Bocas cerradas
Matías Enríquez
Participante del
Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2020. Periodista argentino
que ha trabajado en diferentes medios de comunicación, actualmente dedicándose
a la comunicación institucional de organismos de gobierno. Trabajó en
diferentes medios gráficos como El Mundo (España), Marca (España) y ESPN-La
Revista (Estados Unidos), en radio y TV. Fue corresponsal, redactor, movilero,
editor, columnista, conductor y productor. También se desempeña como docente en
talleres de Comunicación, Periodismo y Argumentación. Ha publicado columnas de
opinión en diferentes medios como Infobae, Diario Perfil, ADN Ciudad,
Mundiario y Visión Liberal, entre otros.
Fue de público
conocimiento. Hace algunos días, la periodista Viviana Canosa decidió no salir
al aire con su programa Viviana con Vos porque no le permitieron emitir un
informe crítico al ministro Sergio Massa, que incluía imágenes de los abucheos
que recibió el propio Massa en la provincia de Santa Fe. “Diferencias con el
canal en cuanto a la noción de libertad de expresión” había manifestado la
conductora. Más cerca de estos días, el periodista Roberto Navarro expresó que
“hay que hacer algo con Viale, Majul y Leuco” dado que, según su opinión, son
estos periodistas y algunos más los que están generando la violencia. Incluso
el director de El Destape fue más allá y dijo: “Deberían tener miedo ellos”.
Censura previa y amedrentamiento nos llevan a épocas oscuras en la historia de
nuestro país.
Estos dos hechos
no tienen una vinculación directa uno del otro pero indudablemente pueden
servir de radiografía de la Argentina que se viene, por lo pronto, hasta las
elecciones presidenciales del año próximo. La censura previa en el caso de
Viviana Canosa y el amedrentamiento a los periodistas configuran dos señales de
alarma que atentan directamente contra la libertad de expresión.
Con un cierto
grado de abandono por la noticia (por el avance tecnológico y el fácil acceso a
la información en vivo y en directo a través de los dispositivos móviles) y con
el foco más puesto en el análisis, el periodismo tiene un rol esencial que es
el de informar a sus respectivas audiencias sobre las cosas que suceden y nos
pasan. Lo han hecho durante la pandemia cuando teníamos prohibido el derecho a
circular libremente y lo deben continuar haciendo cumpliendo con sus derechos y
obligaciones en el futuro.
Hablar de censura
previa por estos tiempos resulta lamentable y no puede ser aceptado de ninguna
manera. La libertad de expresión y de informar son derechos esenciales de la
prensa. Si se coarta esa libertad estamos perdidos como sociedad, no solo desde
una perspectiva sociológica sino también desde una cuestión normativa. La
censura previa configura una restricción del derecho a la libre expresión y
también de la libertad de prensa. “…publicar sus ideas por la prensa sin
censura previa…” sostiene el artículo 14 de nuestra Constitución Nacional.
Contundente. En una mirada similar se orienta el artículo 13 de la Convención Americana
de Derechos Humanos al prohibir la censura previa salvo en el caso de
espectáculos públicos para “protección moral de la infancia y la adolescencia”.
Más claro imposible.
Indudablemente
una de las cuestiones que más preocupa por estos tiempos es la gran cantidad de
periodistas que manifestaron su postura a favor de la decisión del Grupo
América, argumentándose más en diferencias en los criterios profesionales de la
periodista que en el hecho en sí. Que un periodista apoye una decisión de
censura sienta un peligroso precedente, más intoxicado por la coyuntura actual
que por un derecho tan esencial y vital en las
democracias modernas como la libertad de expresión. La falta de empatía
en estos tiempos turbulentos y agrietados desnuda a los individuos. “Las malas
personas no pueden ser buenos periodistas” solía decir Ryszard Kapuscinski.
Desde Roberto
Navarro hasta Luis Majul, es fundamental que todos los periodistas ejerzan su
libertad de opinión, así estos sean Jonathan Viale, Alfredo Leuco, Victor Hugo
Morales, Gustavo Silvestre o quien ud quiera. Los ciudadanos tenemos el derecho
a ejercer nuestra libertad de elegir a tal o cual a la hora de informarnos o
consumir sus análisis. Pero es allí donde todos deben estar, en sus respectivos
espacios de televisión, radio o medios escritos. Proteger la libertad de
expresión no debería ser algo de uno u otro lado de la grieta sino que debería
ser algo que todos defendamos. Si se la condiciona o se elimina esa libertad,
habremos perdido demasiado.
Publicado en diario Perfil.
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