En Argentina piden Justicia, pero de eso no hay
Malú Kikuchi
Periodista. Conductora de "Cuento Chino" y "La Dama y el Bárbaro", radio El Mundo. Premio a la Libertad 2013, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



Según *Ulpiano “la Justicia es la continua y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde. Los preceptos del derecho son: vivir honestamente, no dañar a otros y dar a cada uno lo suyo”. Y la definición de la *RAE sostiene que la Justicia es el principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o le pertenece. ¿Sucede esto en nuestra Argentina de hoy?
Decididamente, NO. La gente, el ciudadano de a pie, las enormes mayorías que votaron a candidatos distintos, llegado el caso exigen, piden, ruegan por justicia. Lo hacen en pequeños grupos o en marchas multitudinarias, por crímenes diferentes, en las calles, por las radios y los canales de TV.
El grito comunitario es de los que perdieron hijos, familiares, amigos, por violaciones, por trata de personas o simplemente por asaltos o robos. Todos gritan ¡Justicia! Y todos tienen en común el hecho de que en Argentina sobran las demandas justas de Justicia y se encuentran enfrentados a un poder judicial que por lo general es sordo y no es ciego.
Madres que claman al cielo por la vida de sus hijos que ya no están porque unos mal nacidos los asesinaron. Hijos que lloran por sus padres también asesinados. Familiares que gritan sus desgracias: amigos perdidos, mujeres y niños violados, personas condenadas a la esclavitud sexual, a la esclavitud de las drogas. Jubilados robados, negocios asaltados, todos piden una Justicia que está ausente sin aviso.
No es lo mismo el poder judicial que la Justicia. El poder judicial argentino está vaciado y viciado por falta de Justicia. No todos los judiciales, siempre hay excepciones, pero los jueces y fiscales militantes y alejados de los más básicos principios de la Justicia, abundan. Son demasiados y serán más.
El ejecutivo nacional hace unos días vetó más de la mitad de los pliegos de posibles jueces que había presentado el gobierno anterior de Mauricio Macri. Se vetaron no por no ser idóneos, se vetaron para complacer al kirchnerismo. Los candidatos no eran militantes K y eso no se tolera.
Con la justa intención de modificar las jubilaciones de los jueces, con la aceptación de la ciudadanía y mucha astucia por parte del gobierno, los jueces corren a pedir su jubilación antes que se congele o achique. El resultado es perfecto, la gente aplaude la medida y el ejecutivo aliado al senado nacional, nombrará todos los jueces militantes que necesite.
Y la impunidad (recordemos que al preguntarle a Yabrán qué era el poder, contestó: impunidad), seguirá liberando corruptos que han estafado a su pueblo y seguirá burlándose de los pedidos de justicia de todos aquellos que la necesitan. Argentina será cada día más un país delictual.
San Pablo en su 2ª carta a los Corintios II-14, decía: “El mismo Satanás se disfrazó de Ángel de luz.  De manera que no es mucho el que sus agentes se disfracen a su vez de agentes de la Justicia”. ¿Estaría profetizando sobre Argentina casi 2000 años después? Imposible saberlo, pero pudiera ser.
Porque los romanos no conocían la letra “J”, el latín no la tiene, es por eso que la palabra Justicia en latín es “Iustitia”. Los romanos no conocían la “J”, nosotros, los argentinos, desconocemos la Justicia. Nuestra república está renga, la pata que debe equilibrarla no funciona para la gente, lo hace para los dirigentes.
 

*Damicio Ulpiano, jurista romano, Tiro (Fenicia) 170/ Roma 220. “Iusticia est constans et perpetua voluntas just suum cualque tribunquendi . Iuris praecepta sunt haec: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere».
*RAE, Real Academia Española.

 

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