¡Aquel octubre… en Cuba!
Ricardo Calvo
Ingeniero y médico cubano.


¿Y qué tiene de importancia un 13 de octubre en la historia de la nación cubana? Me refiero en particular a esa fecha del año 1960. Los lectores cubanos que pudieron haber vivido aquellas épocas están entrados en años y muchos otros sucesos oscurecen sus mentes para recordar tal efeméride y la gran mayoría de los cubanos existentes no había nacido aún.
Bueno y después de todo esto ¿qué sucedió ese día que debería ser recordado por cada uno de los cubanos tanto en la Isla como en el extranjero? ¿Qué deben apuntar en la mente los ciudadanos de Las Américas que abogan por las doctrinas socialistas como futuras directrices políticas?
En la mañana del 13 de octubre de 1960 el gobierno “revolucionario” cubano anunció que el Consejo de Ministros dictó las Leyes No. 890 y 891 que disponían la nacionalización mediante la expropiación forzosa de más de 380 empresas nacionales, la banca privada nacional y extranjera (con excepción de la canadiense) con promesa de una indemnización que jamás recibieron sus respectivos dueños. Entre esas empresas se incluían todos los ingenios azucareros (de los cuales solamente el 18% estaba en manos extranjeras) y gran parte del comercio y la industria de la Isla*.
 
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Para finales de ese año alrededor de un 80 % de la producción comercial de Cuba había pasado a “manos del pueblo“, eufemismo socialista para referirse a la confiscación.
Con anterioridad a esta disposición del gobierno “revolucionario”, se habían incautado propiedades de ciudadanos cubanos acusados de malversación de fondos públicos en años anteriores y durante el transcurso de 1959 también se dispuso de tierras sin una inmediata compensación en el marco de la Ley de Reforma Agraria.
El Gobierno “revolucionario” había dado un paso vital en su camino para llevar a Cuba hacia el comunismo ya que había cumplido con la esencia de tal doctrina enunciada por Karl Marx en el Manifiesto Comunista de 1848: “abolir la propiedad privada”.
La acción del Consejo de Ministros se puede resumir en un trabalenguas que se volvió popular en aquellos tiempos y todavía hoy expresa la realidad en términos populares: “Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío, nada es de nadie y todo es de todos”.
Los centros comerciales enumerados en la lista de confiscaciones fueron ocupados por unidades de la milicia revolucionaria, sus dueños informados del despojo e interventores del Estado tomaron control de sus administraciones.
De una manera sutil pero repentina el Partido Comunista había tomado control de la vida de cada uno de los ciudadanos sin que muchos se hubieran percatado aquella mañana.
Al poner punto final a la propiedad privada se habían obliterado totalmente todos los derechos individuales enumerados en los Artículos 20 al 40 inclusive de la Constitución de Cuba de 1940. Aquellos que sufrieron económicamente el despojo de sus propiedades y negocios, así como los que eran conscientes de las implicancias de tal acción, procuraron activamente lograr la salida del país tan pronto como fuese posible.
Al desaparecer la propiedad privada no solo se pierden todos los derechos individuales, sino que desaparecen virtudes tales como la prudencia, la honestidad, la caridad y el respeto por lo que es de otro. En otras palabras, desaparece el concepto de robar y en Cuba se ha remplazado tal logro con el término “resolver”.
La existencia de la propiedad privada además de ser la garantía de las libertades a las que todo ciudadano tiene derecho y ser la base del ejercicio y disfrute de las virtudes conocidas en el mundo occidental, es el eje indispensable de una atmosfera de progreso económico y del Estado de Derecho.
El trabalenguas ya mencionado es síntesis de porque la doctrina socialista se convierte realmente en una fábrica de miseria y penurias ya que el esfuerzo y la iniciativa individual deja de ser retribuida y en muchos casos pasa a ser considerada un delito. 
Hoy, de nuevo en octubre, pero 62 años más tarde, debemos recordar la fecha en la que se puso punto final a todas las libertades en Cuba y se desató el aparato represivo por parte del Partido Comunista, que además ha llevado al país a un estado nada envidiable de pobreza material y de baja consciencia moral.
*Nota:
Entre las 382 empresas nacionalizadas se encontraban 105 ingenios azucareros; 18 destilerías; seis empresas de bebidas alcohólicas; siete procesadoras de alimentos; dos empresas de aceites y grasas, tres fábricas de jabones y perfumes; cinco lecherías; dos fábricas de chocolate; nueve fabricantes de embalajes; 60 empresas textiles y de confección; tres productores de pintura; tres empresas químicas; siete fábricas de papel; seis empresas de metalurgia básica; un molino de harina; 16 procesadores de arroz; 47 almacenes de artículos de uso doméstico; diez tostadoras de café; tres empresas farmacéuticas; 13 grandes almacenes; ocho empresas ferroviarias; una imprenta; 11 cadenas de cines; 19 empresas de construcción, una empresa eléctrica y 13 expedidores marítimos.

Publicado en Independent Institute.

 

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