Enfrentar la crisis post-pandemia sin hiper ni inflación galopante
Antonio Margariti
Asesor Económico de la Bolsa de Comercio de Rosario y autor
del libro “Impuestos y pobreza. Un cambio copernicano en el sistema impositivo
para que todos podamos vivir dignamente”, editado por la Fundación Libertad de
Rosario.
SUPERAR
LA AMENAZA DE LA POST-PANDEMIA
Hace
pocos días, el ex ministro Domingo F. Cavallo analizó la crisis económica
que atraviesa el país en medio de la pandemia y planteó la necesidad de ir
hacía "un sistema bimonetario donde la moneda pueda ser el dólar o el
euro".
El
economista, autor del único Plan que consiguió liquidar la inflación
secular por 10 años, advirtió sobre las dificultades que genera la inflación en una economía devastada como la Argentina,
destacando que no se puede superar el
colapso que nos espera si no se tiene “moneda sana y crédito público”.
Dijo
Cavallo: "son ingredientes imprescindibles para salir de la estanflación;
la idea central de la solución que propongo es crear un sistema monetario que
asegure a los argentinos una moneda sana. Por supuesto eso sólo se logra si al
mismo tiempo se es capaz de inspirar confianza para recrear el crédito en esa
moneda".
Según Cavallo, después de la
pandemia nos esperan agazapados terribles problemas económicos: 1° una emisión
desestabilizante, 2° un default caótico. 3° una galopante hiperinflación y 4°
la pobreza generalizada con desocupación y sin empresas.
Por eso, señaló que la
única forma de tener moneda sana y
reconstruir el crédito para el sector público y privado, es permitir que se
utilice el dólar o cualquier otra moneda extranjera como moneda de curso legal
y además se permita el uso de la moneda
nacional "haciendo que el peso sea
totalmente convertible", con mercados de cambios libres.
Para diferenciarse del sistema que
rigió por 10 años -entre 1991 y 2001- Cavallo siguió diciendo "No pienso que deba
haber una paridad fija con el dólar, como en nuestra convertibilidad, sino
que no haya restricciones para que la gente pueda pasarse sin
restricciones, del Peso ($) al Dólar
(u$s), al Euro (€) o cualquier moneda".
Para Cavallo, "ésa es la forma esencial
que se requiere para que la gente se
convenza de que el gobierno está empeñado en crear una moneda sana permitiendo utilizar cualquier moneda alternativa, con libre elección. Esto implica que el
gobierno se impone así mismo una disciplina, abandonando los ensayos
improvisados y la sanata para generar confianza
Al mismo tiempo, advirtió que la idea "puede fracasar de
entrada porque un cambio semejante tiene que ser parte de un programa de REFORMAS
ESTRUCTURALES INTEGRALES en las reglas
de juego de la economía. Como ser la Reforma del Estado, el Gasto Público, la Eenseñanza,
el Régimen Laboral, el Sistema Impositivo, el Sistema Jubilatorio y las Manías
Regulatorias o Protocolares, como ahora se las denomina.
CAOS
SOCIAL POR DESTRUCCCIÓN DE LA MONEDA.
Argentina es uno de los países con peor desempeño monetario del mundo. Desde el año
1970, nuestros gobiernos han destruido y reinventado 7 monedas distintas: Peso moneda nacional (1899/69), Peso Ley
18.188 (1970/82), Peso Argentino (1983/85), ₳ustral y ₳ resellado (1985/91), ₳ustral convertible (1991/92), Peso convertible
(1992/02) y Peso inconvertible (2002/20).
En 1899, la
ley 3871 de Carlos Pellegrini estableció el “m$n”, la primera moneda seria de Argentina que se mantuvo estable hasta
1946, cuando se modificó la Carta orgánica del Banco Central. A partir de allí se instaló la inflación
estructural. Luego, se eliminaron 13 ceros para tapar la descomunal estafa que
significó que 10 billones de pesos de la moneda
histórica, hayan llegado a ser
hoy tan sólo la moneda de 1 peso.
Nuestra
decadencia económica -desde 1946 a la fecha- está íntimamente relacionada con
la inexistencia de una moneda estable y confiable, excepto en el período de los 10 años de la
convertibilidad.
«Sin moneda sana es imposible el cálculo
económico. Sin moneda sana los balances de empresas son ficticios. Sin moneda sana la inflación es
incontenible. Sin moneda sana los
humildes se empobrecen. Sin moneda sana es irrealizable el ascenso
social. Sin moneda sana no existe equidad en los intercambios. Sin moneda sana
el Estado arrebata recursos como en
salidera bancaria. Sin moneda sana el
ahorro para la vejez es una utopía. Sin moneda sana es imposible la justicia
conmutativa. Sin moneda sana el país se convierte en un vasto latrocinio».
Pero este insólito y contumaz atropello, no sólo
se ha producido mediante dantescos
cambios de moneda, sino que ha sido acompañado por una serie de
tropelías contra los la propiedad
privada y los ahoros de las personas en
favor de un Estado ultrajante y expoliador. La lista de estos
desaguisados financieros parece sacada
del libro de Borges: «Historia universal
de la infamia», dado que no existe un solo país civilizado donde haya
sucedido algo similar.
Por ello, cualquier
persona normal, en su sano juicio, no
dudaría un solo instante en rechazar el uso de la moneda argentina para
cualquier operación importante como ser: contratos a largo plazo, compromisos
con el exterior, operaciones inmobiliarias, fondos de renta para la vejez,
inversiones industriales o ahorros para legar a los hijos.
DOLARIZACIÓN
OFF-SHORE DE JORGE AVILA.
Jorge Ávila, distinguido profesor
universitario en la UCEMA ha sido un pionero
en el análisis de la dolarización para remediar el tremendo problema que hemos
descripto. En las X Jornadas de Economía Monetaria, La Plata (mayo de
2005) presentó un excelente Paper sobre la propuesta que denominó Dolarización
con banca off-shore.
Comenzó citando a Juan B. Alberdi quien hizo una defensa de la originalidad
para solucionar los problemas institucionales argentinos. En una relectura del texto según expresiones
actuales, decía Alberdi en 1852: “El
Congreso hace mal en no aspirar a la originalidad. La originalidad tiene que ofrecer algo distinto para corregir la
mala situación de un país que quiera salir del atolladero, pero requiere idoneidad en los gobernantes. (Bases, pág.
25, ed. 1999). Luego, advirtiendo la
fatal inclinación de los legisladores a aislarse del mundo y obrar
insensatamente, seguía diciendo Alberdi: “Firmad tratados con el extranjero para
garantizar a los argentinos que los
derechos naturales de propiedad, de libertad civil, de seguridad, de
adquisición y de tránsito, les serán respetados. [...] y para que esos acuerdos
sean inviolables y duraderos, deben
firmarse Tratados de amistad y
libre comercio por términos indefinidos o prolongadísimos. [...] como el medio
más honorable para progresar igual que otros
países civilizados»
Después
de este introito histórico, Jorge Ávila decía que «La dolarización es una
reforma monetaria irrevocable, pero para que no estalle como una olla a presión, es menester cambiar
también la organización bancaria de raíz, poner a los bancos bajo jurisdicción
extranjera y luego abrir la economía. Su propuesta está basada en la
habilitación de residencia de bancos extranjeros con calificación AAA para
recibir -en el país- depósitos offshore (bajo jurisdicción extranjera) permitiendo
que los bancos nacionales se asocien con esos bancos extranjeros. De esta
manera se lograría una completa
internacionalización de los depósitos y préstamos a fin de estabilizar los
activos bancarios que resulten de la inversión de pasivos financieros que se
contraigan con residentes argentinos.
Porque
si no se abre la economía monetaria y de golpe hay una fuga de capitales se provocará un enorme
estrés, una gran fuerza bajista sobre el salario real que traerá consigo mayor
pobreza y recesión. «Sólo dolarizar, señala el prof. Ávila, es un ticket al fracaso».
Entonces recomienda: “Dar curso legal al libre uso de una moneda de reserva (u$s, €) en toda
clase de transacciones (comerciales, financieras, salariales y pagos de imuestos). Su idea es erradicar
la posibilidad de que el Estado argentino se financie inflacionariamente con
encajes bancarios, determinando una completa internacionalización de los
préstamos, a fin de estabilizar el valor de los activos bancarios que resulten
de la inversión de pasivos financieros contraídos
con residentes argentinos”. No sería necesario ya, preservar el valor de los
ahorros e inversiones, comprando dólares
oficiales o en negro. Además, al internacionalizar las operaciones bancarias
sería virtualmente imposible un quiebre en la cadena de pagos originado por una
eventual crisis local.
SISTEMA
BIMONETARIO DE DOMINGO CAVALLO
Así
como Jorge Ávila precisó las condiciones para una dolarización extrema, Domingo
F. Cavallo hizo lo mismo con el sistema bimonetario apoyado en el dólar,
mediante dos imperdibles libros: “Camino
a la estabilidad”, (ed. Sudamericana,
2014) e “Historia económica de la
Argentina”, (ed. Ateneo, 2018); este último en colaboración con su hija Sonia
Cavallo Runde. Sostiene Domingo Cavallo
que es muy importante tener en cuenta las experiencias estabilizadoras cambiaria
e intermediación financiera de Chile, Colombia, México y sobre todo Perú.
En
este último país, como en el nuestro, la gente estaba desesperada por proteger
sus ahorros en una moneda estable y adoptaron el dólar. Si las leyes se lo prohíben, llega a la lógica conclusión
de que el gobierno está tramando quedarse con sus ahorros mediante la
inflación, como lo ha hecho en innumerables ocasiones. De allí que el gobierno
después de la pandemia debiera introducir forzosamente en el plan de
estabilización un ingrediente que no estuvo presenten en otras épocas: la
reforma monetaria que permite la libre elección dela moneda preferida por los
ciudadanos.
Después
de las traumáticas experiencias anteriores y la desilusión que provocó el
gobierno de Cambiemos, será esencial
proceder a una reforma monetaria seria y a fondo, para que la gente pueda
volver a creer que la economía comenzará a funcionar con un sistema bimonetario
diferente de la basura fraudulenta que estuvo vigente en las últimas décadas.
Pero
eso es imposible si el gobierno actual quisiera luchar contra la inflación mirando a la
economía argentina a través de las anteojeras del modelo keynesiano donde el
Estado es prioritario y la Sociedad un campo mostrenco para ser asolado cuando necesiten dinero. En este caso, la
población-contribuyente tiene un destino de esclavos, porque es considerada
como un mero animal de carga obligado a financiar las
aventuras de la clase política.
Sigue
diciendo Cavallo que, si un gobierno incapaz de inspirar confianza, se decide a
anunciar políticas correctas en la lucha
contra la inflación, la predicción más segura es que no tendrá fortaleza
política para sostenerlas el tiempo
necesario para dar resultados aceptables para la población. En tales
circunstancias, el intento de luchar contra la hiperinflación se transformará
en un nuevo y feroz “Rodrigazo”.
Según
el ex ministro de Economía, la libertad para que trabajadores y empresarios,
ahorristas e inversores, puedan comprar y vender dólares en un mercado único y
libre de cambios y la legalización para utilizar el dólar en las transacciones
y contratos de todo tipo en competencia con el peso, significará que
definitivamente los argentinos volverán a tener una moneda convertible.
Para
estabilizar el degradado peso argentino será necesario que el Gobierno reduzca
el gasto público, rebaje los impuestos, tenga prohibido emitir dinero para
cubrir el déficit y limite las
posibilidades de endeudarse irresponsablemente.
Seguidamente Domingo Cavallo recomienda que, para hacer
claramente perceptible a los incrédulos ojos de los argentinos que esto es una
verdadera reforma monetaria, debiera usarse el artificio de quitarle un cero al
actual peso no-convertible y cambiar su denominación. Pero esto es una mera
cuestión de comunicación social, indicativa
de la decisión política de hacer las cosas en serio.
Tal
reforma monetaria tendría que ser acompañada por la Reforma del Estado, la
Reforma Educativa, la Reforma del Gasto Público, la Reforma Jubilatoria, la
Reforma Impositiva y la Reforma laboral y la Reforma de la justicia del trabajo.
Pero
aún con convicción y credibilidad, el éxito de la lucha contra la inflación no
estará asegurado si las circunstancias internacionales y la falta de crédito
interno y externo, hacen que la estabilidad se torne inalcanzable en un
horizonte de tiempo aceptable.
De
allí que hagan falta condiciones
personales de liderazgo efectivo: buen
conocimiento de la economía, sensibilidad para interpretar las
exigencias de la población, unidad de mando para conducir el programa,
coordinación perfecta con todo el equipo de gobierno, aptitud para explicar con
sencillez y claridad las razones y los efectos esperados de las medidas y,
sobre todo, decisión y coraje personal
para enfrentar las situaciones críticas sin esconderse ni tratar de echar las
culpas propias a los demás.
Como
advertía Jacques Rueff a Charles De Gaulle, en la tarea de introducir reformas estructurales
para el renacimiento de Francia, no sirven los “hombres prácticos carentes de
teoría” porque son “personajes de circunstancia” que van a la zaga de los problemas y tratan
de resolverlos caso por caso, sin coherencia ni consistencia. Es menester, decía, anticipar los acontecimientos
antes que se produzcan, para lo cual se necesitará del inexcusable apoyo de una buena teoría económica y aplicar las
reglas de la mejor gobernanza, probadas
por la experiencia en otros países de la
región y del mundo.
PROPUESTA PARA UNA MONEDA DE
LIBRE USO.
Después de la pandemia de
coronavirus, el gobierno de Alberto
Fernández tendrá pocos meses para tomar el toro por las astas,
facilitar el uso de una moneda estable, recuperar la confianza, restaurar los
intercambios, garantizar la equidad,
liquidar la mala moneda despreciada por
la población y ganar tiempo para preparar con
sabiduría, rapidez, prudencia y
vigor las profundas reformas estructurales que nos rescaten de la decadencia imperante
desde hace 74 años.
Como aporte
para que la dolarización voluntaria mediante el sistema bimonetario, se produzca
satisfactoriamente y sin sobresaltos fatales, proponemos una serie de medidas que no implican la
dolarización absoluta, ni la dolarización anárquica, ni una nueva convertibilidad con tipo de cambio
fijo como la que fracasó lamentablemente.
El presidente
Fernández, tendrá la oportunidad
histórica de presentar un original proyecto de Reformas estructurales,
execrando para siempre el absolutismo monetario que usan los políticos en el poder.
Esa atribución despótica es la que les
permite vivir a costa de los contribuyentes, gastar por encima de las
posibilidades y endeudarse por cuenta
de los ciudadanos para que el costo financiero lo paguen los contribuyentes que nunca pueden oponerse a
tales decisiones.
1° Sancionar una reforma bancaria que proteja
la
integridad de los depósitos en $ y U$S; asegure la cadena de
pagos; acotando incertidumbres y riesgos
sin provocar corridas.
2° Desdoblar la responsabilidad patrimonial
de los Bancos en tres sectores autónomos,
con adecuados encajes, autonomía y
respaldo: Banca de pagos (como
Pagofácil, Rapipago, Cobro express.), Banca de depósitos (para cuentas
corrientes y cajas de ahorro); Banca de inversión (para plazos fijos, fondos
inversiones y operaciones bursátiles) .
3°
Prohibir a todo Banco o autoridad
pública disponer débitos automáticos en la Cuenta
corriente o Caja de ahorro sin mediar autorización expresa del titular de las cuentas. Se trata de infundir confianza en el sistema, respetando
la cuenta bancaria como propiedad privada inviolable y sólo accesible con
permiso previo de su dueño.
4° Autorizar la instalación de sucursales
de Bancos extranjeros, sujetos a la legislación de origen, para
brindar mayores opciones y asegurar la protección de los patrimonios
5°
Permitir operaciones de home-banking en moneda extranjera
idénticas a las habilitadas en moneda nacional, incluyendo transferencias
bimonetarias dentro del país o al exterior.
Así se facilita el arbitraje y se estabilizan las oscilaciones en el
tipo de cambio cotidiano.
6° Disponer que las divisas
provenientes del exterior sean propiedad del beneficiario. Ello se hace para evitar que el Estado
se apodere de las divisas o imponga la
conversión forzosa de fondos privados.
7° Derogar toda norma que obligue a
los particulares a liquidar divisas al
Banco Central ya sea por operaciones de
comercio exterior, ingreso de capitales o rentas desde cuentas bancarias
extranjeras. Se desea proteger la libre elección de moneda de libre uso, impidiendo
el cepo cambiario o el cambio forzoso.
8° Ordenar que toda persona mayor de edad, residente e
inscripta como contribuyente, pueda habilitar una cuenta bancaria en divisas
e ingresar billetes en efectivo o por
transferencia bancaria, hasta u$s 500.000 por persona, sin cargo ni
comisiones, ni intereses resarcitorios, ni multas, ni impuesto alguno y sin necesidad de
justificar el origen del dinero. Se trata de que los ciudadanos honestos que
compraron divisas para protegerse de la rapiña cambiaria de sucesivos
gobiernos, puedan transparentar su derecho a la defensa del patrimonio
repatriando las divisas e
impidiendo que el Estado se las manotee. .
9° Establecer la libertad de contratación en moneda
extranjera para toda clase de
contratos incluyendo: compra-venta de bienes muebles e inmuebles,
hipotecas, prendas, seguros, fideicomisos, condominios y contratos laborales convenidos libremente
por empresa.
10° Prescribir que el mercado de
cambios sea libre y abierto a todas las categorías de personas sin más
requisitos que la identificación y solvencia personal. Funcionarán en horarios
uniformes en las Bolsas de Comercio autorizadas. Se trata de
impedir que al desaparecer el monopolio estatal, este mercado pueda ser
dominado por grupos concentrados de bancos, agentes bursátiles o fondos
especulativos.
11° Permitir el uso legal de moneda
extranjera en cualquier actividad lícita: económica, social,
profesional, comercial, agrícola, minera, industrial y laboral, pudiéndose
contratar con terceros residentes o no-residentes, emitiéndose toda clase de papeles de
comercio, facturas, pagarés, cheques,
letras de cambio, notas de débito y crédito o recibos de pago en la misma
moneda.
12° Imputar íntegramente y a cuenta de ganancias,
el actual impuesto a los débitos y créditos bancarios hasta
que se produzca una genuina reforma tributaria que reduzca los 163 impuestos
vigentes a unos pocos, simples y claros impuestos con alícuotas razonables. El impuesto
a la renta financiera debiera
ser inmediatamente reducido a una tasa de 0% y luego derogado.
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