Todo era previsible
Claudio Chiaruttini
Politólogo y destacado periodista.


Todo era previsible, salvo para el Equipo Económico. Es cierto que los tiempos se aceleraron, pero eso fue fruto del peor regreso posible de Cristina Fernández a los actos públicos. Sin anuncios económicos, sin agenda para solucionar los problemas y demostrando un desinterés notable por los problemas que más preocupan a la opinión pública. 

Así, a 22 meses de terminar su mandato, la Presidente de la Nación ya no puede ocultar el famoso “Síndrome de Pato Rengo” que aqueja a las administraciones políticas que no tienen posibilidad de mantenerse en el poder. La credibilidad y la confianza de los operadores económicos y financieros han desaparecidos y todos esperan que la crisis se profundice, aunque el kirchnerismo siga soñando en un milagro.

Cristina Fernández, luego de 41 días de ausencia voluntaria, mostró cuál es su prioridad para 2014: la política, sobre todo, volver a darle bríos a una militancia alicaída y “cubrir los baches” en aquellos segmentos de votantes donde se esperaban más apoyos en Octubre pasado. Ante eso, el mercado le respondió colocando el blue a $13.

Tal como todo general luego de una derrota, Cristina Fernández destina todos sus esfuerzos en analizar cuáles fueron los motivos del fracaso en octubre de 2013, y en recuperar los votos perdidos. Justamente, el Plan Progresar, tiene 2 ejes centrales de trabajo: 

> avanzar sobre el votante Ni-Ni, que pese a los planes sociales que supuestamente cobra, no apoyó en la última elección a los candidatos kirchneristas; y 

> darle fondos a La Cámpora para que pueda fortalecer su presencia en las Universidad Públicas, dado que en la rueda electoral del 2013 en los claustros universitarios, fue aplastada. 

Además, desde que fue aprobada la Ley Antiterrorista, pasando por el pago a Repsol, el intento de acuerdo con el Club de París y los “fondos buitres”, el ascenso de César Milani, los casos de corrupción y las internas dentro de Unidos y Organizados; las fuerzas kirchneristas habían perdido militancia, mística y penetración territorial.

No es casual que Cristina Fernández no haya hablado de los cortes de luz, de la ola de calor, de la fuga de divisas, de la escapada del blue, de la incapacidad de Jorge Milton Capitanich y Axel Kicillof para revertir la crisis o de la inflación. Como es histórico en el matrimonio Kirchner, negar la realidad está en su ADN, hasta que esa realidad le estalla en la cara y tienen que improvisar medidas, como ocurrió el viernes.

Por primera vez en casi 11 años en el poder, el kirchnerismo retrocede en un conjunto de medidas que, como todo aviso oficial desde 2003, fue construido como fundante para una nueva etapa de la historia argentina. Puro relato, alejado un Universo de la realidad.

El mercado atropelló al Ministro Axel Kicillof y todo su equipo de supuestas mentes brillantes que lo siguen fielmente desde las aulas de la Universidad de Buenos Aires. La falta de oficio y la carencia de experiencia quedó demostrada ante la impotencia para frenar la escalada del blue (la paralización del mercado cambiario del viernes no es un éxito para el Gabinete Económico, es el reflejo de la inmensa incertidumbre que hay hoy entre los hombres de finanzas y los de negocios en la Argentina).

Sin embargo, no hay que ser tan negativo. Axel Kicillof tuvo varios logros al aplicar su neomarxismo rebautizado como “neokeynesianismo”: Consiguió que la producción se paralizara, que no haya precio para la mayoría de las materias primas e insumos, que se suspendieran las ventas de electrónicos, que los precios fueran remarcados 30% en menos de 12 horas, que se congelaran todas las órdenes de compra-venta y se frenaran las inversiones previstas. Lo que no logró Roberto Lavagna, ni Felisa Michelli, ni Amado Boudou, ni Carlos Fernández, ni Martín Lousteau, ni Hernán Lorenzino, ni Miguel Peirano, lo obtuvo el joven “Medalla de Oro” de la UBA en 2 semanas como “SuperMinistro” de Cristina Fernández.

Los operadores, los empresarios, los gremialistas y la gente esperan leer las resoluciones de la AFIP y del Banco Central para conocer las verdaderas dimensiones del regreso al cepo original. Sin embargo, hay consenso entre los economistas ortodoxos que se trata de un anuncio con más contenido de marketing político que de cambio ideológico en el Gabinete Económico. Traduzco: “Lo del viernes, fue jueguito para la tribuna”.

Si volvemos al modelo de cepo de Julio de 2012 se habrán perdido 19 meses y más de US$15.000 millones de las reservas del Banco Central. ¿Para qué? Sólo para demostrar poder, un poder que no sirvió para solucionar los problemas, sino para hacerlos más grandes. Hoy, en el “libreto” de Axel Kicillof y su equipo, sólo el uso del “Poder de Policía del Estado” aparece como solución para el pataleo de los mercados. Veamos esta ratio policial aplicada y sus resultados.

El jueves 23/01 fueron los allanamiento que realizó la AFIP y la Superintendencia de Bancos y Casas de Cambio del Banco Central en el edificio de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires mientras buscaban “cuevas”. No sirvió para nada, el dólar tocó los $13 pesos.

Otra muestra de la forma de pensar del Equipo Económico: Frenan las compras por internet y la persona que compra 4 pantalones al año en China debe anotarse como “importador". Pero, al mismo tiempo, permiten que un posible narcotraficante puede “blanquear” US$500 millones sin que nadie le pregunte nada. Burocracia contra mercado es la regla.

Otro ejemplo: La Aduana no deja pasar un solo electrónico por los aeropuertos internacionales y el premio Grammy que ganó Illya Kuryakin y los Valderramas fue secuestrado por las autoridades aduaneros. ¿Qué tipo de importación “ilegal” es un premio? No hay respuesta oficial.

Un ejemplo más de la forma de pensar de Axel Kicillof y su equipo: La AFIP solicitó a los bancos información sobre las colocaciones en cuentas en dólares que realizaron clientes privados (una forma de elusión del pago de Impuesto a las Ganancias). Había reclamado todos los datos desde 2007, pero luego de una dura negociación, los bancos sólo entregarán los correspondientes a 2013. El objetivo, obvio: obligar a empresas e individuos a pagar más impuestos por usa un escape que permite la propia ley.

Por fin, la medida más intervencionista que se ha decidió en décadas en la Argentina es la orden a los híper y supermercados para que informen ventas, precio y cantidad, de cada unos de los 50.000 productos que administran, en forma diaria. La metas es usar esa inmensa masa de información para vigilar que no haya “acaparamiento” y que no suban los precios de los productos (control de la inflación; le dicen).

Otras medidas más: Durante casi 2 semanas, la Anses vendió bonos en dólares para calmar el precio del blue. No sirvió. Se anunció el inicio de conversaciones con el Club de París para recrear la confianza. No alcanzó. Los “precios cuidados” han sido superados por la realidad. Las dos últimas licitaciones de las Lebac, donde el BCRA convalidó un aumento de tasa de 400 puntos básicos, tampoco lograron cambiar la tendencia del mercado cambiario o la voluntad de dolarización de las carteras.

Tal como se nota, la ratio común de todas estas medidas pasa por presuponer que un privado es un “delincuente” potencial que trata de dañar al Estado y a la sociedad y que los funcionarios, desde un escritorio, pueden controlar las variables macro y micro económicas. Marxista tradicional.

La raíz de la actual crisis de confianza y credibilidad de los mercados es política. El kirchnerismo es una maquina de gastar dineros públicos que hace muy poco para alentar a los sectores productivos a invertir, mejorar la competitividad y exportar los excedentes. Mientras dicen “Más y mejor Estado”, convierte al sector público en un ente parasitario del sector privado y, mientras no aceptan reglas o pautas para gobernar, ponen límites y se tornan en jueces de aquellos que producen la riqueza del país.

La raíz de la actual crisis de confianza y credibilidad de los operadores económicos es ideológica. Cristina Fernández, que no sabe de economía, está dominada por lemas y preconceptos. Los mitos de su origen setentista la marco a fuego. Y pese a que tiene la ratio rentística para sus bienes personales de una rancia burguesa, no sabe crear fidelidades si no es aceitando las estructuras clientelares con gasto publico.

También su joven ministro de Economía peca de ideologismo y preconceptos. En sus conferencias de prensa, en sus presentaciones públicas, parece que estuviera dando una clase en la universidad, pero los tiempos han cambiado, los que escuchan no son alumnos, son consumidores, productores, empresarios, financistas, banqueros y comerciantes, todos ciudadanos, que tienen necesidades, expectativas, buscan satisfacer sus dudas y requieren de un funcionario soluciones, no lecciones de Economía o lecturas de la Historia Económica Argentina.

Cristina Fernández volvió, pero de la peor forma posible: Sin afrontar los problemas reales y pensando como si hubiese ganado las elecciones por el 54% de los votos en Octubre pasado, cuando en realidad, perdió. Los anuncios realizados el viernes se improvisaron durante toda la mañana y fueron cambiando con las horas. Justo las señales contrarias que necesitan los operadores económicos. 

Así, el desconcierto no es una causalidad, es un efecto directo de la larga sucesión de errores cometidos por la Presidente de la Nación desde hace más de 3 años. La solución requiere de tomar medidas, pero nadie espera que se tomen a 14.000 kilómetros de distancia.

El Gobierno promete dar a conocer las nuevas medidas económicas, explicitadas, el mismo lunes 27/01 por la mañana. No quieren que los operadores estén preparados, los quieren tomar por sorpresas. Si no se cumplen las expectativas que hay entre operadores banqueros y financieros, lo que se vivió el jueves pasado se puede volver a repetir. Y mucho peor aún.
 

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