Justicia versus igualdad
Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista, escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas, Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había convertido en el octavo país del mundo.



    Las sociedades que esperan la felicidad de la mano de sus gobiernos, esperan una cosa contraria a la naturaleza.
 
    Todo parece indicar que el mundo sigue ignorando que la problemática económica vigente resulta de la demagogia implícita en el socialismo de la búsqueda de la igualdad. De ella resulta el aumento del gasto público que determina la violación implícita de los derechos de propiedad privada. La consecuencia es la reducción de la inversión que determina la caída en la tasa de crecimiento económico.
 
    Como bien dijera Von Hayek: “Cuando la justicia es social no hay justicia”. Y al respecto Alberdi escribió: “Hasta aquí el peor enemigo de la riqueza del país es la riqueza del fisco”. Esa es la situación que enfrenta hoy el a mi juicio mal llamado Mundo Occidental. De Europa llegó el totalitarismo como la racionalización del despotismo.
 
    La Unión Europea es un ejemplo vigente de los anteriores postulados. La década del 60 Fraancia tenía un gasto público del 22,7% del PBI, Italia del 17,8% y Alemania del 14,0%. En el período Francia creció el 6% por año. Italia un 6% y Alemania un 4,6%. Llegó la crisis del 2007 a partir de la cual el gasto público en Francia se elevó al 54,6% del PBI, Italia al 50% y Alemania al 45,1%. La consecuencia las tasas de crecimiento respectivas en el período siguiente se redujeron en Francia al 0,7%, en Alemania 1,40% y la economía italiana cayó un 6%. Situación que no ha variado y en 2018 las tasas de crecimiento respectivas han sido del 1,7%, el 2,1% y el 1,1%.
 
    No obstante esa evidente realidad, en Estados Unidos, país en el que se desarrolló el sistema que cambió la historia del mundo y se logró libertad y riqueza por por primera vez en la historia, enfrenta un peligro inusitado. Demás está decir que a partir del aumento del gasto público también cayó la tasa de crecimiento económico. Pero todo parece indicar que el partido demócrata ignora la advertencia de Alexander Hamilton que escribió: “Una peligrosa ambición subyace bajo la especiosa máscara del celo por los derechos del pueblo”. Hoy en el partido demócrata hay candidatos que se reconocen socialistas, ignorando pues que el socialismo implica la violación de la Constitución liberal americana. Constitución que como escribió Richard Epstein: “Los principios incorporados en la Constitución liberal clásica americana, no son aquellos que operan solo en esta o aquella era. Son principios para todas las eras”.
 
    Esa lamentable evidencia se sufre igualmente en Argentina a partir de la llegada de Perón y Evita, que tal como reconoció The Economist es ignorado por los argentinos. El gasto público en Argentina fue incrementado inusitadamente durante el periodo de los Kirchner. En el 2002 el gasto público en Argentina era de un 22% del PBI´A la partida de Cristina en el 2015 el gasto se había elevado al 46% del PBI.
 
    Esa fue la causa determinante de la crisis económica heredada por Macri y que hoy se padece en Argentina. Desafortunadamente las buenas intenciones de Macri evidentemente han ignorado esa causalidad y el gasto público según las últimas informaciones en el 2018 alcanzaba al 48%. Y permítanme repetir que tanto la inflación como la recesión que se padece es consecuencia del nivel del gasto público. Y recordemos a George Gilder: “El gasto público no forma parte del producto, sino del costo de producir”. Esa situación que se enfrenta, a mi juicio ha sido la causa del resultado de las PASO y del peligro que a mi juicio entraña el regreso de Cristina al poder vía Alberto Fernández.
 
    El otro aspecto vigente de la demagogia en el mundo es la supuesta preocupación por los pobres y la necesidad de reducir la pobreza y la desigualdad. Se ignora consecuentemente que en ese proyecto se crean más pobres y la desigualdad la alcanzan los que reparten la riqueza violando el derecho de propiedad de los que crean la riqueza.
 
    Puedo insistir entonces en que la supuesta lucha por la reducción de la pobreza entraña la destrucción del sistema político que creó riqueza por primera vez en la historia. Y recordemos asimismo que Argentina fue el tercer país del mundo en implementarlo y por ello dio un salto cuántico en la historia a partir de la sustitución de Rosas por Urquiza. Ese fue el resultado previsto por Aristóteles hace unos 2500 años cuando previó que la democracia era la destrucción de la república y advirtió: “Tengan cuidado que los pobres siempre van a ser más que los ricos”.
 
    Por último permítanme recordar las sabias palabras de León XIII en su encíclica Rerum Novarum donde escribió: “En la sociedad civil no pueden ser todos iguales, los altos y los bajos. Afánanse en verdad por ella los socialistas; Pero vano es ese afán y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de todos ni igual el ingenio, la salud y las fuerzas; Y la necesaria desigualdad de estas cosas sigue espontáneamente la desigualdad en la fortuna. La cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad”: Evidentemente había leído a Adam Smith y la mano invisible y sería conveniente que el Papa Francisco la leyera.
 

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