25 de Mayo de 2020: Repensar la Revolución
Martín Sáiz
Licenciado y Magíster en Recursos Humanos. Doctorando en Administración de Empresas e Historia.



Hace 210 años algo pasó. Y hoy, 210 años después algo también está pasando. En aquellos tiempos Europa era un volcán en erupción; Napoleón fue un líder inigualable que puso en jaque las estructuras coloniales inglesas y españolas entre tantas otras cosas. De hecho, los vientos de la revolución francesa de 1789 todavía seguían erosionando las estructuras absolutistas y monárquicas del Viejo Mundo. Luego de la tríada libertad, igualdad y fraternidad ya nada sería lo mismo.
 
En 1808 Napoleón invadió España y en consecuencia cayó la Junta de Sevilla que regía los liderazgos coloniales. Por eso aquí la figura de Cisneros empezó a cuestionarse, toda vez que en 1806 y 1807 este pueblo había rechazado las invasiones inglesas. Algo nuevo estaba naciendo: los líderes del fin del mundo pensaban que un nuevo camino era posible. Justamente estos líderes influenciados por las ideas liberales de la Revolución Francesa, la Independencia Norteamericana y el Antiguo Liberalismo Inglés rechazaron el lejano y decadente poder absolutista español para reclamar soberanía popular, igualdad ante la ley, libertad de pensamiento, división de poderes y autodeterminación de los pueblos.
 
La Revolución de Mayo marcó la separación política de la monarquía española. Hubo que esperar hasta 1816 para que la presión de San Martin diera en Tucumán la verdadera independencia a nuestro pueblo fundacional. Esto nos lleva a entender muchas de nuestras dicotomías, ¿cómo no vamos a ser duales en 2020 si desde nuestro origen debatimos entre dos hitos para determinar nuestra fundación?
 
Quisiera volver a la frase del inicio, ¿qué une a estos dos 25 de mayo de 1810 y 2020? Que algo especial sucedió en ambos. En 1810, un grupo de líderes que terminó conformando la primera junta de gobierno (todos masones menos uno de ellos) entendió que era tiempo de unidad para ser libres y distintos. Líderes ilustrados, a la altura del clima ideológico de época y logrando un balance político pocas veces visto: hombres de pensamiento y hombres de acción. Sentaron las bases de una futura Argentina libre, emancipada y dueña de su destino. Ese camino no fue fácil, pero sin duda alguna marcaron ellos un antes y un después en la historia política argentina.
 
En 2020 la crítica a la Revolución de Mayo por parte del intelectual político argentino más gravitante sirve de nexo para unir los 210 años. Alberdi fue un hijo de la revolución, nació en 1810 y junto a otros intelectuales originó la Generación del 37. Un grupo que pensaba que “había que terminar Mayo” porque dicha revolución había sido política aunque sin la sociedad civil donde aplicarla.
 
La Revolución de Mayo para Alberdi tuvo como objetivo su finalización: crear una sociedad plenamente libre integrada a la dinámica civilizadora del mundo de entonces. En 1847 Alberdi declaraba que Argentina tenía muchas glorias pero ninguna libertad. Y que la libertad que tres veces mencionábamos en el himno, carecía de un contrapeso que la sostuviera: el orden. “Un orden, una regla, una ley; es la suprema necesidad de su situación política.” Haber malentendido su verdadera naturaleza, claramente mal direccionó sus consecuencias. El historiador Dotti (1990) explica lo siguiente sobre Alberdi: “la verdad histórica es que España había dejado de ser un gran poder de mar y tierra cuando fue vencida por América y que la independencia de ésta se produjo por la causa general de esa ruina misma de España, no por la obra principal de los guerreros americanos. De aquel error natural de apreciación histórica nace desde luego el más grande obstáculo que pueda encontrar el desarrollo de la libertad en Sud América y es éste: que la ilusión de que la guerra ha producido la libertad exterior.” La Revolución creó la idea de libertad errónea al ser sólo una conquista política aunque en ausencia de una sociedad civil que apuntale esa conquista.
 
Alberdi pensaba que post Revolución de Mayo quedaba mucho por hacer. Y más de siete décadas hasta la efectiva creación del Estado Argentino le dieron la razón. Hoy en 2020, creo que también hay mucho por hacer y he ahí el punto de conexión que pretendo compartir.
 
 En 1810 algo pasó: una revolución política nos alejó del absolutismo monárquico pero nos reveló la necesidad de fundar una sociedad civil.
 
En 2020 algo está pasando: un virus nos mantiene encerrados y viendo las economías mundiales parecer. No anhelo revoluciones políticas, no las creo necesarias. Sí anhelo una fuerte evolución civil que ponga feliz a Alberdi desde donde nos esté mirando. La cuestión de la grieta no es más que una construcción política útil para aquellos antagonismos que la crearon. En el medio, la sociedad civil que no necesita política sino espacios para desarrollar sus emprendimientos y proyectos personales. En esa arena apolítica este 25 de mayo de 2020 tan especial puede obligarnos a pensar que las diferencias políticas no son civiles y por ende, en éstas últimas debemos encontrarnos todos para salir de esta crisis más juntos que el 19 de marzo. Ojalá así sea y dentro de 210 años recordemos el 25 de mayo de 2020 como un hito importante de nuestra historia. Un hito que enorgullezca a los Hombres de Mayo de 1810.

 
 

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