Argentina y nuestros progresistas
Carlos Rodríguez Braun
Catedrático, Universidad Complutense de Madrid. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Hace unos meses, la visita a España del presidente argentino, Alberto Fernández, demostró su cercanía con nuestra izquierda. Aseguró seriamente a El País que el problema de la Argentina es que “cada tanto los liberales y la derecha vuelven a ganar el Gobierno y vuelven a generarnos un montón de problemas”. Añadió sin rubor que siempre se ha negado a liberalizar el mercado de trabajo, reformar las pensiones o restructurar el Estado, porque no quiere “quitar derechos a los argentinos que lo necesitan”. Sobre los impuestos que oprimen a los argentinos que no están en la economía sumergida, ni se le preguntó ni hizo comentario alguno. Eso sí, igual que cualquier socialista, afirmó: “Soy peronista, sé qué represento: los intereses de los más postergados, los que han caído en la pobreza”. Igual que los antiliberales de aquí, nunca asocia el intervencionismo con la generalización de la pobreza, sino que despotricó contra el “liberalismo más cruel: dice negar el Estado, pero sostiene el statu quo de los poderosos”. Y si el peronismo tiene malas perspectivas electorales eso se debe al “martilleo de algunos medios”, exactamente el mismo bulo que pregonan en España la izquierda y la ultraizquierda.
En la misma línea de Pedro Sánchez, el presidente argentino declaró que su gran preocupación es la guerra en Ucrania, algo paradójico porque es posible que la disrupción en la oferta agrícola ucraniana se traduzca en un incremento en los precios de las materias primas que la Argentina exporta. Como escribió el periodista Carlos Mira: “no no sabe bien si Fernández pretende tomarnos el pelo o si actúa un personaje cuyos libretos él es el primero en creerse”. Subrayó el mandatario que su visión con respecto al tirano de Moscú es idéntica a la de los países europeos, cuyos gobiernos “han sido durísimos con Putin mientras Fernández lo invitaba a que la Argentina sea la puerta de entrada de Rusia a Latinoamérica”.
Así como en España y Europa los ciudadanos se ven empobrecidos mediante el impuesto inflacionario, que las autoridades atribuyen a Putin, los políticos argentinos llevan décadas saqueando a su pueblo con la inflación. Como si no fuera con él, Alberto Fernández dijo: “la Argentina tiene un problema inflacionario, resolverlo con seriedad va a demandar tiempo”. No es la falta de tiempo lo que amenaza a los argentinos, sino la abundancia de políticos antiliberales.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 3 de septiembre de 2022 y en Cato Institute.
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