Contrato Chevron-YPF: Clausulas secretas en defraudacion del pueblo neuquino
Ernesto Poblet
Historiador y abogado, experto en energía.


La inversión comprometida por Chevron para explorar y explotar el yacimiento no tradicional de Vaca Muerta  gozaría de privilegios exorbitantes, sólo exigibles a países desacreditados y aislados del mundo como es la Argentina de la década actual. También se extienden estos condicionamientos  a una empresa estatal con la accidentada trayectoria de YPF, víctima de gravísimos vicios de legalidad por la forma de resultar estatizada mediante una confiscación harto violenta y sometida a litigios internacionales, soportando una administración dispendiosa y caótica ejercida por “La Cámpora”, agrupación fantasmal sin idoneidad mayor.  Se exceptúa de este caso al  ingeniero Galuccio por sus indiscutibles calidades técnicas y morales.   

Llaman la atención las “Cláusulas Secretas” ahora descubiertas por el periódico The New York Times que revalidan a la Argentina ante el mundo inserta en el desprestigio de un país bananero, recordatorio de un inolvidable suceso cómico protagonizado por Alberto Olmedo.  Las Cláusulas  azuzan la atención del mundo no  por faltarle viabilidad jurídica sino por los sujetos involucrados en la colosal operación de un yacimiento no tradicional y gigantesco, el cual abarca gran parte del territorio de Neuquén y otras provincias lindantes.

El gobierno kirchnerista siempre exhibió un notorio aspaviento sobreactuado de índole exageradamente nacionalista o demagógico.  Cualquier nación o empresa “confiable” no necesitaría de requerimientos y garantías tan descomunales como los de las cláusulas “secretas” vergonzosamente desenmascaradas por uno de los periódicos más importantes del mundo. Complica más aún la situación, el hipotético peligro de contaminaciones de selvas y acuíferos acusadas por los ambientalistas contrarios al fracking, desde donde Chevron se encuentra perseguida por el gobierno ecuatoriano.

La legislación aplicable de la ciudad de New York bien se justifica por constituir ésta un marco jurídico sólido en comparación con los conflictos y desórdenes no resueltos de la las leyes argentinas envueltas en maniobras deleznables contra el federalismo elemental, una “ley” de hidrocarburos inconstitucional y centralista (la 17.319) heredada del gobierno de facto del general Onganía, otros decretos vigentes contradictorios entre sí junto a un Código de Minería escasamente aplicable a los hidrocarburos.  También se considera plausible la cláusula que elige al Tribunal Arbitral de la Cámara de Comercio Internacional con sede en París, lo cual no necesitaba secretismo ni ocultación alguna en razón de la excelencia y prestigio de esa institución gala. 

Las Amortizaciones del Fideicomiso de Garantías :  Depositar en un Banco de N.Y. cien millones de dólares por semana suman 48.000 millones en diez años tan sólo para un fondo de garantía fuera de todo otro gasto contractual.  Se trata de un encarecimiento demasiado oneroso para cubrir el estigma de la actual clonación argentina con la remembranza de aquel “Olmedo Comandante” en sus pagos bananeros. El único argumento informado por el periódico neoyorquino para justificar este gravoso aval acumulativo consistió en proteger a las empresas extranjeras contra “los cambios de viento político”, clara alusión al veletismo y descrédito sufrido en la historia de los argentinos por anulaciones absurdas de contratos, conflictos amañados en el orden nacional e internacional además de los golpes de estado folklóricos. Todos acontecimientos luctuosos que sólo se remedian ofreciendo la confianza de rondas de licitaciones transparentes, competitivas, con reglas de juego claras, paz social y mediante la ausencia total de corrupción, crispaciones descalificatorias o persecuciones burocrático-tributarias. Ninguno de estos principios legales y éticos se observaron durante las misteriosas y secretas “tratativas”.

Si Chevron invierte en exploraciones inmediatas los primeros 1.200 millones de dólares puede retirarse, según las cláusulas ocultas, dieciocho meses más tarde de las operaciones sin penalidad alguna, pero continuaría recibiendo los beneficios netos del 50% de la producción de los pozos iniciales hasta el año 2048 o a perpetuidad según reza la información.  Mas allá de analizar el alcance del acierto de esta condición, el pueblo neuquino y sus representantes –los verdaderos dueños de Vaca Muerta- se enteraron por una publicación adelantada en un diario norteamericano de esta disposición o afectación de su propio subsuelo “a perpetuidad”. He aquí una evidencia más de cómo han despreciado los Kirchner a los 24 distritos autónomos en esta vencida década “desenergizada…” 

La realidad es que hoy la potestad sobre Vaca Muerta la “detenta” desde YPF un conjunto de  advenedizos de La Cámpora sin demostrar cualidades apropiadas para ello, salvo el caso del ingeniero Galuccio quien no es camporista.  Tampoco los detentadores acreditan antecedentes de excelencias jurídicas ni financieras, ni experiencias internacionales o internas en los sectores públicos, aunque en todos sus cargos estatales ostentan remuneraciones escandalosas.  Los obedientes compañeros de La Cámpora se amilanaron frente a las exigencias no tanto del Grupo Chevron sino de los altos popes kirchneristas sedientos de dólares frescos para enfrentar las necesidades del Estado dadivoso, irresponsable protagonista del vaciamiento  expoliador de las divisas del Banco Central, de los fondos de Anses, Afip, las provincias, la soja, las cajas previsionales estaduales o sectoriales, sin olvidar a las demás víctimas de la fiesta dispendiosa de este decenio inflacionario, prepotente y alegre en su actitud combativa del capital productivo.  

Las “Condiciones Diferenciales”: Nuestro país y la YPF “colonizada” deben enfrentar una suerte de rendición incondicional ante el sólo hecho de forzar una irrealidad institucional apócrifa.  El inversor que arriesga miles de millones de dólares no puede ignorar que la Constitución Nacional  dispone la titularidad de las potestades sobre los recursos naturales en favor de las provincias autónomas, en cuyo territorio se encuentren. La ficción de instituir a YPF como concesionaria y de allí en autoridad de aplicación,  relegando a la provincia de Neuquén a las formalidades de dictar su legislatura leyes que ignoran sus propias cláusulas contractuales “secretas”, aprobadas sin conocerlas los mismos legisladores actuantes, éstos ignorando las posibles turbaciones aberrantes de porciones de su territorio, las cuales pueden implicar una nulidad absoluta ante cualquier tribunal local o internacional.  No se puede ni se debe jugar a las escondidas en asuntos tan importantes como son las necesarias inversiones en Vaca Muerta u otros yacimientos. Hasta se deben celebrar las tratativas  con absoluta transparencia, no hay mejores garantías que las celebradas a la luz pública cuando se procede con honestidad y reglas de juego claras.  Se nota que no supieron o no quisieron operar con el mismo Galuccio mediante una agencia u oficina ad/hoc, sin la Cámpora pero directamente con los neuquinos en su provincia, creando al efecto un ente especial como hizo Cardoso en Brasil por medio de la A.N.P. prescindiendo del entonces monopolio Petrobras o un Comité Administrativo del estilo que creó Mosconi en 1922. 

¿Por qué tomaron ese rumbo con escondrijos y vicios procesales…?  Por una sencilla razón, el régimen kirchnerista es y siempre fue antifederal nato, responde a un unitarismo de élite ramplona que pretende controlar todos los asuntos públicos de alta financiación en desmedro de las provincias propietarias del recurso natural.  Esta corruptela es la causante de las “Condiciones Diferenciales” que condenan a nuestra “Argentina paria internacional” a un trato abrumador y abusivo, intentando ocultar desde el hecho consumado una cínica defraudación contra la provincia titular del “dominio originario” de Vaca Muerta.  

La YPF estatizada y colonizada por los camporistas se ha convertido en un suntuoso adefesio semejante a un robot paralítico, extremadamente costoso, inútil y complicadísimo por su relación conflictiva no resuelta con Repsol. El análisis de las “Condiciones Diferenciales” incluidas en la parte clandestina del contrato con Chevron –recién descubierto el secreto- no puede obviar estos vicios tan evidentes por el capricho de otorgar “gravitación absoluta” a sus amigos enquistados en la vidriosa YPF y al mismo tiempo convocar para  afrontar adeudos o compromisos de riesgo a la provincia propietaria desde un rol de mera convidada de piedra, con el fin de dictar formalidades legislativas tan sólo para revestir de seriedad una eufemística ficción de contrato administrativo. 

Los objetivos manifestados por Galuccio son plausibles: “…proteger las inversiones buscando soluciones para enfrentar el serio problema de las crecientes importaciones de combustibles…”.  Señala el ingeniero el déficit energético aludiendo a los 9.300 millones de dólares gastados en importaciones en 2012, agregaremos por nuestra parte que esta crisis brutal de la energía en la Argentina de los Kirchner se debe a la ineptitud de la política subsidiadora e intervencionista del matrimonio presidencial y el ministro De Vido.  A pesar de todo, supo agregar con lucidez Galuccio desde otro ángulo más realista: “los recursos no convencionales representan una oportunidad histórica para dejar de ser importadores de energía…”

Después de criticados los vicios de sujeto y procedimientos del proyecto Chevron-YPF, la idea y cualidades profesionales del ingeniero Galuccio para evitar el drenaje de divisas pueden resultar viables mediante una “Delegación Personal” del Presidente de la Nación con facultades suficientes hacia una persona u oficina desburocratizada y ágil, recordando las experiencias del presidente Frondizi en 1958 y del Ministro de Economía Fernando Enrique Cardoso desde 1993, a los pocos años consagrado dos veces presidente de Brasil.  En estos casos las inversiones y resultados obtenidos en ambas naciones determinaron acontecimientos históricamente relevantes…siempre respetándose las sagradas autonomías provinciales.

*El autor fue abogado de YPF, Gerente de Contratos en la Dirección de Asuntos Legales y Apoderado de la misma empresa en Europa y Estados Unidos. (epoblet@yahoo.com.ar)

 

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