Argentina, el peor sujeto de crédito en el mundo
Steve Hanke
Senior Fellow en Cato Institute, Washington DC.



El 22 de mayo, Argentina no logró cumplir con el pago de intereses de su deuda soberana. Con eso, el país cayó en default (incumplimiento) de su montaña de $65 mil millones de deuda externa. Si eso no es suficiente, las provincias argentinas son adictas a la deuda y están enterradas en deudas también. La provincia de Buenos Aires ya está en default, y Córdoba, La Rioja, Salta, Río Negro, y Chubut también han indicado que esperan reestructurar su deuda también. 
Esta no es la primera vez que Argentina ha quedado mal con sus acreedores. No, esta es la novena vez. Tampoco es este el default más cuantioso de Argentina. De hecho, Argentina fijó el récord mundial cuando incumplió con $95 mil millones de deuda externa en 2001. El resultado es claro: Argentina es de largo el peor sujeto de crédito del mundo.
No siempre ha sido así. Argentina, con una masa territorial que es cinco veces aquella de Francia, fue alguna vez relativamente rica. Cuando el Banco Central de la República Argentina (BCRA) fue establecido en 1935, el ingreso per capita de la nación era aproximadamente el mismo que aquel de EE.UU. Para 1946, cuando Juan Perón llegó a ser presidente de la república por primera vez, la brecha de ingreso por persona entre EE.UU. y Argentina se había ampliado, quedándose la segunda rezagada. 
Con Perón llegó el Peronismo (de muchas formas una variante del fascismo), la búsqueda de la autarquía económica, y un estado de bienestar clientelar, una combinación de que incluso un país rico no podría asumir, y que, incluso luego de que Perón fue sacado del poder, dejó un legado de populismo económico del que Argentina hasta ahora no ha podido escapar. El resultado fue que el país se desplomó en los índices económicos. Hoy, el ingreso per cápita de EE.UU. es más de tres veces el argentino. 
Cuando nos referimos al peor sujeto de crédito del mundo, no hablamos o escribimos acerca del desarrollo económico. En cambio, nos referimos a su involución económica. Argentina es uno de esos países raros que alguna vez fueron ricos pero se han vuelto pobres. En el corazón de la desastrosa economía argentina está su banco central y la moneda que este produce. De hecho, el peso es venenoso. Las evidencias del veneno contribuido por el peso son casi demasiado numerosas como para ser contadas. Para enumerar tan solo unos cuantos de los colapsos importantes del peso argentino: 1952, 1958, 1967, 1975, 1985, 1989, 2001, y 2018/19. Las grandes devaluaciones del peso han, por supuesto, estado asociadas con cada crisis. Con esas devaluaciones, el peso de la deuda argentina explota, y le siguen los defaults. Para apagar los incendios asociados con estos incumplimientos, Buenos Aires regularmente ha sonado la alarma en el cuerpo de bomberos que es el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero esto no ha funcionado. Este muchas veces ha empeorado las cosas, porque el FMI siempre falla en comprender que el BCRA y el peso son lo que enciende e instiga el fuego en Argentina. Como Robert Barro de Harvard dijo, el FMI le recuerdo a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, “en el que la misión del departamento de incendios es iniciar los fuegos”. El fundamento de Barro para llegar a esa conclusión son sus propias investigaciones extensas. Su evidencia condenatoria encuentra que:
  • Una mayor tasa de participación de préstamos del FMI reduce el crecimiento económico.
  • Los préstamos del FMI reducen la inversión
  • Una mayor participación en los programas del FMI reduce el nivel del Estado de Derecho y de la democracia.
Si eso no es suficientemente malo, los países que participan en los programas del FMI suelen ser reincidentes. Los programas del FMI no proveen curas sino que crean adictos. Solo considere a Argentina. Desde unirse al FMI en 1956, ha llamado a los bomberos del FMI 22 veces.
¿Cuándo y cómo terminará el más reciente fiasco de la deuda argentina? A principios de este mes, Argentina y sus acreedores acordaron extender las negociaciones por otros 10 días, y más extensiones podrían estar en las cartas. Respecto de cómo podrían terminar esas negociaciones, el valor neto presente de recuperación que está siendo ofrecido a los acreedores por parte del gobierno en Buenos Aires es de 46 centavos sobre el dólar. El dinero inteligente piensa que esa cifra podría terminar estando más cercana a los 50 centavos. Eso es lo que los sujetos de créditos irresponsables hacen; le imponen quitas a sus acreedores.
Para acabar con la pesadilla monetaria sin fin de Argentina, el BCRA, junto con el peso, deberían ser clausurados y guardados en un museo. El peso debería ser reemplazado por el dólar de EE.UU. El gobierno argentino debería hacer oficialmente lo que todos los argentinos hacen en tiempos de problemas: dolarizar.

Este artículo fue publicado originalmente en National Review (EE.UU.) el 5 de junio de 2020 y en Cato Institute.

 

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