“Intimidad”, Natalia y Funes: la vida privada en público
Raúl Martínez Fazzalari
Abogado. Director Académico de la carrera de Ciencia Política y Gobierno, Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).


En la serie española “Intimidad”, la protagonista es sometida al escrutinio público por la filtración de un video íntimo. La historia adquiere un toque original ya que es una política que aspira a un importante cargo público. Con ello nos volvemos a plantear el conflicto sobre la difusión de imágenes, hostigamiento y el inacabado debate entre el límite de la vida pública y privada.
Los que comprenden en sus aspectos tanto a las personas con alta exposición como anónimas. En la historia de ficción una mujer que ha padecido el acoso virtual se suicida. El argumento nos hace pensar en las consecuencias de la publicación y distribución sin límite temporal o espacial de todos estos contenidos, del daño directo o colateral por esta difusión y acceso indiscriminado a determinados videos o fotos. Y también sobre los límites que carecen las redes privadas y el rol de los protagonistas de las múltiples plataformas de comunicación, es decir todos nosotros.
Ante la pregunta ¿cuándo es que se viola la intimidad de una persona? nuestra Corte Suprema ha sostenido que el derecho al honor y a la intimidad se encuentra consagrado en la Constitución nacional y tratados internaciones, y ha reiterado en varios de sus fallos que toda persona tiene derecho a que se respete su honra y que nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada ni de ataques ilegales a su honor y reputación.
Fácil el planteo y compleja su solución efectiva. ¿Qué ocurre cuando en el proceso de difusión de imágenes están involucradas empresas ajenas a la producción de los mismos? El rol de los buscadores de internet podría ser uno de los protagonistas de la serie española. Al acontecer los hechos en territorio europeo, la solución para su retiro sería la aplicación del “derecho al olvido”. Esto significa que denunciados los links, deberían eliminarlos de la indexación. Ocurrido un hecho similar en nuestro país distinto sería el destino de los mismos.
En el reciente fallo en los autos “Natalia Denegri contra Google” la empresa ha salido victoriosa, luego que el máximo tribunal argumentara que la tensión existente entre el derecho al honor y la libre circulación de contenidos se pondera a éste último como de mayor jerarquía. También, argumentó a favor del buscador que el rol de una persona pública es un factor de consideración para la permanencia de las menciones, videos y referencias.
Por último, se sostuvo en el caso que la veracidad, el carácter e interés público de los hechos y el consentimiento en la participación y exposición fueron determinantes, a la luz de la interpretación del Tribunal para fallar en contra de la particular. Igual que la demandante, el personaje de la serie caería en estas categorías.
Más allá de los débiles argumentos a rebatir, como las citas de jurisprudencia de más de tres décadas de antigüedad, el avance en la conquista de derechos civiles ha significado un avance en la tolerancia, la convivencia y el respeto por la imagen, privacidad, su intimidad y libertad individual.
Los derechos civiles y humanos en la actualidad adquieren una nueva dimensión en su concepción, su práctica y aplicación efectiva. Los ámbitos digitales no pueden quedar de lado de estas cuestiones ya que el reconocimiento del honor, el respecto, la integridad psíquica y la privacidad de las personas merecen su afirmación también ahí.
Pareciera que las acciones acontecidas en entornos virtuales deben permanecer para siempre en una memoria inmortal. En el cuento de Jorge Luis Borges, Funes, el memorioso, el calvario para el protagonista consistía en no poder dejar de recordar absolutamente nada.
En nuestras vidas privadas contamos con la posibilidad del olvido. Este nos ayuda a superar la vergüenza, las más terribles pesadillas, los hechos intrascendentes o nuestros pecados. En la virtualidad esto es imposible, todo está ocurriendo en una actualidad sin tiempo. Ahí donde todo es presente y donde el olvido no existe, Internet se parece más al suplicio de la memoria de Funes, de Natalia y de la protagonista de Intimidad.


Raúl Martínez Fazzalari es abogado especialista en nuevas tecnologías.  Amicus Curiae de la Corte Suprema en el caso Denegri c/Google.

Publicado en Clarín.
 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]