Verduga de Género, el arte de censurar lo femenino

Karina Mariani
Directora del CLUB DE LOS VIERNES Argentina.
Conforme la sentencia del poeta que rezaba que cuando el autoritarismo toca a la propia puerta ya es muy tarde, la avanzada de las editoras de género ya pisa nuestros umbrales. Se trata de una moda que hace furor en las redacciones europeas y estadounidenses, una persona se asegura de que lo que de allí sale tiene perspectiva de género. En todo. Donde los límites son difusos o confusos se esconden las trampas del tirano, de manera tal que llamemos a las cosas por su nombre: son Verdugas de Género con el propósito de "vigilar y castigar'' (¿dónde escuchamos eso?).
A nadie escapa este nuevo puritanismo que, bajo la falacia de la cosificación, se enfrenta con fuerza a la libertad de acción y de expresión. El comisariado de género es la involución del feminismo, su inserción en la institucionalidad y el máximo exponente del neopuritanismo que criminaliza la erótica e infantiliza a las mujeres. Es curioso porque hacia mediados del siglo pasado las luchas feministas pugnaban por la liberación de la mujer, en cambio ahora luchan por volverla una sumisa castrada tutelada por las lideresas de género. La nueva figura heroica femenina no es la liberada de los años 60 o 70 dispuesta a disfrutar de su cuerpo. Ahora es la víctima que se declara indefensa y su infortunio la ennoblece. El feminismo que a comienzos del siglo pasado proclamaba el fin de toda tutela ha involucionado. Si la mujer realiza alguna proeza, si goza de su cuerpo, si es independiente, si reniega del amparo estatal no tiene apoyo del feminismo tutelar. Será tomada como una privilegiada egoísta insolidaria con sus hermanas dolientes. La mujer que les gusta es la que pide protección.
Lanata se encontraba analizando una noticia que tenía por protagonista a una bella joven que había recibido una dosis de la vacuna anticovid. La joven y su vacuna se insertan en el ex-escándalo, ya naturalizado, de las vacunas vip que el kirchnerismo destina a sus relaciones personales en lugar de a las personas que las necesitan. La chica se llama Purita y trabajaba para Jorge Ferraresi, uno de los Caballeros de la Orden del Cristinismo más Fanático. Se conoció que la señorita había dotado a su currículum de títulos irreales y resultaba inexplicable su cargo en función de su edad y preparación. De allí que su belleza pudiera ser una explicación lógica. Cuando Lanata se refería a estas evidencias dijo que Purita tenía "un lindo culito''. Con esta frase le abrió las puertas a Marina, la Verduga de Género, que rauda lo amonestó por su machismo patriarcal.
El evento tiene varias aristas, lo primero para analizar es qué cuernos es lo que está mal en lo que dijo Lanata. En segundo lugar, por qué Lanata, un tipo acostumbrado a plantarse en sus posturas terminó pidiendo disculpas. Finalmente, y mucho más importante, ¿en nombre de quién habla la Verduga de Género.
¿Qué cosa hizo mal Lanata? No queda claro. En la discusión que tuvieron al aire Marina Abiuso le dijo que su ``rol como editora de género es señalar''. Ok, señalar qué. ¿Que pronunció la palabra "culito" o que hizo alusión a un "culito" femenino? Marina la Verduga le puntualizó al periodista que ``el cuerpo no era tema de debate'', cosa que no es real porque es justamente el cuerpo de Purita lo que explica a Purita y a la noticia que generó. Queda para la posteridad entender por qué Lanata le permitió a la Verduga determinar lo que es o no tema de debate en su propio comentario.
La Verduga de Género enhebró las siguientes frases: "Hablar de los cuerpos condiciona la manera en que habitamos el espacio público y eso a los varones no les pasa. Yo no hablo de lo que me erotiza al aire al dar una noticia. El comentario no venía al caso. Acá hay una diferencia: los comentarios sobre los cuerpos de las mujeres no tienen el mismo peso y efecto en la esfera pública que los comentarios sobre aspecto de varones, entiendo que es injusto, pero es como es el día de hoy. Ojalá que en un futuro no sea así''.
NEOPURITANISMO HIPOCRITA
El feminismo viene haciendo un profuso y exitoso lobby para prohibir los concursos de belleza, los trabajos de promotoras en la Fórmula 1 o cualquier otra labor en la que se ponga en juego el capital erótico. El feminismo tutelar pretende eliminar las valoraciones estéticas perjudicando a personas cuyos recursos son el cuidado y la exhibición del cuerpo, hecho que constituye una fuente legítima de orgullo y atractivo, privando de trabajo a muchísimas mujeres.
PACATAS FANATICAS
El feminismo busca estigmatizar la belleza que es una forma muy potente de poder. Mujeres que dicen "luchar por los derechos de las mujeres'' determinan lo que otras mujeres deberían o no hacer y si es correcto que eso sea o no un tema de conversación. ¿Qué parte del empoderamiento de la mujer y del orgullo del propio cuerpo no entienden? Al otorgar a las Verdugas de Género el poder de decidir de qué se habla y bajo qué condiciones, los medios le están concediendo la administración de la hoguera a pacatas fanáticas.
En este acto Lanata, su compañera y la Verduga procedieron a colectivizar a las mujeres todas, asumiendo que se trata de una argamasa indefinida que posee los mismos sentimientos, valores, saberes y deseos. Además las asumió a todas potencialmente frágiles y psicológicamente tan inmaduras como para ofenderse por el aludido bello culito de Purita. Fue como decir "los mosquitos'' o peor "los faroles'', una cosificación pocas veces más clara.
Viene a cuento recordar que hace pocos días, una actriz de visible militancia feminista postuló en las redes sociales cómo debían hablar los varones. "Que no te diga `mamita' ni `cosita' ni `putita' mientras tienen sexo. Y ante una `palmadita en la cola': una patada en los huevos!", aleccionó la mojigata.
CAPITAL EROTICO
Machismo es que las mujeres sean objetos que se puedan vender a un viejo horrendo para un matrimonio concertado a los 11 años, es ahí donde el feminismo debería concentrar la lucha. Pero en los lugares donde las mujeres pueden elegir usar su cuerpo como se les cante nada tiene para aportar el feminismo.
La confusión proverbial de la Verduga entre diferencia y desigualdad se plasmó en la frase: "Los comentarios sobre los cuerpos de las mujeres no tienen el mismo peso y efecto en la esfera pública que los comentarios sobre aspecto de varones''. Nuevamente la traiciona su sesgo ideológico. Si el comentario fuera eventualmente despectivo, ¿por qué exceptuar a los varones de la protección puritana?
La antidemocrática perspectiva de género pone de manifiesto, aquí, su factura: considerando que todos somos iguales ante la ley, la diferencia de tratamiento hacia los varones sería o bien porque son más fuertes para afrontar el insulto o bien porque carecen de rango para ser protegidos. Vale decir que todo lo que es para él es para ella, pero todo lo que es para ella no es para él. La igualdad de sexos bien, gracias.
La figura de la Verduga de Género en los medios no cumple ninguna función social pero condiciona un espacio de información, debate y entendimiento. Es un dispositivo feminista más, destinado a invisibilizar la diversidad femenina, infantilizarla secuestrando su potencial sexual y el uso del própio capital erótico. Ahora las noticias se están puritanizando, la función es esterilizar a las noticias de la circulación de información feminizante, es la anulación de la mujer en última instancia. Los varones seguirán siendo varones, nosotras en adelante: seres menstruantes o personas gestantes o entes sin derecho a sacar provecho de la propia belleza.
"Se contiene, suda y después con sus tijeras plateadas le corta su cuerpo, deforma su cara, y así mutilada la lleva cargada a la pantalla/ No conozco tu cuerpo ni se más quién sos/ La pantalla que sangra ya nos dice adiós/ Te veré en veinte años en televisión, cortada y aburrida/ A todo color/ Yo detesto a la gente que tiene el poder/ De decir lo que es bueno y lo que es malo también''.
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