Circo entre ruinas
Sergio Crivelli


"Hemos vuelto a los tiempos de Babel; pero no se trabaja ya para un monumento común de confusión; todos erigen su torre a su propia medida". Chateubriand, "Memorias de ultratumba". Libro XXII, Capítulo XXI.­
Difícilmente pueda ser llamado gobierno uno en el que el presidente y su ministro del Interior no se hablan, más aún, se ignoran ostentosamente por los medios. Eso ha terminado por confesar de manera pública Alberto Fernández, aunque el reconocimiento haya resultado en buena medida superfluo porque su principal apoyo político, Cristina Kirchner, lo hostiliza de manera casi cotidiana a través sus militantes de la Cámpora, mientras ella se mantiene en silencio en su gabinete donde maquina la próxima fórmula presidencial, como si con el fracaso de la presente no le hubiera alcanzado. En medio de la gravedad de la situación económica y social y la implosión del gobierno que ella armó usa las redes para pronunciarse sobre el resultado de unas elecciones en Ecuador fiel a la consigna de que el espectáculo debe continuar.­
Cuando le preguntaron por Eduardo De Pedro el presidente respondió que gobierna con quien puede. Lo asombroso no es que haya admitido que tiene el gabinete fragmentado y hay zonas donde su poder no penetra, sino que llame a eso gobierno. Las sucesivas presiones de la vice sobre los ministros han provocado renuncias y rediseños que terminaron convirtiendo al gabinete no en la proverbial Torre de Babel en la que la comunicación es imposible, sino en una cantidad de torres dónde cada cual habla su propio idioma, es decir, tiene su propio objetivo electoral para la etapa que viene que fatalmente será en el llano. De gestión no hablan desde hace rato.­
La clave del ambiente expresionista que impera en el oficialismo es el desbande. Todos se preparan para un revés en las urnas y tratan de digitar las candidaturas para resistir los cuatro años próximos en enclaves menores de poder, en el mejor de los casos en la provincia de Buenos Aires. De ahí las peleas, los desplantes, las convocatorias al diálogo dentro del peronismo, las acusaciones de falta de "códigos", "mezquindad", etcétera. Todo ese despliegue con la inflación fuera de control (en CABA supero el 7% en enero), un endeudamiento explosivo y una pobreza y marginalidad en expansión. Un circo electoral donde se discuten disparates ideológicos entre las ruinas. Una feria de curiosidades en la que el peronismo ha instalado hasta un juicio político a la Corte Suprema.­
Ante la anarquía oficialista Juntos por el Cambio pareció reaccionar con un comunicado en el que alertó sobre el peligro de la deuda generada por el gobierno. Fue la repetición de un aviso para los bancos que financian a Alberto Fernández: no vamos a pagar ese disparate si llegamos a la Casa Rosada.­
Por primera vez en muchos meses el ala dura de la oposición se hace oír con claridad y en un lenguaje al alcance de todos. Un fenómeno infrecuente porque JxC ha construido también su propia Torre de Babel.­

Publicado en La Prensa.

 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]