo personal, prefiero el pensamiento de Edward James Olmos: “la educación es
la vacuna contra la violencia”
Ahora, ¿le importa a
González que aprendas la raíz cuadrada?, claro que no. No le importa que te eduques, reniega de la
excelencia y apoya el populismo igualitarista: “gente que pregona la religión
de la meritocracia sin contemplar el daño que hace a millones de
personas". Ojo, esto no sólo se
aplica a la educación, repartir tus propiedades o inmuebles ganados por tu
esfuerzo es reflejo de “la religión de la meritocracia” y sacártelo y
repartirlo es “contemplar el daño que hace a millones de personas".
¿Qué pretende?,
pretende "la creación de un sujeto social nuevo en la Argentina",
capaz de "tomar partido en determinada coyuntura histórica". Una “Argentina que tenga en cuenta el
sufrimiento de las grandes poblaciones, no sólo de la Argentina sino del
mundo" (o sea, redentora de los males del planeta, Latinoamérica para
empezar, irradiando el ya fracasado nuevo socialismo).
Estamos transitando un
momento muy delicado de nuestra historia.
Las decisiones políticas que tomemos en los próximos días, pueden marcar
un punto de inflexión en nuestras vidas.
El desafío cultural (mucho más importante y fundamental) es de largo
aliento, pero la inmediata encrucijada electoral definirá el terreno en el que
deberemos seguir difundiendo las ideas de la libertad: una republiqueta
socialista y populista totalitaria, o un país socialista inoperante pero
democrático.
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