El coronavirus, su inevitable impacto en la economía y el erróneo accionar del gobierno
Julian Larrivey
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales de Fundación Atlas. Estudiante de Derecho, UNR.




Etimológicamente, economía proviene del latín (oeconomus) y este, a su vez, del griego (oikonomos; ya que “oikos" significa casa, y “nemein”, administrador). Es decir, los griegos interpretaban que para que las cosas funcionen adecuadamente, debía haber una administración responsable en las casas. 
Hoy, cuando analizamos ciertos problemas económicos, es inevitable caer en la observación de la estadística y es porque esta, simplemente, es un reflejo de lo que está sucediendo. Nos muestra un panorama de la realidad para saber cómo accionar. Por dicha cuestión se peca de ignorante en muchísimas ocasiones y una cantidad considerada de gente denosta al análisis económico, tildándolo de inhumano, egoísta, de no tener corazón, no interesarse en las personas y verlas sólo como un número, entre otras cosas. Esto es un grosero error. 
La economía está al servicio de los individuos. Esta, por definición, no es otra cosa que el estudio de la escasez. Y dicho estudio gira única y exclusivamente en torno al hombre, que es un fin en sí mismo. 
Es decir, el número, el dato, la estadística, muchas veces hablan por sí mismos. Pero no significa que el análisis económico se desinterese de las personas y mucho menos de aquellas que están en situaciones más vulnerables. 
Lo que sucede, y me animo a decir a nivel colectivo, es que no se entiende que las cosas no se solucionan como por arte de magia, recurriendo a la emisión monetaria y/o a la redistribución del ingreso, mediante el poder que tiene el Estado. Porque dichas artimañas provocarían sobre la economía un problema muchísimo más grave que el que intentan solucionar. 
La pandemia causada por el Covid 19 acentúa aún más la inestabilidad argentina. El rol del Estado en materia de política económica, debe focalizarse en tratar que los efectos de la enorme recesión que se avecina sean lo menos dañinos posible, pero lamentablemente se está haciendo todo lo contrario. 
En el ámbito de la salud hay cuestiones que son verdaderamente necesarias. La cuarentena, a fin de evitar lo máximo posible la propagación del virus, es sin dudas, lo que debe hacerse. Pero, si bien la salud en estos momentos pareciera estar por encima de los aspectos económicos, debemos también pensar a largo plazo y no ignorar las consecuencias que esto traerá. 
Que la gente se retire de la actividad laboral tendrá como consecuencia lógica una caída en la productividad y una contracción en la oferta de la economía. Ambas cosas son circunstancias en las que el estado no tiene mucho para hacer. Pero su responsabilidad comienza cuando nos preguntamos de qué manera va a actuar frente a dichas circunstancias. 
Si a la caída en la productividad y a la contracción de la oferta, le sumamos que el gobierno tendrá una política fiscal expansiva, con emisión monetaria y demanda agregada, tendremos como resultado una enorme presión en los precios. 
Si tenemos en cuenta que los efectos colaterales que se producirán (entre ellos, la inflación), serán tratados mediante controles de precios, se producirá un notorio deterioro de la actividad económica y, en consecuencia, desabastecimiento. 
Paradójicamente, pareciera que volvemos al concepto de economía que tenían los griegos, en el siglo V antes de Cristo. Ese que nos decía que para que las cosas funcionen bien, primero debíamos tener en orden la administración de las casas. Pero esto, no puede ser para siempre. Inevitablemente, llegará el momento en el que nos veremos obligados a salir. Ojalá sea con la menor cantidad de dificultades posible. 

 

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