2024: California nos da una idea de lo que se avecina en los EE.UU. bajo los demócratas
Mary Theroux
Vicepresidente de The Independent Institute.



Los estadounidenses que tengan curiosidad por saber lo que les traerá aparejada la vida bajo el control del partido Demócrata no precisan de una bola de cristal. Habiendo vivido durante años bajo el gobierno progresista de un solo partido, California puede ofrecerles una imagen completa, pero lo que vean puede no agradarles:
El fin de la clase media
California es mayormente el hogar de los más ricos y los más pobres. La principal causa de su alta desigualdad es el costo de la vivienda, según The Economist: El problema de la desigualdad de California no es "el estancamiento de los bajos ingresos per se". Es el estancamiento con relación a los costos, en particular, el costo de la vivienda". Según la California Legislative Analyst’s Office (Oficina del Analista Legislativo de California o LAO según su sigla en inglés), la brecha entre los precios de las viviendas de California y las del resto del país comenzó a ampliarse en la década de 1970, pasando de un 30 por ciento por encima de los niveles del resto de los Estados Unidos a más del 80 por ciento en 1980. La LAO culpa a las políticas públicas que suprimieron la construcción cuando el resto del país experimentaba un auge de la vivienda. Hoy en día, resulta virtualmente imposible realizar nuevas construcciones en California, ya que, gracias a reglamentaciones como la Ley de Calidad Ambiental de California (CEQA es su sigla en inglés), literalmente cualquier persona puede oponerse a un emprendimiento inmobiliario, de manera anónima y sin causa legítima alguna. Como si las viviendas no fueran lo suficientemente caras, el mandato solar de la legislatura aprobado el año pasado añade más o menos otros 20.000 dólares al costo de cada unidad habitacional.
Pero no es sólo la vivienda la que alimenta la desigualdad. California se vanagloria de tener algunos de los impuestos más altos y regresivos del país. Padecemos un impuesto estatal sobre los ingresos del 12,3%, pero son los impuestos del día a día, como los altos tributos sobre las ventas, los que realmente afectan a los ingresos más bajos. Además, tenemos la gasolina más cara del país, gracias a los mandatos sobre su composición que exigen refinerías especializadas y los gravámenes a los combustibles que añaden 50 centavos de dólar por galón, elevando el costo de la gasolina en un 50% por encima del promedio nacional, lo que perjudica de forma desproporcionada a los trabajadores más pobres que viven más lejos de sus empleos.
Los “impuestos al pecado” sobre las gaseosas, el alcohol, el tabaco, los cigarrillos electrónicos y más, son los más regresivos, ya que dichos impuestos privan a los pobres del dinero que podrían haber gastado en mejorar sus vidas: atención sanitaria, mejor alimentación, y los pequeños placeres de la vida que alivian las penurias cotidianas.
La lista es interminable: las leyes de salarios mínimos altos cercenan las oportunidades de ingreso al mercado laboral, mientras que los requisitos para la obtención de licencias y sus costos bloquean otros caminos hacia una vida mejor.
Ciudades invivibles
Las ciudades de California, desde San Francisco, Oakland y Sacramento, hasta Los Ángeles e incluso el otrora elegante condado de Orange, están repletas de miles de personas viviendo en sus calles. Muchos de ellos drogadictos y/o enfermos mentales, estos individuos representan un peligro para ellos mismos y para los que los rodean. Sin embargo, en lugar de proporcionar servicios de recuperación o alternativas para ayudarles a alcanzar todo su potencial, miles de millones de dólares (billones en inglés) de los contribuyentes se destinan a recabar estadísticas, la entrega de parafernalia para drogas y otra apoyatura que mantienen a estas personas en la calle y lejos de la ayuda real. El barrio de Tenderloin en San Francisco es un mercado al aire libre de fentanilo que se extiende a lo largo de varias cuadras, y las sobredosis de drogas han explotado, especialmente durante los confinamientos forzados debido al COVID.
Tras haber destruido las viviendas baratas mediante la renovación urbana y las reglamentaciones que eliminaron del mercado las opciones de bajo costo, el gobierno ahora exige "viviendas asequibles" que cuestan 500.000 dólares o más por unidad y que, no es de sorprender, se han producido a cuentagotas, lo que no proporciona ningún alivio a la crisis.
Habiendo también destruido los centros y sus periferias con políticas anti-empresariales, las ciudades ofrecen favores especiales a sus compinches favoritos del día: San Francisco, es famosa por ofrecer a Twitter exenciones de impuestos para que se radique en el área deprimida del barrio de Central Market. La ciudad de Oakland decidió que su salvación radicaba en convertirse en un centro de marihuana, proporcionando fondos para el emprendimiento de nuevos dispensarios bajo su "programa de equidad de cannabis". (Aunque soy una defensora de la legalización de las drogas, hago la salvedad de que sea compensada mediante los estándares comunitarios y la educación, no subvencionada como un estilo de vida celebrado). Huelga decir que ninguno de los dos enfoques ha dado lugar a una revitalización.
Los servicios básicos ya no se prestan
La visión tradicional/conservadora de los servicios legítimos proporcionados por el gobierno incluye aspectos básicos como las calles, las escuelas y la policía. California tiene el mal hábito de dirigir el financiamiento a proyectos favorecidos, por ejemplo los impuestos a los automóviles son destinados a los trenes de alta velocidad. Décadas de abandono de nuestras calles y carreteras las han convertido en un desastre: un estudio reciente muestra que California es el estado con las peores carreteras del país, a pesar de los altos impuestos a la gasolina.
Los votantes de Oakland por una mayoría del 87% aprobaron una medida que provee un bono para la mejora de las carreteras, con fondos que languidecían durante años mientras la ciudad consideraba cómo dirigirlos, se estableció finalmente una asignación de "equidad": identificando primero las peores calles cercanas a las escuelas y luego dividiendo la ciudad para sopesar (1) la proporción de calles locales en malas condiciones que contiene cada área, y (2) la proporción de comunidades históricamente desatendidas de Oakland que viven en cada área. No resulta sorprendente que esta metodología haya dejado a muchas, si no a la mayoría de las calles llenas de baches. Siguiendo la tradición de la "mano invisible", un par de "Vigilantes de Baches" (VB) acudieron al rescate, rellenando los pozos clandestinamente en medio de la noche. La respuesta de la alcaldesa de Oakland a esta amenaza a su monopolio del Departamento de Transporte: "Gracias, VB", tuiteó. "Este trabajo será para los profesionales de los sindicatos internos".
Del mismo modo, mucho antes de que "desfinanciar a la policía" se convirtiera en un movimiento nacional, los californianos tuvieron una experiencia de primera mano de una policía racionada. Después de que Oakland desfinanciara su fuerza en un 10% en 2010, su departamento de policía publicó una lista de 44 delitos a los que ya no respondería. No sorprende entonces que el crimen se disparara y que aquellos que pudieron solventarla respondieran haciendo de la seguridad privada una industria de alto crecimiento. USA Today ha clasificado a California como el estado con la tasa de asesinatos más alta del país, y eso es antes de los cierres por COVID. Desde entonces, los crímenes violentos han estallado, con niños de tan sólo 11 años entre sus perpetradores.
La educación en los niveles primario y secundario (K-12) se encuentra en la cima del presupuesto de California, con un costo promedio por estudiante de 12.000 dólares. Sin embargo, California clasifica entre los estados más bajos de la nación en cuanto al rendimiento de los estudiantes en lectura, matemáticas y ciencias, con sólo un 30% de los alumnos de 8º grado calificando como competentes en lectura, 29% en matemáticas y un abismal 24% en ciencias. Sin embargo, California se encuentra a la vanguardia en la enseñanza a los estudiantes sobre sexogénero y, si el Departamento de Educación del estado se sale con la suya, pronto en estudios étnicos "críticos" que enseñan que el capitalismo es racista; que los afroamericanos, latinos, asiático-americanos y los indios estadounidenses son víctimas; y que los judíos e irlandeses en los Estados Unidos han asegurado el "privilegio racial" de los blancos. Difícilmente sea una educación que prepare a una generación para tener éxito al enfrentar los desafíos del siglo XXI.
El fin de la contratación independiente; el poder a los sindicatos
En 2019, California aprobó la ley AB5, presumiblemente una ley contra los trabajadores "cuentapropistas" para "proteger" a los conductores de Uber y Lyft, pero que en la práctica puso fin al trabajo independiente por contrato para escritores, fotógrafos, periodistas, conductores de DoorDash, e incluso profesionales médicos como las enfermeras anestesistas certificadas. Afectó a unos estimados 2 millones de trabajadores en California, en un período en el que los confinamientos por COVID dejaron a millones sin empleo, e hicieron que las aplicaciones de envíos fueran el salvavidas para millones otros que se encerraron por razones sanitarias. Joe Biden ha prometido extender la ley a todo el país, donde se estima que perjudicará a 57 millones de estadounidenses, una concesión a sus partidarios sindicalistas que esperan un "Gran Despertar" bajo su presidencia.
Los verdaderos resultados de las políticas verdes: Un medio ambiente degradado, apagones, altos costos de los servicios públicos
Los mandatos de energía "verde" de California han dado lugar a su abandono de las tierras públicas. El gobierno federal es responsable del manejo de la tierra y de los incendios en más del 40 por ciento de las tierras de California, mientras que el estado es responsable de la prevención, supresión y seguridad de los incendios en poco más del 30 por ciento del territorio. Desplazando a la administración de la tierra de un mantenimiento responsable, que incluyen tácticas de administración de bosques de quemas controladas, la tala y poda de árboles y la limpieza de arbustos, los gobiernos federal y estatal ahora supervisan las tierras que son polvorines para nuestros crecientes incendios forestales fuera de control. El humo de los incendios tiene como resultado la peor calidad del aire de la nación, lo que compensa totalmente los beneficios obtenidos por las reducciones obligatorias de "gases de efecto invernadero" de las centrales eléctricas y otras reglamentaciones. Sin embargo, los políticos de California están protegidos de cargar con la responsabilidad de estas consecuencias no deseadas de sus políticas: "California hace un seguimiento de las emisiones de los incendios forestales de manera separada de las emisiones de combustibles fósiles, por lo que los incendios forestales no afectarán el progreso que en los papeles el estado hace respecto de sus objetivos climáticos".
Los apagones de California son el resultado de dos causas generadas por el gobierno del estado:
1) Los mandatos de California para la producción de energía "verde" han dado como resultado que las empresas de servicios públicos desvíen sus recursos a la construcción de paneles solares y turbinas eólicas a expensas del mantenimiento de sus equipos, líneas subterráneas y otras medidas de prevención de incendios. Como resultado, cuando se percibe una amenaza de incendios forestales, por ejemplo, está ventoso, se corta la electricidad a grandes franjas de personas como medida preventiva.
2) La energía solar no funciona de noche, ni tampoco la energía solar y eólica producen suficiente electricidad para satisfacer la alta demanda, por ejemplo, cuando hace calor. El resultado de ambas circunstancias son los apagones masivos, que dejan a miles de personas en riesgo de sufrir un golpe de calor sin aire acondicionado, la mala calidad del aire sin electricidad para hacer funcionar los purificadores de aire, la pérdida de dispositivos de salvamento, el fuego originado en la utilización de velas, y otros peligros de estar sin energía durante días enteros. Nadie ha explicado cómo esta red eléctrica, ya sobrecargada de impuestos, va a lidiar con el aumento de la demanda que generará la prohibición del gobernador Newsom de los vehículos a gasolina a partir de 2035.
Y para empeorar las cosas, los californianos soportan los servicios públicos más costosos del país: 40% por encima de la media nacional, y el doble que nuestros estados vecinos de Oregón y Washington.
Motivos de optimismo
Hay muchos californianos que entienden y aprecian los mercados libres, la libertad de expresión y los derechos personales y de propiedad, y no nos callamos a la hora de compartir información sobre sus beneficios con otros. Afortunadamente, muchos californianos están comenzando a percatarse de las causas detrás de la destrucción del que fuera alguna vez el Estado Dorado, y se avecina una reacción popular. Los republicanos recuperaron cuatro escaños en la Cámara de Representantes del Congreso en las elecciones de 2020, y los jóvenes que se consideran progresistas están empezando a tuitear sentimientos como que "la falta de vivienda en San Francisco es suficiente para convertirte en alguien de la derecha alternativa".
Y gracias a su ineptitud para lidiar con los incendios forestales, el fraude masivo de desempleo y la disfunción general del gobierno estatal, su draconiano cierre del estado durante los últimos 9 meses (que no ha evitado "oleadas" mucho peores que en otros lugares), y especialmente su propia y flagrante indiferencia hacia su propia orden de quedarse en casa, el gobernador Newsom se enfrenta ahora a una amenaza muy real de destitución. A pesar de que las noticias informan que "Un esfuerzo de destitución contra el gobernador de California es un intento de 'desestabilizar el sistema político', según los analistas", los organizadores de la destitución señalan: "No habríamos tenido tanto éxito como el que hemos logrado de no ser por Gavin Newsom."
Los estadounidenses que prefieran impedir la "Californicalización" del país bajo las plataformas Biden-Harris/Biden-Sanders harían bien en ponerse al día con información buena y alternativa para compartir con amigos, asociados y vecinos.
Ya se ha dicho antes, pero vale la pena repetirlo: la información es el enemigo del Leviatan. Alístate. En el Independent estamos aquí para ayudar.

Traducido por Gabriel Gasave

 

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