Para salir de la trampa cambiaria hay que atacar las causas y eliminar los controles
Enrique Blasco Garma
Economista.




Las autoridades dictaminaron correctamente. Una devaluación complicaría aún más la crisis que afecta a la economía, porque elevaría más los precios internos y agudizaría los conflictos. La coyuntura aparece muy complicada. El proveedor de dólares oficiales es el BCRA, cuyas reservas internacionales están flaqueando. Simultáneamente, una brecha cambiaria muy amplia del orden de 100%, entre el dólar oficial y las cotizaciones disponibles, atrae a más compradores de dólares oficiales. Una situación conflictiva, que distorsiona muchos indicadores. Justo cuando la recuperación económica demandaría mayores divisas para importaciones.
En condiciones tan apremiantes, es natural encerrarse intentando defenderse. Frente a ese escenario cabe proponer un cambio de enfoque. Atacar las causas del enfrentamiento. Como consiguió Ludwig Erhard, el ministro que, tras el desastre de una Alemania destruida, tras la Segunda Guerra Mundial, prevaleció sobre el dictado de los ejércitos de EEUU y Reino Unido, que ocupaban y gobernaban su país y pretendían mayores controles. Ante ese panorama tétrico, Erhard reformó la moneda, dando confianza para superar al trueque con la agilidad de las transacciones monetarias. Completó el programa eliminando todos los controles que trababan los negocios; y dio impulso a la locomotora económica y electoral alemana. Atendiendo las verdaderas necesidades individuales de la gente beneficia al conjunto social.
El paso inicial es reconocer que el conjunto de los 45 millones de argentinos tiene las capacidades individuales de resolver sus dificultades si les quitan las trabas. “Si les devuelven las piernas” diría Maradona, si les devuelven los medios, los recursos para acordar, contratar. Esto es confianza en reglas previsibles, justas, iguales para todos, sostenidas en el tiempo.
Aceptar que los 45 millones de argentinos reúnen más inteligencia y habilidades para atender sus propias necesidades, creando valor, que cualquier grupo de funcionarios, por más capaces que sean. La competencia libre de vallados artificiales, en las transacciones individuales, es el acuerdo más satisfactorio de necesidades particulares de las personas. El más creativo de valor.

El paso siguiente para salir de la trampa cambiaria es remover trabas redundantes a las actividades. Algunas relacionadas con prohibiciones para transitar por todo el territorio de la Nación, entre provincias y localidades. Restricciones a las actividades que podrían levantarse gracias a lo aprendido durante las cuarentenas de las diferentes jurisdicciones nacionales y de todo el mundo.
La red de transacciones dinámicas se apoya en el nexo común de la propiedad de los ingresos obtenidos para decidir su mejor disposición, inversión, a lo largo del tiempo. Las usurpaciones, expropiaciones, sorpresas normativas, confunden y despilfarran recursos productivos.

Del mismo modo, los gastos excesivos imponen cargas que contraen trabajos y producciones. Tanto sean gastos excesivos estatales, financiados con impuestos, o con privilegios, cuando son privados.

Comenzar a liberar los contratos laborales, para que los empleadores puedan optimizar sus dotaciones de personal y los empleados encuentren oportunidades laborales más atractivas. Que no surgirán con las prohibiciones e indemnizaciones vigentes.
Para alentar las exportaciones más competitivas, esto es las más gravadas con retenciones, cabe ir reduciendo los costos de los insumos y las trabas al comercio internacional. Abaratar, destrabando importaciones, para expandir exportaciones.

Los contratos deben ser los pactados entre las partes, sin imposiciones, prórrogas, regulatorias.

Eliminar privilegios que abruman a todos
El Acuerdo Nacional más necesario y oportuno es reducir, eliminar, los privilegios, tratos especiales, obtenidos por distintos sectores, entes, a través de los tiempos. Privilegios que contraen los ingresos conjuntos, empobrecen a los argentinos. Salir del país aristocrático de los fueros especiales, prohibidos por la Constitución, para encaminar al país de los acuerdos entre iguales, soñado por quienes acudieron a la convocatoria constituyente.
La promesa de la Revolución Francesa: ¡los mismos e iguales derechos y medidas para todas las personas y tiempos! No se quedaron en palabras, los convencionales franceses. Aseguraron las mismas medidas para todos los tiempos y personas sancionando el Sistema Métrico Decimal, el gran impulsor del comercio, las transacciones individuales, eliminando la prevalencia de los patrones jerárquicos, que hacían inciertas todas las contrataciones.
Los argentinos aprendimos que el equilibrio cambiario/monetario está condicionado por la confianza en las autoridades y el entramado institucional. Por eso, se acumularon más activos financieros en dólares que en pesos, porque se espera obtener mayores satisfacciones con ellos. Se compran más dólares cuanto mayor es la desconfianza, disconformidad, con los actos gubernamentales.

Cada compra de dólares al BCRA resta capacidad de gastar en bienes locales, contrayendo el mercado local. Al mismo tiempo, cuánto más capitales quieren irse mayor la apetencia por divisas. Los pesos no son demandados en el exterior.

Los 8 determinantes de la demanda de dólares
Los agentes económicos reconocen los siguientes impulsores a la compra de dólares:
1. La emisión de pesos excediendo a la demanda. En cambio, la colocación de bonos del Estado para absorber liquidez resta fondos para adquirir divisas y otros bienes, encareciendo las tasas de interés y deprimiendo el valor de esos títulos públicos;
2. Los planes, presupuestos, de gobierno poco transparentes, agrandan la incertidumbre percibida;
3. Las trabas a las actividades, trabajos, al derecho de propiedad, desalientan emprender negocios y aumenta el desánimo;
4. Al privilegiar, favorecer, a sectores particulares, se redistribuyen ingresos. Lo opuesto a una transacción: desvaloriza los ingresos. Los perjudicados contraen sus actividades y compran divisas;
5. Contratos inciertos. Por ejemplo, prohibir despidos de personal, duplicar exigencias de indemnizaciones, prorrogar la duración de contratos de alquiler, etc.;
6. Expectativas de devaluación y de más inflación;
7. Expropiación de empresas, ocupación de terrenos, imponer cambios de las normativas, alienta el pasaje de la emigración de capitales; y
8. Vuelcos sorpresivos de opinión pública, elecciones de autoridades menos confiables.
Las autoridades debieran reconocer estas causales y evitarlas. Se puede salir de las dificultades actuales, acordando las respuestas eficaces reclamadas.

Publicado en INFOBAE.



 

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