Las “formas” de Milei
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
Antes de iniciar este
análisis quiero transcribir una frase de Karl Popper: “La tolerancia ilimitada debe llevar al final a la desaparición de la
tolerancia. Si extendemos una tolerancia ilimitada incluso a aquellos que son intolerantes,
si no estamos preparados para defender una sociedad tolerante contra el embate
de los intolerantes, entonces los tolerantes serán destruidos y la tolerancia
con ellos. […] Por tanto, deberíamos reclamar, en nombre de la tolerancia, el
derecho a no tolerar a los intolerantes.”
No me identifico con las
formas de Milei, soy sereno, mesurado y comedido… y por ello, entre otras
muchas cosas, no podría ser el presidente de la Argentina y menos aún en la
actualidad.
La popularidad de Javier
Milei nació y creció exponencialmente con su participación en agresivos e
irreflexivos programas televisivos de debates políticos donde muchos hablaban
mucho de cosas que entendían poco. La
única constante entre los otros miembros de los paneles era el ser “políticamente
correcto”.
Dentro de estas romerías
televisivas Milei decía cosas con sentido, cosas que eran fáciles de entender y
que eran compartidas por gran parte de la población, las mismas cosas que
muchos otros también decían pero que quedaban en el olvido. Lo distintivo de Milei era el exponer esas
verdades incómodas que pocos se atrevían a decir con gran vehemencia, sin
dejarse atropellar por la mediocre caterva que lo rodeaba y defendiendo sus
principios sin pelos en la lengua.
La anti corrección
discursiva pasó de lo mediático a lo político con la potencia, la velocidad y
la fuerza del lenguaje crudo, arrollador y directo de a quien no le importan
las apariencias y no tiene nada que perder.
Si este formato tipo “loco
lindo” fue natural, actuado o exacerbado es algo que nunca sabremos, lo que resulta
indiscutible es que fue disruptivo y absolutamente efectivo.
Javier Milei es una
persona muy inteligente que ha demostrado “jugar con las blancas” en el ajedrez
de la política argentina. Ha pateado el
tablero y ha enfrentado con éxito y en absoluta desventaja a la casta partidaria,
sindical, empresarial, mediática y burocrática con una única arma: sus modos.
Desconocer que fueron
precisamente sus modos lo que lo llevaron a dónde está, que son sus modos los
que hacen que mantenga el apoyo popular y que son sus modos los que desorientan
a sus oponentes es no entender de qué se trata el juego.
En este punto retomo la
frase de Popper que transcribí al inicio y pregunto: ¿se puede enfrentar a una
casta intolerante con modos tolerantes y amables? ¿Se puede enfrentar a una caterva de
codiciosos, inescrupulosos, ladinos, oportunistas, traicioneros, hipócritas,
maquiavélicos, mentirosos y farsantes políticos quienes hacen suya la frase de
Groucho Marx: “estos son mis principios,
si no le gusta tengo otros”?
A pesar de que sus modos
no dejan de incomodarme, debo rendirme ante la evidencia empírica y considerar que
los enormes cambios logrados en tan poco tiempo solo fueron posible gracias a sus
formas.
Otro aspecto interesante a
tener en cuenta es la estrategia comunicacional que el candidato llevó adelante
durante la campaña y que sigue utilizando como presidente. Milei mantiene una comunicación directa y
pública con los ciudadanos a través de las redes sociales y expone sus
opiniones sobre quienes forman parte de la “casta” en forma cristalina, sin intermediarios
y sin filtro. Eso es algo que molesta al
status quo, que incomoda a otros y que aprueba casi con entusiasmo una gran parte
de la ciudadanía.
Escucho a los periodistas
quejarse por la “asimetría de poder” que se produce cuando Milei los “ataca” en
las redes, asimetría que no parece afectarles cuando ellos “atacan” al público cuando
opinan diferente que ellos, y no me digan que no
es así porque me ha pasado a mí personalmente en varias oportunidades.
Considero mucho más
democrático que el presidente utilice “X” para polemizar que usar cadenas
nacionales, los servicios secretos o la AFIP para
presionar a sus detractores.
Sus modos no son mi
estilo, es disruptivo y juega al límite.
Se dice que George Orwell aseguró que: "en tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto
revolucionario" y las revoluciones nunca son suaves. Javier Milei quizás sea la persona justa,
aparecida en el lugar preciso y en el momento indicado para llevar adelante
esta revolución.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!