¿Una crisis peor que la de 2001/2?
Daniel Naszewski


Nunca es triste la verdad, 
lo que no tiene es remedio.
Joan Manuel Serrat

Hola amigos y no tan amigos. La economía global sigue mejorando, pese a las innegables dificultades. Pero el mundo "no se nos cayó encima", pese a los intentos de los funcionarios de justificar la crisis argentina con excusas externas. Será por eso que siguen dando vueltas las famosas frases de varios ex ministros de Economía: "me quiero ir"... O "el que apuesta al dólar pierde"... O "les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo"... Etcétera. 

- Flaquito -me decía vía Skype hace un rato Patricia Paltrow desde La Calle de la Pared, Wall Street, Niúiork-, necesito que vengas y me abraces urgente, aquí hace mucho frío, y en Chicago ni te cuento, está para quedarse dentro de casa, o de la cama, jugando al Scrabel o al amor, a qué hora venís?
Eran las 16 horas, así que me la imaginé en su buró de la Calle de la Pared, con su IPhone en una mano y unos pequeños inalámbricos en sus orejitas, escondidos detrás de su pelo despeinado científicamente, que en estos meses es castaño claro (ya saben que el misterio más grande sobre una mujer es el verdadero color de sus cabellos). 
- Hay un vuelo de American que sale de Buenos Aires a las 22 horas, more o less... -siguió ella, como si nada, mujer global siglo XXI, activa, de tomar decisiones por su cuenta-. ¿Ya te dieron la visa nueva? Dale, gordito, tenemos que vernos con la piel, sin la computadora en el medio, ayer estuve en Victoria Secret, pese al frío, y tengo varios regalos para mi que te gustarán a vos. El plan B es encontrarnos en el Caribe en dos días, total los mercados están lateralizados porque el Don Jones, el EsanPI y el QQQ subieron demasiado el año pasado, y los muchachos están jugando a la toma de ganancias... Aunque entre los 35 grados de Buenos Aires y los - 15 de Niúiork, lo mejor sería encontrarnos en otro planeta sin tanto cambio climático, o a lo sumo en tu amada Ilhabela, ¿no te parece Bebé? Yo estoy dispuesta a irme hasta allí, ya sé que salir de la Argentina se ha convertido en una operación compleja, estilo siglo XIX o XX, pero podemos encontrarnos en San Pablo, alquilarnos un auto y escaparnos hasta que el futuro nos alcance en alguna pousada de la isla. Necesitamos descansar ya, mirá si se acaba el mundo, o si aparece un cisne negro, ya que estamos en el siglo de la incertidumbre y el estrés, como diría tu gran amigo Prigogine, el del premio Nobel. Por eso a veces hay que dejarse llevar y volverse un poco loco, ¿no te parece gordito? Dale, juro hacerte eso que te gusta tanto...    
Yo la escuchaba y me preguntaba si sí o si no. Recordé mi frase perdilecta de estas semanas: "no corras, que sólo llegarás más rápido al cementerio"... Pensé que no me gusta que las mujeres tomen decisiones por mi, salvo que decidan lo que yo quiero, así que decidí que sí, lógico, si ella siempre me puede porque me gusta que me pueda, aunque en estos tiempos de hombres desdibujados y mujeres libres o muertas, jamás esclavas, es un trabajo arduo no convertirse en un Shorthorn (esos toros de cuernos cortos que llevan y traen atados de una cuerdita tomada de la nariz)...
Por lo demás, estar en Baires hablando del tomate de CFK se ha hecho tan insalubre que este tema podría contagiarnos a todos y dejarnos estúpidos. Por lo demás, pensé que me merezco vacaciones a lo Paltrow, con Paltrow, luego de un 2013 de terror. 
Pero antes necesitaba terminar mi nueva carta desde el ciberespacio, claro. Así que decidí hacer esto y luego planear lo de mi amada Ilhabela. Me pregunté si habría una ola de calor como aquí y si habría energía, y me respondí que sí. De hecho, en Uruguay en estas semanas sufrieron la misma ola de calor, pero allí no hubo apagones. ¿Allí no habrán conspiraciones de los grupos económicos? 



Stephanie Ruhle y Tricia Regan, analistas 
financieras de Bloomberg TV, quienes todos 
los días confirman con sus datos 
que el mundo no se nos cayó encima.
(para quienes dicen que Bloomberg es aburrido..)




La pregunta tan temida

Amigos. La pregunta ya no es si estamos en crisis, lo que es obvio, sino si esta crisis económica, social y política ya iniciada en el año 2013 puede ser peor que la tan temida crisis de 2001-2002, aquella que nos dejó tan mal a los argentinos que hasta cruzaríamos el desierto, aceptaríamos cualquier cosa que ocurra o ignoraríamos cualquier realidad, con tal de evitar que aquella dolorosa historia vuelva a repetirse. 
El problema es que, justamente, por callarnos y querer evitar otra situación traumática como aquella, terminamos "no haciendo olas", aceptando cualquier cosa, mirando para otro lado, haciéndonos los bolú, como lo enseña el manual del pragmático-frívolo cuya frase predilecta es "yo no los voté".... El problema es que por querer evitar volver al pasado, por mirar para otro lado, corremos el riesgo de construir entre todos una remake que incluso podría ser peor, y más dolorosa, que la versión original, sí, la del 2001/2. 
Veamos unos hechos innegables sobre lo que estamos viviendo, que ni siquiera necesitan del Indec para esconderlos debajo de la alfombra... 
En un contexto de Inflación creciente imposible de esconder (25-28% anual, en ascenso) y de precios relativos totalmente distorsionados (tarifas, dólar, salarios), la Argentina enfrenta hoy la ausencia de una política anti inflacionaria seria que ataque las causas del problema, y no sus consecuencias. Sobra demanda, falta oferta y no hay inversión productiva suficiente. 
Durante la crisis del 2001/2 la inflación posterior a la feroz devaluación del peso generó un rebrote inflacionario bastante menor a todo lo que nuestra economía ha acumulado desde el retorno de la inflación real, no la del Indec, allá por 2006. 
Pese a esto, la economía se desacelera progresivamente y se acerca a la estanflación, como consecuencia del exceso de demanda promovido por la caricatura de un keynesianismo exagerado y ante la falta de insumos críticos (un "logro" del cepo cambiario y su insuficiencia de importaciones), con cuellos de botella aquí y allá. 
La maravilla del "vivir con lo nuestro" ha llegado a la Argentina y demuestra, sencillamente, que en el siglo XXI encerrarse y querer producirlo todo aquí, cueste lo que cueste, fue una forma estúpida de pegarse un tiro en el pie. 
Vivimos en un ambiente de inseguridad e incertidumbre de todo tipo, con convulsión social, afuera o adentro de la casa, lo que nos lleva a un enloquecimiento colectivo ante señales de todo tipo, contradictorias, esquizofrénicas y cambiantes.  
Sufrimos cortes de luz provocados por 10 años de desinversión, con el agravante que convivimos con una típica "interna" en que los involucrados se entretienen, de manera infantil, echándose la culpa unos a otros por una crisis energética que ya era previsible hacia 2006 o 2007. De hecho, la misma fue anticipada por los expertos hace años y nadie los escuchó. 
Sufrimos "accidentes" de trenes y otros medios de transporte en medio de vías y rutas obsoletas e insuficientes, con autos nuevos en calles y ciudades viejas, servicios desvencijados que no funcionan, equipos obsoletos para los que no se consiguen repuestos debido al cambio tecnológico a la velocidad de la ley de Moore. Todo eso más inundaciones, incendios y otros accidentes inesperados aquí y allá, para los que no hay una infraestructura estatal preparada para enfrentarlos (¿funciona Defensa Civil?, ¿existe?). Y no hablo sólo del sector público, sino del sector privado, ya que la inversión productiva ha sido sustituida en la Argentina de estos años de "década ganada" por simples reparaciones de mantenimiento para expandir la oferta, aunque a costos crecientes, en una típica exageración argentina del viejo sistema de "lo atamo con alambre" que no funciona en las naciones con tecnologías modernas.
Se observa una cierta acefalía, o vacío de poder, lo que lleva a preguntarse "¿y dónde está el piloto?".
Subsisten los piquetes nuestros de cada día, y si lo perjudican a Macri, mejor.
La pérdida dramática de la calidad educativa, la deserción escolar, más de un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan, indicadores sociales (desempleo, pobreza e indigencia) que se complican pese a los desmentidos oficiales, son, así, el escenario que alimenta un auge del narcotráfico, la inseguridad y la incertidumbre en que viven los argentinos.  
¿Y dónde está el piloto?...

¿Todo esto fue peor en 2001/2, o lo está siendo ahora?...
Amigos, aunque los números macro económicos de los años 2001/2 fueron dramáticos, inolvidables, esta situación amenaza complicarse día a día, y de continuar esta tendencia podría ser peor y más grave que la de 12 años atrás. 
Ante todo porque la Argentina es hoy un país dividido, cortado en dos, anestesiado, anómico, enojado, resentido. Los argentinos estamos empezando a estar cargados de odio con quienes no piensan como nosotros, quienes piensan distinto, quienes se callan, quienes no se callan, con un resentimiento y una violencia crecientes de pobres contra pobres, pobres contra ricos, ricos contra pobres, trabajadores esforzados versus beneficiarios de planes sociales, oficialistas versus opositores. 
Basta ver Twitter para darse cuenta que estamos divididos y cada uno se cree mejor que el otro y que es el único dueño de la verdad. Para peor, muchos argentinos creen que la culpa siempre es de los demás, estén fuera o dentro del país. Esto es peligroso: 70 o 75% contra 25 o 30% del electorado, opositores y oficialistas, todos contra todos, políticos contra ciudadanos. 
Nos estamos convirtiendo en el país del "sálvese quien pueda", el país del resentimiento. " ¿No hay caníbales en esta tribu? -preguntó, atemorizado el rehén recién capturado por los indios. Y el jefe de la Tribu respondió, muy serio, que "no, ya nos los comimos a todos...", suele bromear Paltrow con ese humor inglés que la caracteriza...   


 ¿Los argentinos prefieren hacer el amor o hacer el odio?

Con respecto a la economía de 2001/2, en aquella ocasión la salida de la convertibilidad sin duda fue dramática, ya que generó un feroz aumento del desempleo, la pobreza y la indigencia, una convulsión social muy peligrosa y una caída acumulada del PIB cercana al 15%,  (que se recuperó a partir del rebote del año siguiente). Se trató de una recesión muy profunda, sin duda, con un rebote tan pujante como la caída anterior y con un bajo impacto inflacionario pese a la devaluación. Ayudaron a todo esto la combinación de una política keynesiana eficaz y mesurada, junto al hecho de que ya estaban mejorando los precios de los commodities agropecuarios y se iniciaba el famoso "viento de cola" dado por la marcha positiva de la economía internacional y la inclusión progresiva de los grandes países emergentes. 
Pero la situación actual parece bastante diferente... 
Respecto a la economía, la llamada "década ganada" se caracterizó por niveles de desinversión que agotaron progresivamente la posibilidad de nuevas expansiones de la producción, de la oferta de bienes y servicios, púbicos y privados, sin que se verifique antes un auge de inversiones de equipos y tecnologías nuevas, la mayoría de las cuales no produce el país. El nivel de desgaste y deterioro de la actual infraestructura, pública y en algunos casos también privada, es elevado. Nos hemos convertido, poco a poco, en un país con importantes grados de obsolescencia, un país que no funciona, mientras el mundo siguió avanzando pese a la crisis de 2008-2009, modernizándose, creando nuevas tecnologías y nuevos productos que los argentinos conocemos por televisión, por nuestros viajes o porque fueron importados cuando no existían las actuales limitaciones al ingreso de bienes y servicios. 
Con estos datos, y a diferencia de lo ocurrido durante la crisis de 2001/2002, tenemos por delante una crisis no tan profunda como  la anterior, pero posiblemente mucho más larga y frustrante, con un crecimiento lento y una posible estanflación, a menos que los argentinos, y su clase política, generen un cambio de actitudes, valores y comportamientos como los que hemos arrastrado en las últimas décadas, pero que se fueron profundizando en los años pasados y empeoraron en esta década frívola, sin ejemplos, con el telón de fondo de que hoy no se premian el esfuerzo, la competencia, el estudio y el trabajo, sino lo valores relacionados con la elección del camino fácil para lograr lo máximo posible con el mínimo esfuerzo.  
Dicho crudamente, cambiamos y crecemos como personas y como sociedad y dejamos de echarnos la culpa unos a otros, o ingresaremos en una larga letanía que, de hecho, ya está en marcha y que, a diferencia de la recesión profunda, dolorosa pero de salida rápida de 2001/2, podría convertirse en una caída suave, pero más larga y por ello más destructiva.   
En 2001/2 el país tenía una infraestructura nueva, moderna, competitiva a nivel internacional, lo que le permitió una rápida superación de la crisis económica y social. 

Y sobre esto, el clima institucional. 



Una justicia manipulada que no funciona, que siempre llega tarde y mal, como si viviéramos dentro de "El secreto de sus ojos", la película de Juan José Campanella que es una inusual y triste metáfora de nuestro pasado, de nuestro presente y quizá de nuestro futuro.  
Funcionarios incomprensibles, aplaudidores seriales y cínicos, que no dudan en pensar con dos días de diferencia de una manera, o decir todo lo contrario, con actitudes impunes y soberbias, como si creyeran que se quedarán eternamente, sin saber que cuanto más corren más rápido llegarán al cementerio. ¿Fue peor en 2001 o lo está siendo ahora? 
Un Estado con una presión fiscal récord, que aún así no alcanza para brindar los servicios básicos que la gente necesita para ofrecer seguridad, salud, justicia y educación a quienes pagan sus impuestos, mientras se dedica a redistribuir estos recursos al más puro estilo populista entre los más humildes, los menos capacitados, los que quedaron excluidos. No está mal pensar en ellos, claro, pero en todo caso una ayuda realmente progresista de los menos favorecidos tendría que aplicar aquella enseñanza de Mao Tse Tung: "no sólo les des pescado, también enséñales a pescar"... ¿Fue peor en 2001/2 o lo está siendo ahora?
Los argentinos hoy pagamos impuestos como en Suecia, pero recibimos servicios como en Uganda, con perdón de Uganda. Con el agravante que los recursos fiscales que recauda la Nación no son repartidos de manera federal, ya que la distribución secundaria (Nación-Provincias) es desigual y se otorga "graciosamente", bajo presión, a cambio de votos y favores políticos. ¿Fue peor en 2001 o lo está siendo ahora?
En el año 2001 éramos todos argentinos que sufríamos una crisis económica, esta vez esos mismos argentinos estamos divididos en dos bandos, con una peligrosa carga de odio entre hermanos en donde ambas partes creen ser los dueños de la verdad. Eso lleva a una sociedad intolerante que genera comportamientos peligrosos que ya hemos conocido en el pasado. 
Nomeimportismo y grouchomarxismo, dos formas de vida que pueden resumirse en la vieja frase "sálvese quien pueda", que se ha demostrado inútil una y otra vez porque no se salva nadie. Ya no tenemos principios, sólo fines y objetivos. 

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 Groucho, con su smartphopne
http://www.youtube.com/watch?v=M9NhvMSWsNI


Conclusión: como en aquella película de los hermanos Marx, "Mas madera", la actual crisis se nutre de nosotros mismos, que nos consumimos unos a otros para alimentar la locomotora de un tren enloquecido que no puede frenar. Los argentinos compraron miles de splits en cuotas para el verano, pero no hay luz para hacerlos funcionar. Los argentinos cambiaron sus autos, pero en las estaciones de servicio hay largas colas, faltas de combustible y precios en alza. Y no tienen adonde estacionar, además del tránsito de ciudades y rutas que no dan abasto para tantos vehículos. Los argentinos que quieren viajar al exterior no lo logran, ya que no les venden dólares dentro de la ley (salvo algunos "desconocidos de siempre", que corren con el caballo del comisario). Los trenes y otros transportes públicos (salvo excepciones) están destruidos, con accidentes y muertos a los que la justicia no defiende. Nos hemos convertido en una calesita que funciona dando vueltas y más vueltas, hasta que también choque en alguna esquina sin semáforos. Los servicios públicos funcionan mal, y con tarifas crecientes. Más la inflación, claro, que es devastadora y genera un nivel de incertidumbre respecto al futuro. 
Con este diagnóstico adicional, ¿estamos peor, igual o mejor que en 2001/2? La respuesta la tiene cada uno de ustedes. Voten, si quieren, de paso practican... 
Les sugiero, para terminar con esta demasiada larga lista de hechos inquietantes, una excelente nota publicada en La Nación de estos días por mi amigo Luis Rappoport, que a su vez replicó el sitio de Marcelo Longobardi...
  

El economista Luis Rappoport
La nota de Luis: http://www.lanacion.com.ar/1652075-solo-queda-convivir-con-la-explosion
El impacto: http://marcelolongobardi.com/webtv/la-economia-argentina-en-un-mal-momento/

 
¿Ilhabela o el Caribe?

Un abrazo, saludos de Patricia Paltrow. Y hasta la Victoria Secret.
 

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