Vladimir Putin y la oportunidad para que Europa consiga gas de Argentina
Ricardo Runza

Ingeniero Aeronáutico y Magíster en Defensa Nacional.



La realidad no puede subestimarse. Hay que simplemente reconocerla y actuar en consecuencia. Vladimir Putin ha tomado nota de esto.
Ucrania hoy se encamina a una negociación que la llevará, tarde o temprano, a un acuerdo de paz. Su destino será muy similar a la de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Su territorio se partirá en dos. Uno podrá anexarse a la Unión Europea y el otro quedará bajo la órbita de la Federación Rusa. La reconstrucción de Ucrania sólo será posible en el lado occidental y la prosperidad puede ser posible solo de la mano de Europa y los EEUU. Rusia no puede generar algo similar en la porción territorial que le toque. Igual que a la antigua Alemania Oriental. Sin embargo Kiev no será una Berlín dividida en dos. No habrá muro allí. Ese será el éxito militar más importante de los ucranianos. 
En el corto plazo Vladimir Putin podrá exhibir que anexó territorio de manera directa o indirecta. Podrá lograr una Ucrania neutral a sus intereses de seguridad nacional. Ucrania no será miembro de la OTAN. Logrará un compromiso de no instalación de bases militares extranjeras, pero en el mediano plazo Rusia no podrá recuperarse fácilmente del impacto económico de esta guerra y probablemente Ucrania (si supera los vicios de su elite política) podrá mostrar signos de recuperación y prosperidad que impactarán en los territorios transitoriamente perdidos, tal como le ocurrió a Alemania tras el fin de la Guerra Fría, y finalmente los recuperará. Rusia no podrá construir un Muro en estos territorios.
Hoy la Federación Rusa no puede sostener mediante su economía este esfuerzo de guerra por mucho tiempo más. Es un poderoso gigante militar sin la fuerza de una economía suficiente para sostener operaciones militares totales convencionales más allá de un par de semanas. Esto es lo que lleva a Putin a acordar.
Todo este escenario a desarrollarse por los pasos a venir hace que Ucrania represente un desafío para Occidente, para las ideas liberales de libertad, república, democracia y capitalismo. El éxito de estas ideas en Ucrania repercutirá en Bielorrusia y en todos los países conexos a la Federación Rusa, inclusive en ella misma. La prosperidad atrae. No hay tirano que pueda evitar que la gente quiera vivir mejor, que ambicione una mejor calidad de vida para sí mismos. Para evitar esto Putin necesita que Rusia pueda recuperarse económica y financieramente lo más rápido posible.
Desesperadamente busca que sus aliados sigan manteniendo el flujo de caja a su economía. Esto intenta hacer con India y otros países cambiando el mecanismo de pago de los contratos de petróleo y gas. Al mismo tiempo intenta que otros países proveedores o potenciales proveedores de gas no vendan a Europa o restrinjan sus ventas. Argelia, por ejemplo. Asfixiar a la Unión Europea es su meta. Le juega en contra el advenimiento de la primavera y el verano. Es el tiempo que tienen los europeos para conseguir y consolidar alternativas. El deadline será el 21 de septiembre.
La reconstrucción de Ucrania, el golpe estratégico a lograr y el éxito de Occidente dependen de que Rusia no logre recuperar su economía. Es el tendón de Aquiles de Vladimir Putin y él lo sabe. A nivel global, el juego estratégico ha entrado en etapa de definiciones y Europa no debe perder más tiempo en dilaciones. Debe tomar riesgos.
La lejana Argentina tiene una enorme reserva gasífera a disposición. Vaca Muerta es una formación geológica de shale (petróleo y gas) de unos 30.000 km2, ubicados en la cuenca neuquina y es considerada el segundo reservorio mundial de shale gas. Este tipo de extracción es rentable a partir de un precio de barril superior a los u$S 50. El escenario previsto post conflicto indica que estos comodities tendrán por un tiempo largo precios muy superiores a ese límite. Ese gas está allí. Pero no tiene un gaseoducto que lo lleve a puerto para licuarlo y exportarlo. Claro que ese gas está en un país que tiene más riesgo que la Ucrania en guerra, con una elite política poco confiable y con un historial de incumplimientos de contratos extenso, más allá de un sinfín de problemas que desalientan a cualquier inversor. Pero hoy es una ventana de oportunidad. Argentina necesita pagar su deuda externa. Es un país quebrado. Una oportunidad para Europa. 627 km es la distancia para llevar un gaseoducto desde los yacimientos al puerto de Bahía Blanca y en ese puerto licuar el gas. También es necesario unir por vías férreas ambos lugares para facilitar toda la logística de extracción. Se han hecho obras de infraestructura con rapidez y seguridad. Obras que parecían imposibles. Ese es el desafío técnico, Argentina es el desafío político. España puede hacer mucho.

Publicado en Diario16, España.

 

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