¿Nicho o Tierra?
Enrique G. Avogadro
Abogado.


“Pero son los intereses del pueblo lo que nos mueve, y el 
sufrimiento de la mayoría, y morir por el pueblo es sufrir una 
muerte digna” Mao 


En primer término, mi modesto pero emocionado homenaje a los 
bomberos que perdieron la vida en la tragedia de Barracas, y mi 
acompañamiento moral a sus familiares y sus colegas, que siguen 
jugándosela por una sociedad que no los merece. Esas vidas 
segadas por el fuego necesitan que, con la mayor urgencia, se 
exponga cómo se inició el siniestro y qué contenían los archivos 
destruidos, pues ya proliferan las sospechas más espantosas, a 
las cuales dan cierto asidero la homonimia entre el Secretario 
del Club Boca de Río Gallegos, encabezado por el hijo de Lázaro 
Báez, y el Presidente de la empresa Iron Mountain, cuyo depósito 
se incendiara.


Claro que, en un país donde su Vicepresidente en ejercicio, el 
inefable Guita-rrita, se ha convertido en el primer funcionario 
al que se ha requerido llamar a prestar declaración indagatoria 
en toda su historia, nada debería sorprendernos. El Gobierno le 
encomendó a Coqui y otros lenguaraces salir a respaldarlo, 
invocando la sempiterna conspiración mediática, pero que haya 
sido el Fiscal Di Lello quien haya pedido la medida, siendo un 
funcionario tan pro K, nos dice mucho acerca de la pérdida de 
poder de la dinastía.


Que la sociedad se encuentra fracturada y disociada, después de 
once años de fomentar el enfrentamiento desde la Casa Rosada, no 
es ninguna novedad Pero que la Presidente instara a sus “pibes 
para la liberación” a adoptar medidas de acción directa contra 
supermercados y comercios presuntamente desestabilizadores trajo 
a la memoria de muchos de nosotros lo peor del primer peronismo, 
aquél del “cinco por uno” y del “alambre de fardo”, o sea, los 
violentos incisivos de quien luego se autodescribiera como un 
“león hervíboro”, y los afiches con los que empapelaron Buenos 
Aires no contribuyeron a diluir el recuerdo.



El Gobierno se encuentra ante la única opción que plantea el 
título de esta nota; sin embargo, y a contramano de una de las 
reglas básicas del “Movimiento”, está consiguiendo que éste se 
entierre con él y ya lo hizo trasponer las puertas del 
cementerio. Obviamente, los más preocupados por este curso de los 
acontecimientos son los líderes territoriales –gobernadores y 
“barones” del Conurbano-, que aún no han podido acomodar sus 
maltrechos esqueletos después de la paliza que recibieran en 
octubre, ya que la escasez de recursos y la imparable inflación 
los ha hecho encabezar el inevitable ajuste. También los 
dirigentes gremiales que integran, todavía, las centrales 
sindicales más cercanas a Balcarce 50 sienten el fuego bajo sus 
sillas y preparan, por la vía de la unificación del universo 
obrero, la deserción de tan incómodo lugar; una muestra de ello 
la darán los gremios docentes que, pese a su alineamiento 
político, enumeran exigencias impagables para las provincias 
famélicas.



Los jubilados, con el magro incremento del 11,7% en sus haberes a 
partir de fin de marzo, cuando las perspectivas anualizadas de la 
inflación pasada ya superan con creces el 40% (sólo en enero fue 
6%), se han convertido en las primeras víctimas del ajuste que, 
como la devaluación, está llevando a cabo un gobierno que, 
discursivamente, los niega. Los mayores tienen escasa capacidad 
de reacción pero, cuando ese apriete –como quiere la Casa Rosada- 
llegue a los asalariados por la vía del recorte en el poder 
adquisitivo de los sueldos y por la desocupación (ya comenzó la 
destrucción de puestos de trabajo), volveremos a vivir aquellas 
manifestaciones masivas que eyectaron a López Rega y Celestino 
Rodrigo, con paros generales que ni siquiera los actuales 
aplaudidores, como Caló, Rodríguez, Viviani, etc., podrán evitar 
por aquello de “con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de 
los dirigentes”. Para confirmar este aserto basta con recordar 
que, sólo en enero, medio millón de personas atravesaron, hacia 
abajo, el límite de pobreza.



Y así surge la gran pregunta: ¿con qué contará el kirchnerismo 
para contener la irremediable protesta social? Las policías 
provinciales fueron estafadas por la marcha atrás dada por muchos 
gobernadores en los aumentos concedidos en diciembre; así, 
¿estarán dispuestas a reprimir? Las fuerzas armadas saben que, 
por muchas leyes y decretos que respalden su accionar, quienes 
acaten ese tipo de órdenes serán encarcelados, como sucede con 
los más de mil quinientos camaradas que se pudren y agonizan en 
las cárceles comunes de todo el país; una cosa es festejar las 
mejoras en los sueldos del personal y en el equipamiento y otra, 
muy distinta, sería obedecer al Tte. Gral. Milani si éste 
decidiera ponerlas al servicio del “modelo”. Y, obviamente, con 
la Gendarmería no alcanzará cuando el país se incendie otra vez.



Por su parte, y ante una oposición que sólo promete unificar 
criterios en treinta días -¡un plazo eterno en esta situación!-, 
el foro de convergencia iniciado en enero entre entidades 
empresariales dio un paso fundamental, al recibir el miércoles a 
las CGT de Azopardo y Azul y Blanca y a la UATRE. Estoy 
convencido que de ese ámbito saldrá, si es que existe, la única 
alternativa posible para un futuro tan negro.



La Presidente, en su delirio, actúa como si ella misma hubiera 
escrito la frase de Mao que encabeza esta nota, y estará 
dispuesta a destruir y matar lo que queda de la República antes 
de su cercano final.



Mientras cada uno de los actores públicos comienza a organizarse 
para imaginar cómo sacar al país de las profundidades de la ya 
inevitable crisis con el menor costo social posible, me veo 
obligado a insistir en mi posición constitucionalmente 
destituyente. Hoy la postura más frecuente es: que se queden, 
para pagar el precio del enorme desaguisado; sin embargo creo, 
repito, que ese sideral costo lo deberemos afrontar todos los 
argentinos, traducido en mucha más miseria y en menos 
oportunidades y, por ello, incrementarlo sólo por mantener al 
actual régimen en funciones durante los próximos veinte meses 
resulta, de todo punto de vista, injustificable.



Propongo, por el contrario, que la cuenta de la fiesta para tan 
pocos le sea presentada a doña Cristina y todos sus cómplices, 
funcionarios y privados, una vez que se todos se encuentren en la 
cárcel y los hayamos privado de sus fortunas mal habidas.



Una vez más, convoco encarecidamente a la ciudadanía a la marcha 
cívica del 13 de marzo en todo el país. Debemos cambiar la 
historia tan habitual en la Argentina y llegar a ella con 
consignas unificadas y dirigidas, precisamente, a ese propósito: 
¡Que se vaya! y que haya memoria, justicia veloz y castigo para 
todos los corruptos que nos llevado tan abajo en la pendiente de 
la decadencia. Sólo así el reclamo sonará fuerte y cumplirá sus 
fines, es decir, se hará oír por los dirigentes políticos y los 
hará salir de la modorra, inspirada en la cobardía, en que hoy se 
arrellanan.


Bs.As., 9 Feb 14

 

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