Debe acabar el poder de YouTube, de las BigTech
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.





             Alphabet (Google), Amazon, Apple y Facebook -que juntas valen más de US$ 5 billones- tienen hoy un exagerado poder propaganda, y han sacado de sus redes noticias que consideran “inapropiadas”. Se ha formado un cartel que debe desarmarse porque es inaceptable que el mundo dependa -y entre en pánico- según la propaganda que difunda, que tiene todo el derecho a difundir a su gusto, pero no a ser forzosamente los únicos.
              Según LifeSite “Google/Youtube, Facebook, Twitter, Apple y sus amigos de Big Tech quieren controlar lo que ves, lees, piensas… gastan millones en cabildear (lobby)…”. Una encuesta de Pew encontró que el 72% de los estadounidenses cree que las compañías Big Tech tienen demasiada influencia. Mientras Trump pidió, vía Twitter, al Congreso regular a las tecnológicas o -dijo- lo hará él a través de “órdenes ejecutivas”.
               Ahora, lo que muchos no entienden, y a los políticos no les conviene entender, es que los problemas de la libertad se solucionan con más libertad, y se empeoran con menos.
               Resulta que los monopolios -y los carteles- nunca son naturales. No existe sector empresario, en ningún lugar geográfico, que no tenga competencia directa, indirecta o sustituta según se den los casos en tanto el Estado no lo impida coactivamente. Aunque resulte difícil imaginar, no existe razón técnica para que no existan dos superautopistas paralelas, ni dos redes de gas, si hasta existen empresas que han propuesto la construcción de redes ferroviarias subterráneas paralelas.
               La injusticia surge cuando el Estado impone una “exclusividad” para determinada empresa, impidiendo el desarrollo natural, espontáneo del mercado. Y eso son las leyes sobre patentes. Como si las ideas tuvieran dueño, el primero que acuda a la oficina burocrática, se queda con el monopolio de esa idea.  
               Años atrás el portavoz de Facebook dijo: “se trata de una práctica común registrar patentes para proteger las agresiones de otras compañías… es meramente especulativa”. Claramente, con su enorme capacidad de cabildeo patentan todo lo que pueden y así bloquean que otras empresas más pequeñas puedan desarrollarse con estas ideas.
               Los defensores de las patentes dan vuelta a la realidad y utilizan el falaz argumento de que nadie invertiría en tecnología si sus ideas no estuvieran “protegidas”. Y el mismo sistema Android, que es un sistema operativo móvil desarrollado por Google basado en el Kernel de Linux y otros softwares de código abierto, no exige pago por su uso y, precisamente, gracias a que es libre se ha desarrollado superando a la competencia.
             Los “emperadores” de Alphabet (Google), Amazon, Apple y Facebook comparecieron ante el Congreso, de manera virtual, y aunque fueron “duramente” cuestionados, lo único que les preocupa a los políticos es que les quiten su poder, de hecho, los acusaron de que “Su capacidad para dictar términos, tomar decisiones… e inspirar miedo representan los poderes de un gobierno privado”. Aunque tienen razón en que su enorme poder, ahoga a las pequeñas empresas competidoras. Y nadie cree que sean reguladas, sino que el Congreso solo las cita para intentar domarlas.
             Y tampoco tienen razón quienes piensan como LifeSite de que las Big Tech tienen que ser coactivamente divididas por el Gobierno, porque mientras exista la ley de patentes, dividirlas será solo teoría porque ya encontrarán el modo de estar juntas y parecer separadas.



 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]