La invasión araucana
Carlos E. Viana

Prof. Doctor en Política y Gobierno UCC. Prof. Teoría Política I. Autor de “El Escenario Político Sobreiluminado”, Buenos Aires, 2006. “El Fenómeno Político” UMSA, Edición electrónica, Kindle, Buenos Aires, 2018. “El Poder Político Supera al Poder Económico” Edición electrónica Kindle. Buenos Aires 2019.





 “   … mientras sin alivio lloran las cautivas miserables 
y los ternezuelos niños, al ver llorar a sus madres …” 
“La Cautiva” Esteban Echeverría
Cincuenta años de guerra
Durante el periodo independiente, para entender la tragedia de los 50 años de guerra, que desató la invasión araucana en el sur argentino, debe destacarse que fue distinta que las relaciones con los indígenas en el resto del territorio de la Nación. Desde la década de los 1820 hasta 1879, en el territorio comprendido por un lado desde el sur de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendóza, hasta el Río Negro, se vivió una guerra constante.
¿Mapuches?
 Antes de desarrollar las fuentes históricas, planteamos un interrogante ¿Como se origina el término MAPUCHE?
Durante el Siglo XIX, periodo en el cual se desarrollan las acciones bélicas con los Araucanos, no mencionan el nombre MAPUCHE, ni el General Mansilla en “Una Excursión a los Indios Ranqueles”, ni Estanislao Zeballos en “Cavullcura, Pâine, Relmu”, no los cita el Comandante Prado en “La Guerra al Malón”, tampoco figura en los tratados con las tribus que irrumpen en el sur o en los archivos de los partes de guerra, ni en los debates de las legislaturas sobre el tema y falta en las leyes y decretos al respecto No encontramos este término en el Martín Fierro, tampoco en  La Cautiva de Esteban Echeverria, o en los documentos indígenas, ni en ninguna obra del Siglo XIX. 
Sostiene lo mismo el Dr. Rodolfo  Casimiquela, paleontólogo y antropólogo, sobresaliente sobre este tema, quien fue uno de los más dedicados investigadores, sobre el origen de los indígenas patagónicos y su lengua. 
El uso del nombre Mapuche es importante analizarlo, porque la atribución de este nombre de  una manera demasiado amplia, desvirtúa la identidad de los pueblos que se quieren analiza, tanto en el sur de Chile, como en la Patagonia Argentina. 
Estos indígenas que hoy se se los llama Mapuches, provinieron y habitan actualmente el sur del Chile entre el rio Bio Bio y la terminación del Chile transitable, donde se inicia el Chile insular y en algunas regiones del sur argentino. 
Según un documento indígena abandonado por los araucanos (Zeballos, Estanislao. “Callvucura, Painé, Relmu”. Editorial “El Elefante Blanco”,. Buenos Aires, 1998) ante el avance de las tropas dl General Levalle, se denominaban así mismos Huiliches, o gente del sur o Pihunches o gente del norte, Chehuelches, refiriéndose a las ubicaciones que ocupaban originariamente en el sur de Chile. En otros documentos se cita otra de sus tribus, los Boragas. Fijémosn
o que denotan una ubicación precisa, “del sur”, “del norte”, Puelches “gente del este”, mientras que Mapuche, quiere decir “gente de la tierra”, es decir una denominación general, lo que crea otro interrogante más de naturaleza lingüística, sobre el tiempo de su origen.
Actualmente reivindican este nombre como indígenas originarios de del sur argentino y chileno, organizaciones como como “The Mapuche Nation” y RAM, Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). “The Mapuche Nation”, tiene su sede en Bristol , Reino Unido, y sus autoridades son:
Edward James, relaciones políticas; Colette Lineham, administradora; Madeleine Stanley, coordinadora de voluntarios; Fiona Walters, derechos humanos y Nina Deam, asistente del Secretario General, Reynaldo Maniqueo, quien es el único araucano de la comisión.
“The Mapuche Nation” es financiada por organizaciones del Reino Unido, mientras que sobre la RAM, pesan además, denuncias del gobierno chileno, sobre vínculos con las FARC, con lo cual cabría un estudio de intereses geopolíticos e ideológicos, que eno es nuestra intención hacer en este trabajo.
¿Qué Pueblos Poblaban el Sur de Chile, antes del Siglo XX?
Vamos a los datos históricos, paleontológicos y antropológicos.
Los indígenas del sur de Chile, se conocían con el nombre de Araucanos, denominación que les había dado el Inka Yupanki , cuando en el Siglo XV, intentó infructuosamente invadirlos. Los españoles se hicieron eco  de este nombre cuando colonizaron el norte y centro de Chile, pero en el sur también fueron rechazados y perdió la vida su comandante,  don Pedro de Valdivia derrotado por el  Yichá Loncó  (cabeza importante), Lautaro. 
Aclaremos que La palabra cacique deriva de “Cachikel”, término con el cual los indígenas de Santo Domingo, denominaban a los jefes de tribu, de donde lo tomo Colón, pero entre los araucanos, el jefe de la tribu era un Yichá Loncó, que significa Cabeza Importante.
Eran una cultura guerrera, curtidos en los combates por defender su territorio y según las últimas investigaciones, probablemente provenían de Polinesia y no de la Amazonia como algunos investigadores habían supuesto anteriormente. 
De estatura mediana hacia bajos, robustos, producían ponchos, lanzas muy buenas y trabajaban bien la plata. De los españoles habían aprendido a montar muy bien los caballos.
Estos eran los pobladores del sur de Chile, entre las laderas occidentales de los Andes y el Pacífico, en los comienzos del Siglo XIX.
Del lado oriental de los Andes
Del otro lado de la cordillera, a la altura del Río Negro y extendiendose hacia el Atlántico, habitaba una raza y cultura muy diferente de otra procedencia. Eran los llamados pampas serranos, pero ellos se llamaban a sí mismo Auniken y los Araucanos los denominaban Tehuelches.
En 1520 Magallanes pasó el invierno en las costas patagónicas y asombrado por los grandes calzados de piel, los bautizó Pataconi, nosotros los llamamos patagones. Tenían una altura promedio de dos metros y provenían del noreste de China, habiendo pasado durante el final de la última glaciación, la de Worm, hace unos 14.000 años, por los hielos que servían de puente sobre el estrecho de Bering que unían Asia nororiental con Alaska. Eran indigenas pacíficos, de acuerdo a los relatos de los marinos de Magallanes y de los colonos Galeses que llegaron a Chubut a mediados del Siglo XIX. Hablaban una lengua diferente de la de los araucanos y actualmente extinguida.
La invasión Boroga
Los Boragas, en Chile eran los más norteños de los Araucanos, al norte del río Bio Bio. Estos, aliándose con los realistas combatieron contra los patriotas chilenos.
 Un subofcial español llamado Pincheira y sus hermanos, organizaban partidas guerrilleras de caballería con los Boragas Podría haber sido el origen de los malones. Los Pincheira usaban armas de fuego y hasta artillería liviana. Fueron derrotados por las fuerzas patriotas chilenas, retirándose hacia territorio argentino alrededor de 1823, donde atacaron a los autóctonos Auniken o Patagones del norte, derrotándolos en cuatro batallas importantes , la última de ellas la de Choele Choel. Los guerreros Boragas o araucanos eran muy aguerridos cargaban en malón a lanza, mientras que los Auniken, nuestros aborígenes, desmontaban y combatían con sus boleadoras.
No solo combatieron los araucanos con los Auniken, en 1.825 el general José Miguel Carrera, disidente chileno, al frente de un malón Boraga y con la ayuda de los Pincheira, ataco el  Fuerte de Salto (Provincia de Buenos Aires) matando a todos los pobladores.
Muertos los guerreros Auniken, la población civil llamada Chusma, constituída por mujeres, niños y viejos, huyeron hacia Carmen de Patagones, donde desde las murallas del fuerte, el comandante vio como los Boragas ultimaban a los niños, las mujeres y viejos Auniken. Este hecho figura en el parte que el comandante argentino envió al gobernador de Buenos Aires, Brigadier Juan Manuel de Rosas. Los Auniken del norte argentino, los verdaderos originarios fueron exterminados en un Genocidio por los Boragas. 
Se multiplicaron los malones, que mataban a los criollos y secuestraban a las mujeres, robando decenas de miles de cabezas de ganado vacuno y caballar.
En 1834, Bajo el gobierno de la provincia de Buenos Aires, del General Juan Ramón Balcarc, el Brigadier Rosas comandó una expedición para terminar con los malones. Los empujo hasta el rio Negro y arreglo con los Boragas un tratado, que estos cumplieron a medias.
Otra Invasión Araucana
En 1834 otro suceso ensangrentaría aún más las pampas. Las noticias sobre la riqueza ganadera del sur de la Provincia de Buenos Aires y en menor medidas de las de Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendóza, tentaron a los araucanos que permanecían en Chile. Los Huiliches, Phuenches y Huelches, dirigidos por el Yichá Loncó Huiliche, Callvucurá, enviarón chasquis al Yicha Lonco Rondeau de los Boraga, pidiendo permiso para ir a sus nuevas tierras conquistadas, con una gran misión comercial. Rondeau citó los más importantes capitanejos de su imperio, parta participar de esta feria. 
Reunidos estos en Masallé, unos 150 kilómetros al norte de Bahía Blanca, vieron la polvareda, que suponían era la misión comercial, pero en lugar de ellos, un malón de Huiliches, Pihuenches y Huelches comandados por Callvucurá, que lancearon y degollaron a cerca de mil Boragas. 
Callvucurá no lo había leído a Maquiavelo, pero lo llevaba en su espíritu. Después de asesinar a mucho Boragas, ofreció generosamente la paz y envió mensajeros para que en la pampa lo reconociera, como el Yicha Louco, emperador, de Salinas Grandes. Sus embajadores legitimaron las propuestas de Callvucura, afirmando que era el enviado de Dios, contra el malvado Rondeau. La legitimación no solo se basaba en la fuerza sino en la divinidad.
El Malón y las Cautivas
El malón era un grupo de indios lanceros a caballo, con gran belicosidad y arrojo que en cantidades variables a veces veinte otras mil, atacaban las estancias y poblaciones robando miles de cabezas de ganado vacuno y caballar, saqueandolas, matando a los hombres y tomando como cautivas a las mujeres. El ganado robado era vendido en Chile igual que algunas de las cautivas. Cautiva es un eufemismo, porque alguien secuestrada, mantenida prisionera, haciéndola trabajar sin ningún derecho y pudiendo ser vendidas, es lo que los romanos llamaban esclavas.  Los Rancules o Ranqueles, etnia de una cruza entre Huarpes, Araucanos y Querandies, tenían por cacique Paine, famoso como guerrero. Sel heredero, su hijo Calvaiú, hizo sacrificar veinte mujeres, matadas de un bolazo en la cabeza, para que acompañaran a su padre en el más allá.
Callvucura mató más indios que Roca.
Rosas en medio de las guerras civiles, no podía distraer tropas y debió pactar con Callvlcura, quien había extendido su imperio hasta Chile.
En este tiempo irrumpieron en territorio argentino Boragas que habían permanecido en Chile, robando más de cien mil cabezas de ganad., Callvucurá cumplió con lo pactado con Rosas de proteger las fronteras argentinas y los persiguió hasta sorprenderlos en Neuquén, donde los mató pero se quedo con el ganado y las cautivas.  En total Callvucura y sus araucanos, entre la masacre de  Masallé y los del Río Negro mataron cerca de dos mil indios, más que los que cayeron resistiendo la campaña de Roca y también la de Rosas. 
Cuando Callvucurá, lo vio débil a Rosas en 1840, debido al agravamiento de las guerras civiles y el bloqueo anglo-francés de 1840, volvió a los grandes malones. 
Rosas envió al general Pacheco que restableció el orden en 1846. Callvucurá se vio obligado a hacer  otro tratado, pero también Rosas que no tenía fuerzas suficientes para reducirlo. El Huiliche usaba la fuerza, la diplomacia y la demagogia con grandes regalos, ya que el ganado no le costaba nada, lo robaba. Por otra parte los tratado consistían en que Callvucurá u otros jefes indios, disminuían los malones a cambio de un pago anual en ganado. 
Caseros y otras guerras
En Caseros los malones de Callvucurá, combatieron del lado de Rosas. Después de la batalla, dada la falta de tropas argentinas en el sur, volvió a los grandes malones. Negoci{o con Urquiza, quien estaba enfrentado  con el estado de Buenos Aires.
Los Araucanos saquearon entre otras poblaciones, Azul, Olavarria, Pehuajo, por supuesto mataban a los hombres y secuestraban a las mujeres, que eran sometidas a una vida miserable, maltratadas por las mujeres indígenas.
El Gobernador del Estado De Buenos Aires, Valentín Alsina, ante el clamor de las víctimas envió  en campaña a su ministro de guerra y marina , el general Bartolomé Mitre, quien debió huir ante el cerco que le tendía Callvucurá.  con Bartolomé Mitre. 
El Teniente Coronel Otamendi cvay{o luchando hasta el {ultimo hombre, cuando un malon m{as numeroso lo cerco en un corral.
El Coronel Heredia le ordeno a su corneta de ordenes que huyera, pero este le dijo voy a morir junto a mi coronel y ambos fueron lanceados combatiendo bravamente.
Quedo el general Hornos, quien pretendió encerrar a Callvucura y sus malones, en la campaña de Tapalquen, 1856. Sin embargo el huiliche, más hábil emprendió una falsa retirada que llevo a las tropas de provinciales ante un pajonal, de donde salió un gran malón que casi lo ultima. Los salvo el bravo capitan Pedro Escalada, hijo del general, que cargo repetidamente con su batallón protegiendo su retirada. Las tropas estaban desmoralizadas, los soldados con cuatro meses de atraso en el pago, reclutados arbitrariamente con abandono de sus familias y aterrorizados por la violencia de los malones. 
 Luego enviaron al Coronel Emilio Mitre, quien por falta de vaqueanos se perdió en el desierto y casi perecen de sed.  Finalmente Valentín Alsina le rogó al general Manuel Escalada, el cuñado de San Martín, que tomara el mando. Este cuando observó la situación le aconsejo al gobernador un tratado de paz con los araucanos, cosa que se hizo. Bartolomé Mitre reconoció que los malones de Callvucura eran mejores, que las tropas del Estado de Buenos Aires.
Los malones llegaban a los alrededores de Rosario. Lo que después fue Casilda era tierra de maloneo. En Córdoba Río Cuarto fue saqueada.
Después de Pavón con la Presidencia de Mitre parecía que se solucionaría la tragedia de los pobladores del sur, pero los paraguayos invadieron Corrientes y las tropas fueron en viadas a la guerra del Paraguay. Sarmiento poco pudo hacer, porque la guerra no había terminado y además debió reprimir la invasión de Felipe Varela desde Bolivia y el levantamiento de Peñaloza, para colmo Lopéz Jordan asesino al gobernador Urquiza y estalló otra guerra en Entre Ríos.  
La tragedia del sur argentino la heredó el Presidente Avellaneda, pero debió afrontar la sublevación de Mitre en 1873. Después, cuando corría el año 1876, su ministro de Guerra y Marina, Adolfo Alsina, planeó construir una gran zanja al sur del Salado y hasta los Andes, con una línea de fortines. Se comenzaron las obras, pero murió el ministro súbitamente.
Una nueva estrategia
Avellaneda buscó entonces a un nuevo ministro de defensa que pudiera solucionar la guerra al malón y como gran educador supo elegir bien. El general Julio Argentino Roca, qué a pesar de tener 35 años, había tenido su bautismo de fuego en Pavón a las ordenes de Urquiza, posteriormente se destacó en la guerra del Paraguay, después en la de Entre Ríos y a la sazón era el comandante de la frontera media con el indio, en Río Cuarto fue designado ministro de guerra y marina.
Roca igual que otros jefes como los hermanos Mitre, era partidario de una guerra ofensiva, la defensiva había fracasado trágicamente.  Planteó la formación de tropas con espíritu de cuerpo, de caballería ligera, que solo llevarían una espada y un Remington, para ser tan livianas y maleables como los malones. No tendrían parque de artillería ni bagajes personales pesados. El veinte por ciento de sus tropas eran Auniken, que guardaban el recuerdo del genocidio que habían sufrido por parte de los araucanos.
Seleccionó buenos comandantes, que avanzarían hacia el sur en varias columnas simultaneas al mando de Levalle, Freyre, Villegas, Racedo, Winter, García, Godoy y Lagos.
 Debían enfrentar al heredero de Callvucurá, su hijo Namuncurá y a sus formidables malones. Los araucanos tenían un régimen monárquico hereditario, con una corte de familiares y guerreros distinguidos.
Había un problema exterior, Chile reclamaba la soberanía en la Patagonia y su ejército era más poderosos que el argentino, pero Roca vio que en ese momento Chile estaba en guerra con la Confederación Peruana-Boliviana, por el salitre del norte y no podía abrir dos frentes.
 En 1879 lanzó su ofensiva y ese mismo año, Namuncurá se rindió en el Rio Negro. Roca lo nombro general del ejército con paga y este se fue a vivir a Buenos Aires con su harén. Lo mismo hizo con los capitanejos más importantes y a los miles de lanceros malonéros,  los distribuyó en el Noroeste.
1880 fue un año visagra para Argentina, con la federalización de Buenos Aires y la conquista del desierto, que continuó hasta 1914, se logró la pacificación del fértil territorio que tentó a millones de inmigrantes italianos, españoles yen menor medida de otras nacionalidades a venir a estas tierras ya en paz. La campaña del desierto incorporó el control efectivo del gobierno nacional sobre el sesenta y tres por ciento del territorio continental argentino, que estaba fuera de su autoridad.
La campaña se cerró en 1914, en el resto del territorio fue mucho más pacífica.  
Conclusiones
  1. El territorio argentino fue objeto de una invasión violenta desde Chile,  por parte de los araucanos.
  2. Estos cometieron un genocidio con los Auniken, llamados por ellos Tehuelches, que eran otra raza y cultura y habitaban la Patagonia norte.
  3. Los huliches de Callvucura mataron en territorio argentino ,más indígenas araucanos,  que los muertos en las campañas del general Roca o el brigadier Rosas. más indígenas.
  4. La lucha de las tropas argentinas contra el malón, costaron más de mil militares muertos en combate.
  5. Los malones araucanos, provocaron unos mil muertos de argentinos y tomaron unas tres mil Cautivas.
  6. Las cabezas de ganado a estancias ya radicadas cuando llegaron los invasores araucanos, fueron cientos de miles de cabezas de ganado vacuno y decenas de miles de ganado caballar, así como la destrucción de propiedades.

 

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