La sociedad del conocimiento aumenta los ingresos con menos esfuerzos
Enrique Blasco Garma
Economista.



Tendemos a admirar logros particulares sin entender las causales profundas y factores verdaderamente relevantes. Nos encandila lo más visible. Enfocamos en lo que se ve mejor, aunque no sea determinante. Como el que busca bajo la luz del farol, el objeto perdido en otra parte. Indaga donde ve, no donde está. Nos aturden con fórmulas mágicas. Una causa del progreso sería la inversión. Los países serían pobres porque no invierten. Error. Lo aparente no es la causa, sino la consecuencia. Los países, las empresas y personas no son ricos porque invierten. La secuencia verdadera es la inversa: invierten porque obtienen beneficios con las certezas y en el plazo respectivo. En realidad, las naciones prosperan porque sus instituciones invitan a actuar productivamente. No los sorprenden gobernantes y dirigentes poderosos que los desapoderan hasta expropiarlos.

Las actividades se orientan según los incentivos probables. En tanto, la ignorancia -incertidumbre, sorpresa- desvía, desorienta. Atendemos mejor nuestras necesidades en la medida que disfrutamos de libertades y variedad en las interacciones personales. Y seguridad de disfrutar los derechos y propiedades individuales. El libro “Por un país más justo y floreciente”, de mí autoría, explica y desarrolla propuestas fundadas para enriquecer a los argentinos.

Los datos del ingreso de los 195 países del FMI muestran el impacto de las instituciones, libertades de comerciar y contratar. Resumiendo, el 50% de los humanos, casi 4.000 millones de personas, habitan en 100 países que producen el 10% del PBI mundial, promediando ingresos algo superiores a 2.000 dólares anuales por cabeza. Mientras un 10% de la humanidad, unos 800 millones, habita en 25 países que producen la mitad del PBI mundial, promediando 54.000 dólares por año y cabeza. De vuelta oímos diagnósticos errados. Hasta autoridades achacan la causa de la pobreza a la avaricia de los exitosos. Nuestra mirada es que a los países los arruinan dirigentes que usurpan y despojan de propiedades a sus súbditos. El extremo son los 900 dólares anuales que promedian los casi 1.000 millones de habitantes de los 44 países más pobres. Entre ellos 3 latinoamericanos, Haití, Venezuela y Nicaragua. Los dos últimos habían sido prósperos con otras dirigencias. La “mercantilización” de las personas es un logro de las instituciones que protegen los derechos individuales y propiedades, hacia donde los despojado huyen, arriesgando vidas y familias. Buscando mejores condiciones de vida, seguridades e ingresos. La “mercantilización” molesta a ideólogos, pero entusiasma a los “mercantilizados”.

Repasamos la maravilla de las libertades y seguridades que consiguen ingresos y hacen a los pueblos exitosos. La Sociedad del Conocimiento.
Intercambios individuales. Las posibilidades productivas crecen en tanto se integran en sociedades que desarrollan intercambios crecientes, liberando de trabas innecesarias. Así aprovechan habilidades, trabajos, obras, útiles, sin dedicar tiempo, energías, a aprenderlas o realizarlas. Un ahorro enorme de esfuerzos.
Una constelación de incentivos, valores, propiedades, precios, costos, puede impulsarnos a trabajar y satisfacer necesidades ajenas para que nos beneficien intercambiando bienes. Y alientan esfuerzos de otros atender nuestras demandas.
Los intercambios voluntarios de derechos, que llamamos transacciones, aprovechan los conocimientos, habilidades, realizaciones, dispersas entre todos los humanos, de modo más eficaz, sin intromisiones arbitrarias. Mucho más productivos que el de cualquier ente central. Las transacciones son tanto más satisfactorias cuánto más voluntarias, menos obstruidas con vallas arbitrarias, intromisiones, violaciones, corrupción. Transacciones proveídas con reglas estables, iguales para todos los afectados.

Conocimientos. Incluyo enseñanzas del Premio Nobel de economía Frederich Hayek:
- Las instituciones del sistema de intercambios voluntarios de derechos –transacciones– incorporan todos los efectos de las acciones individuales. Y automáticamente emiten guías resultantes al integrar todas las actividades individuales.
- Beneficios nos señalan lo que tenemos que hacer para servir a gente que podemos no conocer.

- La Sociedad del Conocimiento descansa en que las transacciones nos benefician, con habilidades que no poseemos. Y una de las maneras en que la sociedad nos ayuda a superar la limitación de recursos individuales consiste en superar ignorancias y escases sin necesidad de adquirir los faltantes, sino aprovechando conocimientos que ya existen ampliamente dispersos.

- El sistema de transacciones debiera enseñar a las gentes lo poco que realmente saben sobre aquello que imaginan que pueden conducir. Es nefasta la soberbia de legisladores, jueces, funcionarios insistiendo en ignorarlos.

- La Escuela de Salamanca fue de las primeras en contrariar propuestas económicas que excedían nuestro conocimiento y percepción. Quizás la mano invisible de Adam Smith interpreta ese imperceptible e inescrutable conjunto de tendencias que están implícitas en dicho orden. Orientados por la constelación de intereses y propiedades personales, precios, por ejemplo, nos vemos inducidos a realizar diversos actos cuyas consecuencias finales no hemos buscado intencionadamente ni podemos intentarlo. No alcanzamos a considerar el conjunto de los impactos de nuestros esfuerzos productivos. Y mucho menos de los esfuerzos ajenos que atenderán nuestras necesidades.
- La Sociedad del Conocimiento es un mecanismo capaz de recoger y aprovechar un vasto conjunto de habilidades diseminadas que ningún organismo central está en situación de aprehender o controlar.
- Cuantas más restricciones imponga el Estado, más entorpece las decisiones individuales. La prosperidad del conjunto se consigue con acuerdos transparentes de los individuos. En cambio, las imposiciones violan lo convenido y empobrecen.

Transacciones. Las sociedades y transacciones se completan en la medida que sean voluntarias, sin obstrucciones ni violaciones. Lo cual exige reglas de conducta y contrato justas, iguales para todos, estables, en todas las circunstancias y personas. Lo contrario es la corrupción de ausencia de reglas estables. Destaco que corrupción, en la forma más general, es la falta de reglas estables, iguales para todos, en cada ocasión. No sólo en relación con el Estado.
Voluntario implica que no se viola ningún derecho privado. Esto es, un contrato privado puede perjudicar a alguien, pero sólo viola derechos si altera el derecho de algunos de acuerdo a normas existentes.
Violaciones. Lo opuesto a transacciones. Robos, expropiaciones, usurpaciones, toda redistribución de derechos impuesta contra voluntades. Frecuente en los países que, por eso, son pobres o empobrecen.


Publicado en INFOBAE.




 

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