Las diversas formas de pagos internacionales enriquecen a la humanidad

Enrique Blasco Garma
Economista.
Los intercambios de bienes
y servicios no son los únicos flujos del comercio internacional. Los países
también compiten por la captación de capitales y financiamiento entre
residentes de diferentes jurisdicciones. Asimismo, las personas emigran de una
nación a otra, y las culturas -aunque no siempre sean bienvenidas- pugnan por
ocupar espacios ambicionados. Sin embargo, la competencia comercial es pacífica
y altamente beneficiosa para la humanidad.
Analistas y entidades
económicas deberían reconocer el valor de estas distintas formas de competencia,
no solo en bienes y servicios, sino también en la movilidad de capital y
recursos humanos.
Finalmente, las balanzas
de pagos deben equilibrarse, y es preferible hacerlo mediante acuerdos
ventajosos para ambas partes, sin exigencias indebidas. El saldo cero en el
comercio no es necesario ni siempre conveniente. Financiar un déficit acordado,
incluso si es significativo, puede ser una mejor alternativa.
A horas de un nuevo
acuerdo con el FMI, parece relevante analizar los presuntos rezagos cambiarios.
Las balanzas de pagos internacionales, consideradas en conjunto, tienden a
compensarse, sin importar que las estructuras productivas e institucionales de
cada país sean dispares. Incluso dentro de una misma zona monetaria, como la
del euro, pueden coexistir economías con atraso o adelanto cambiario,
dependiendo de sus particularidades.
Esto demuestra que el tipo
de cambio no es el único ni el principal determinante del saldo de pagos
externos, ni que un balance de pagos en equilibrio sea siempre lo más conveniente.
El tipo de cambio tiene la
función de compatibilizar los flujos monetarios y financieros, los precios
internos y externos, y el ingreso o egreso de capitales, según la percepción
del mercado. Se considera que hay “atraso cambiario” cuando los precios
internos superan a los del exterior, en relación con la cotización del dólar,
lo que impacta en el déficit de la balanza de pagos.
Una moneda fuerte
incentiva el gasto por encima del ingreso generado, conforme a la identidad
fundamental de las cuentas nacionales: G - PBI = M – X. El gasto total menos el
PBI siempre es igual al déficit de pagos internacionales. Los pagos al exterior
(M) menos los cobros externos (X) determinan el saldo de financiamiento
externo.
Los “pescadores de atrasos
cambiarios” buscan precios internacionales más bajos que los locales, incluso
por debajo de los costos de las empresas comercializadoras. Sin embargo,
comprobar que un grupo de bienes en el exterior es más barato que en el mercado
local no es suficiente para afirmar que hay “atraso cambiario”. Para ello, es
necesario que estos precios sean lo suficientemente determinantes como para
provocar un déficit comercial.
Si no hay déficit externo,
no hay atraso cambiario.
Los análisis individuales
suelen basarse en una muestra reducida de productos, sin considerar la
totalidad del mercado de bienes y servicios. Otro ejemplo de sesgo en la
afirmación de “atraso cambiario” es el caso de los países vecinos de Argentina.
Muchos residentes cruzan la frontera para comprar con un peso “fuerte”, aunque
la moneda argentina en términos generales no esté apreciada y las economías
limítrofes no presenten rezagos cambiarios.
Incluso en países
altamente eficientes y competitivos, el tipo de cambio puede parecer
“atrasado”, según lo refleje el balance de pagos. Economías confiables suelen
atraer inversiones y financiamiento que generan déficits en la balanza de pagos
internacionales.
Este es el caso de Canadá,
Estados Unidos y México, cuyas instituciones generan confianza suficiente para
atraer capitales y sostener un exceso de gasto. Por otro lado, economías como
las de Noruega, Suiza, Alemania y Japón han generado ingresos superiores a sus
gastos, lo que les ha permitido acumular capital y financiar a otros países.
La economía mundial debe
prepararse para presiones inflacionarias crecientes, impulsadas por las tarifas
a las importaciones de la guerra comercial de Trump y por su política
migratoria. Estos factores podrían alterar precios relativos y el statu quo
global.
Las reservas internacionales
netas del Banco Central de Argentina siguen fuertemente negativas, en torno a
USD 7.000 millones, un nivel similar al registrado cuando asumió Javier Milei.
En este contexto, el
debate cambiario es clave. ¿Qué sucederá con el tipo de cambio una vez que se
levanten las restricciones cambiarias?
Es comprensible que el
gobierno se resista a levantar el cepo antes de las elecciones. El plan de
estabilización basado en un ancla cambiaria, superávit primario y control de
cambios ha dado resultados contundentes: la inflación cayó de manera
significativa y la actividad económica se ha recuperado, con respaldo político.
El riesgo de levantar el
cepo es una suba del dólar y su impacto inflacionario. Por ello, las
autoridades condicionan su eliminación a la obtención de un crédito sustancial
por parte del FMI.
Acuerdo con el FMI: Caputo
confirmó que habrá un nuevo esquema cambiario aprobado por el Congreso. El
ministro de Economía afirmó que la secuencia de desembolsos estará incluida en
el nuevo programa acordado con el staff del FMI. Además, confirmó una reunión
con Kristalina Georgieva.
Publicado en INFOBAE.
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