Disney y la dictadura de los ofendidos
Karina Mariani
Directora del CLUB DE LOS VIERNES Argentina.




En la alocadísima carrera por ver quien es el más sumisamente correcto de la galaxia, Disney ha dado un paso al vacío extirpando un puñado de clásicos del cine infantil de las garras de los niños, para ponerlos a salvo de sus influencias racistas y un montón de porquerías más. Es que con el lanzamiento de la plataforma Disney + la empresa debió ofrecer todo su patrimonio de películas para eclipsar a la competencia y, justamente, uno de sus comodines era el archivo de clásicos que la hicieron famosa mundialmente. Y acá se puso torcida la cosa, porque los clásicos fueron creados antes de que la dictadura de los colectivos ofendidos tomara el poderEntre las telarañas estaban estas creaciones que quedaron a disposición de los consumidores. Esas películas que ahora son consideradas el legado racista de la empresa más mágica de todos los tiempos.
El emporio del entretenimiento comenzó su deriva censora en octubre pasado insertando avisos de contenido al comienzo de las películas, donde se informaba que, al ser tan antiguas las producciones, podrían incluir algunas connotaciones racistas. Pero al ver que los usuarios pasaban esas advertencias como alambre caído y que las sugerencias rodaban por las cloacas de la sinrazón, decidieron que, si la libertad de los usuarios no se ejercía como ellos querían, al demonio con la libertad, que después de todo no es tan importante como ser casto de todo pensamiento, expresión o acción que vaya por fuera del dogma progresista.
Así que cuando parecía que nada más ridículo podía pasar, Disney + directamente sacó las películas de los perfiles de niños ya llorar al campito, pequeños demonios del futuro. La plataforma de streaming retiró del catálogo infantil las películas clásicas, como Dumbo o Peter Pan porque, según ellos, “incluyen representaciones negativas y / o maltrato de personas o culturas”. Estas peligrosísimas piezas, no obstante, seguirán disponibles en las cuentas de adultos, como si fueran porno, bah. Lo que seguramente pasará es que los niños simularán usar el perfil de un adulto, ingresando de pequeños en el tormentoso mundo del hackeo y la desobediencia digital, pero ese no es el punto.

Los expertos

Disney + tomó la decisión de prohibir las películas en las cuentas de los niños después de acatar las directivas de un grupo de expertos compuesto por "organizaciones líderes que abogan por las comunidades que representan y que están a la vanguardia de impulsar el cambio narrativo en los medios y el entretenimiento ". Una miríada de guardianes del pensamiento único que han logrado que el intercambio de información e ideas sea cada día más limitado y que los responsables de gobiernos y empresas sean presas del pánico, aplicando medidas desproporcionadas para controlar los riesgos. Ahora los clásicos como Dumbo (1941) Peter Pan (1953), La dama y el vagabundo (1955), El Libro de la Selva (1967) y Los aristogatos (1970) son considerados como aptos sólo para mayores por su contenido inapropiado. ¿Cuáles son esos contenidos tan terribles?
En la sección "Las historias importantes" de su sitio web Disney dice de:
Dumbo: “Los cuervos y el número musical rinden homenaje a los espectáculos racistas de juglares, donde artistas blancos con rostros ennegrecidos y ropa hecha jirones imitaban y ridiculizaban a los africanos esclavizados en las plantaciones del sur. El líder del grupo en Dumbo es Jim Crow, que comparte el nombre de las leyes que imponen la segregación racial en el sur de los Estados Unidos ".
Peter Pan: “La película retrata a los nativos de una manera estereotipada que no refleja ni la diversidad de los pueblos nativos ni sus tradiciones culturales auténticas. Se refiere repetidamente a ellos como pieles rojas, un término ofensivo. Peter y los Niños Perdidos bailan, usan tocados y otros tropos exagerados ".
* Los Aristogatos: “El gato (siamés) (Shun Gon) se representa como una caricatura racista de los pueblos del este de Asia con ojos rasgados y dientes de conejo. Canta en un inglés con poco acento expresado por un actor blanco y toca el piano con palillos ".
* El libro de la selva: "Se ven estereotipos tanto en el grupo de monos como en la aldea de humanos, considerando que representaban a los indios que vivían bajo el yugo de las colonias británicas"
Disney se justificó diciendo que esto forma parte de "su esfuerzo por promover la diversidad y la inclusión", mostrando sin pudor que para alcanzar la corrección política y sobreactuar la moralidad son capaces de hacer cualquier cosa. 
La tendencia no es nueva, la escritora JK Rowling autora de Harry Potter fue insultada y perseguida cuando se atrevió a asegurar que “los seres menstruantes” eran mujeres. La película Lo que el viento se llevó fue retirada del catálogo de HBO Max por exigencia del colectivo Black Lives MatterA pesar de que todos tengamos claro que es una ficción, HBO no dudó en retirarla por su contexto histórico y sus "prejuicios étnicos y raciales". La novela policial Diez negritos, de Agatha Christie, debió cambiar su nombre, para no herir susceptibilidades. La NASA anunció que dejaba de usar ciertos apodos para objetos astronómicos que se consideren racistas. Tal es el caso de la Nebulosa Esquimal, o la Galaxia de los Gemelos Siameses.

Odio al beso romántico

Si todo este ridículo es por sí ostentoso, el encono con los clásicos infantiles, no obstante, merece una especial atención. Se trata de historias que vienen entreteniendo a los niños desde hace décadas. Constituyen un ideario y una ética, y, para qué negarlo, una estética. La batalla del progresismo con la belleza, la armonía, la valentía, el esfuerzo o el amor romántico es cada vez más brutal. Los movimientos feministas han criticado duramente las historias cuyo desenlace depende de un beso de amor verdadero. Si por el progresismo fuera, la Bella Durmiente y Blancanieves habrían seguido durmiendo hasta la putrefacción, para evitar que el patriarcado las rescatara. 
Es más, dado que los besos salvadores se dan cuando la princesa está inconsciente, es raro que aún no se haya solicitado que antes de perecer bajo las garras de las brujas, las princesas no deban dejar firmado algún tipo de consentimiento que habilite el ósculo salvador. Esto sumado al hecho de que cuando son felices comen perdices...un acto de semejante vileza puede ofender a los colectivos veganos, a los que se oponen a la cacería de perdices y a conservacionistas de faunas varias. ¿La dictadura de la corrección proyecta un mundo con gente incapaz de reconocer la ficción de la realidad? En realidad no, el problema no es el espectro fantástico, sino el marco de valores con los que se está permitido fantasear. Con lo que no se debe fantasear es con los valores que, casualmente, hicieron de las historias de Disney, éxitos colosales. 
En el caso de Dumbo, lo potencialmente ofensivo es el tono de los doblajes de un grupo de cuervos y las reminiscencias musicales del sur de EEUU. ¿Pero acaso era eso lo importante en la película? No, ni remotamente. Dumbo es una película cuya temática principal es el amor inquebrantable de una madre y su hijo o la resiliencia del niño que es distinto del grupo y su capacidad de reinventarse y obtener un crecimiento en base a su mérito. 
Del mismo modo, historias como Peter Pan o Los Aristogatos, contienen enseñanzas respecto de enfrentar la adversidad, ser fiel y consecuente con los amigos y luchar contra la injusticia. Pero lo más evidente, lo que salta a los ojos de los niños, aun los menores de 7 años, es que se trata de dibujitos, de una fantasía, de un acuerdo comprensivo sobre que eso no es verdad. Este acuerdo, esta convención básica, exime a la caricatura de tener que responder por las proporciones, el color de piel, las capacidades fantásticas o cualquier otro elemento que constituya la narrativa. Los censores deliberadamente ignoran el valor intrínsecamente caricaturesco por considerar al espectador una mente inferior, incapaz de comprender una metáfora, o el humor o la exageración. Hablamos de ir hacia un mundo en donde no se permita el doble sentido, la hipérbole o cualquier otra herramienta de pensamiento abstracto. La planicie misma de la mente. 

Estamos fritos

Si el arte, si la narración ficcional y si la literatura va a tener, de ahora en más como objetivo principal el no ofender a nadie, estamos fritos. Adoctrinar en la represión por temor a la cancelación, es, ni más ni menos que una condena. No quedará nada de la cultura, nada que valga la pena. Suprimiremos de los relatos las guerras, las enfermedades y todo tipo de infortunio. Sacaremos la belleza de manera tal que a nadie frustre y que a nadie inspire. Ocultaremos la virtud para que nadie sufra por su falta. Anularemos el conflicto para evitar el estrés de los desenlaces. Callaremos los crímenes, cosa de no dar el ejemplo. 
¿Y qué hay de la diversidad? ¿Todo debe estar representado? ¿Cuántos tonos de piel, estaturas, masas corporales, credos, preferencias sexuales y gastronómicas debe contener una narración para ser aceptablemente inclusiva? La idea de modificar a los personajes o reversionarlos para que sean políticamente correctos es otra forma del sinsentido. Implica, además, un supremacismo condescendiente, que necesita tirar unas migajas a los colectivos para que no protesten. 
La corrección política es una ideología que clasifica a ciertos grupos como víctimas que necesitan protección, y establece dos ejes: el de las desigualdades que deben ser compensadas o, si esto no es posible, anuladas en sus consecuencias prácticas. De la defensa de los débiles surge la negación de la responsabilidad individual. Disney no protege a los niños del racismo, les impide procesar la diversidad, el conflicto y los priva de los procesos que constituyen aquello que el niño espera para comprender el mundo, una historia basada en un conflicto, en una intriga y un final sorprendente. Porque si todo es blando, perdonable, estupendo y correctísimo, los chicos se aburren como ostras (sin ánimo de ofender a las ostras)
Nunca hay que subestimar a un fanático, la corrección política se está convirtiendo en un límite a la creatividad artística, literaria o cinematográfica. También se ha convertido en el filtro que determina qué arte del pasado merece ser rescatado y cuál se debe borrar más allá de su calidad. Ojalá estas tiránicas medidas vayan a tener un efecto contrario. Después de que HBO Max retirara Lo que el viento se llevó calificándola de racista, los usuarios recobraron el interés por el clásico y se convirtió en la película más vendida en Amazon. Películas como Dumbo o Los Aristogatos tienen otra estética, biorritmo y humor que seguramente no resultaban muy atractivos para el consumo infantil actual. Ojalá la torpeza ignorante de Disney+ haya despertado la curiosidad y cobren la vigencia que se merecen. Sería un merecido homenaje a su creador, el genio cuyo nombre hoy pisotean los ceos de la plataforma.

Publicado en La Prensa.

 

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