Las reglas son las reglas, en el tenis y en la República
Rogelio López Guillemain

Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes, Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes (reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra historia" por radio sucesos, Córdoba.



“La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie”
                                    Montesquieu
 
Nova Djokovic fue descalificado del Us Open 2020, luego de haber golpeado con una pelota a una juez de línea.  El hecho fue claramente involuntario, pero como coincidieron varios tenistas del circuito, las reglas son las reglas.
El serbio intentó torcer la decisión del umpire, “me puedes sancionar con un juego o un set, tienes varias opciones.  Ella está bien, no tiene que ir al hospital ni nada por el estilo.  ¿Me vas a descalificar por algo que me sucedió por primera vez en mi carrera con un juez de línea, en un Grand Slam, en la cancha central?”.  Pero el juez de silla se mantuvo firme y conforme a las reglas que sancionan la “acción de golpear intencionalmente una pelota de manera peligrosa o imprudente dentro de la cancha, o de golpear una pelota sin tener en cuenta las consecuencias”.
Para quienes imaginan conspiraciones, les recuerdo John McEnroe en el Abierto de Australia en 1990; el austríaco Stefan Koubek, en Roland Garros 2000 y David Nalbandian en la final de Queens en 2012, fueron descalificados por comportamientos inadecuados.
Nole tiene un temperamento extrovertido y quizás difícil de lograr el auto control.  Ya en Australia 2020 se dirigió al juez de silla mientras palmeaba su calzado: “Te estás luciendo en este partido, estás haciendo un gran trabajo, especialmente con la última (falta que le cobró). Te hiciste famoso, bien hecho”.  Después del incidente del Us Open se retiró sin concurrir a la conferencia de prensa, hecho que confirma la falta de control sobre su genio y que le costará una multa que se suma a los 250.000 dólares por el incidente del pelotazo y la pérdida de los 180 puntos que había sumado en el torneo.
Cabe aclarar que el numero 1 del mundo no es una “mala persona”, en absoluto.  Incluso luego de recapacitar emitió un comunicado en el que expresa que está "triste y vacío”, mostrando su preocupación por la juez de línea así como su arrepentimiento y pedido público de disculpas a todo el mundo, un caballero.
Incluso la mujer golpeada fue amenazada en las redes por algunos fanáticos (irracionales como todo fanático) ante lo que Nole posteó: "por favor recuerden que la jueza de línea golpeada necesita también el apoyo de nuestra comunidad. Ella no ha hecho nada malo. Les pido que le den su apoyo y le brinden cuidado en este momento".
¿Qué enseñanza nos deja este episodio?  ¿Es trasladable a la esfera de “Res-pública” o cosa pública?
Alberdi escribió en sus Bases: “no: en vez de dar el despotismo a un hombre, es mejor darlo a la ley. Ya es una mejora el que la severidad sea ejercida por la Constitución y no por la voluntad de un hombre. Lo peor del despotismo no es su dureza, sino su inconsecuencia, y sólo la Constitución es inmutable”.
Los argentinos, con tal de incumplir las reglas, somos campeones en inventar excusas, justificaciones, excepciones, atajos y tantos otros eufemismos que disfrazan nuestra falta de orden e incapacidad de acatar las normas.  Esto no es nuevo, ya desde la época de la Colonia se decía: “se acata, pero no se cumple”, al recibir las disposiciones del Rey de España, las que, en honor a la verdad, casi siempre llegaban fuera de tiempo y eran ajenas al contexto americano.
Los argentinos (perdón la generalización) tendemos a no cumplir las normas.  Ya en 1940, Isidoro Cañones supo desplazar a Paturuzu del “ideario popular”, lo cual es un hecho no menor desde los simbólico, ya que, en este metafórico y engañosamente inocente acto, la “viveza criolla” parece triunfar sobre lo “ético”.
Por otra parte, debo reconocer que los políticos hacen todo lo posible para que cada vez sea más difícil (e injusto) cumplir con la legislación vigente.  Las interminables y muchas veces contradictorias regulaciones se han convertido en un laberinto sin solución, las que ponen en igualdad de obligatoriedad, normas justas y racionales, con otras esclavizantes para unos y de privilegio para otros.
Los políticos son los primeros infractores de la ley, lo son de nuestra ley fundamental, son transgresores de nuestra Constitución Nacional, tanto en su letra como en su espíritu.
Estos parásitos públicos han abusado y malinterpretado exprofeso las prerrogativas que como funcionarios la ley les concede.  Se han transformado en la nueva aristocracia, se han transformado en la realeza y en la corte de las nuevas versiones de Luis XVI, viviendo en una burbuja tipo Versalles, a espaldas de quienes trabajan y producen.  Deberían aprender de la historia y saber que la gente se cansa y cuando “explota”, aparece la guillotina.
Como ciudadanos, debemos ser conscientes de lo poco que le importamos a los políticos; como individuos de lo poco que les importa ser éticos y morales; y como argentinos debemos ser conscientes que estos polititruchos oportunistas están mucho más cerca de ser traidores a la patria que verdaderos patriotas.

 

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