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Javier Milei y las ideas de la libertad: claves para entender su gestión

Para comprender el fenómeno político y económico que encarna Javier Milei, es necesario ahondar en la simbiosis de su enfoque doctrinario y las restricciones de su praxis política. El marco teórico libertario del que abreva Milei entiende que los individuos son el motor del proceso económico y el mercado es la institución espontánea que coordina el conocimiento disperso de dichos individuos. Para ello se vale del sistema de precios, sin necesidad de planificación central alguna. De allí su naturaleza espontánea y no deliberada; no es diseñada por nadie y emerge de la interacción de las decisiones libres de millones de individuos.
 
De acuerdo a este enfoque de Javier Milei, el Estado moderno ha traicionado su pretendido rol de benefactor. Bajo el disfraz del bienestar, ha limitado el accionar voluntario de los ciudadanos merced a una creciente coacción fiscal sobre ellos. Ya no protege sus propiedades y rentas sino que las saquea y exprime: sustituye la responsabilidad individual por dependencia y erosiona la civilización desde sus cimientos. En este sentido, el Estado no es garante del orden, sino su negación. Suplanta la voluntad individual, anula la responsabilidad y reduce la libertad a una concesión sujeta a revocación.
 
Esta crítica encuentra antecedentes intelectuales en pensadores como Herbert Spencer, quien en El individuo contra el Estado alertaba sobre cómo la intervención estatal, al pretender remediar todos los males de la sociedad, robustece en los ánimos la creencia en su necesidad y con mayor insistencia se exige su intervención desplazando y sustituyendo a los genuinos protagonistas; el individuo y la sociedad civil.
 
La asunción de Milei a la Presidencia de la Nación Argentina ha comportado una situación paradójica evidente y sin precedentes en la historia contemporánea: Javier Milei se define como anarcocapitalista y al mismo tiempo es el mayor representante del Estado argentino. Detenta el poder y pretende mayores cuotas de poder sin embargo detesta ese mismo poder estatal del que ha sido democráticamente ungido. ¿Cómo pretende salir de esta encrucijada?. De una única manera; tiene como objetivo devolver a la sociedad civil ese mismo poder que "la política" jamás debería haberle arrebatado. No pretende perpetuarse en el poder sino cederlo y devolverlo a su genuino y legítimo titular; el individuo.
 
El camino que propone para ello es claro e indubitable; eliminar el gasto público, recortar la burocracia, suprimir los impuestos, privatizar empresas públicas, avanzar en profundas reformas tributarias y laborales, intensificar el proceso de desregulación burocrático y normativo, descentralizar el poder en manos de municipios libres y autónomos y firmar el mayor número posible de acuerdos de libre comercio con estados o unión de estados soberanos para convertir a la economía argentina en una de las más libres del mundo. Todas estas medidas buscan limpiar el terreno dejándolo desbrozado, desmalezado y despejado para que el individuo tome el centro de la escena y se convierta en un protagonista principal, sin ataduras, a la hora de sus decisiones vitales personales o en asociación voluntaria en la sociedad civil.
 
La sociedad argentina, en su mayoría, acompañó a Javier Milei en este asombroso giro libertario. Podría enmarcarse como una especie de reacción cultural y social a un trauma histórico. Japón y Alemania rechazaron el belicismo tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial o sociedades excomunistas como Vietnam, Estonia, Polonia o Hungría abrazaron intensamente el capitalismo tras la desintegración de la URSS y el final del infierno vivido en carne propia por varias generaciones en manos de dichos regímenes comunistas opresivos. Hoy en día, la sociedad argentina vive su propio giro pendular frente al estatismo empobrecedor y alienante.
 
El desafío principal al que se enfrenta el proyecto libertario de Milei no solo reside en desmantelar las obsoletas estructuras estatales sino acompañar el cambio de las mentalidades de la población para recuperar la confianza en la iniciativa propia y el asociacionismo voluntario. No se transforma rápidamente una sociedad civil aletargada por el estatismo centenario en una sociedad digna, emprendedora y dinámica: requiere de cierto tiempo de maduración en el que la sociedad civil esté abierta a experimentar en un proceso de descubrimiento por sí misma y participe en una búsqueda de soluciones propias que no vengan impuestas desde un órgano rector ajeno a sus preferencias personales.
 
El tiempo no es la única restricción o limitación que presenta el proyecto Milei y la sociedad civil para concretar sus logros. No es posible hacer un análisis acertado y ponderado de la Presidencia de Milei si no se entiende desde un inicio que está administrando un proceso de transición. El Estado de la Nación recibido en diciembre de 2023 fue la peor herencia económica y social que un gobierno pudo asumir en la historia argentina reciente y pasada. El panorama no podía ser tan desalentador; alto endeudamiento, elevadísimos déficits fiscal y cuasi fiscal, aversión y repudio ciudadano por el Peso argentino, inflación creciente cercana al estallido hiperinflacionario, pobreza que superaba el 50% de la población, muy elevada presión fiscal, hiperregulación burocrática y normativa que asfixiaba la iniciativa empresarial y la actividad económica en general e inseguridad ciudadana muy extendida.
 
Este llamado proceso de transición que debe administrar Milei ha partido de un contexto tan desafovarable que constituye de por sí una restricción incontrastable a la hora de adoptar las medidas libertarias en estado puro y de forma inmediata. Si hubiera ignorado estos limitantes seguramente se hubiesen violado contratos asumidos por el gobierno saliente, se hubiera comprometido el valor de activos en riesgo como el Peso, títulos de deuda del BCRA y bonos del Estado que emitió de forma compulsiva el gobierno saliente para financiarse. Se suma a esta limitación el hecho de que el gobierno ha tenido que negociar la implementación de sus políticas una y otra vez desde el primer día en las dos cámaras del Congreso en las que no tiene mayoría ni quórum propio. No obstante ello, se aprobó un extenso cuerpo de leyes que se convirtió en su conjunto en la mayor reforma estructural en la historia argentina: Ley "Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos" y Ley de Reforma Fiscal (complementaria de la Ley Bases) entre otras. A estas leyes se sumaron los Decretos de Necesidad y Urgencia que permitieron al Poder Ejecutivo dictar normas de calado institucional que incrementara la libertad económica, eliminara trabas burocráticas y restricciones legales al mercado de alquiler inmobiliario por ejemplo.
 
En este contexto de enorme restricciones se ha puesto el acento en el creciente recorte del gasto público a fin de dejar atrás ese Estado que consumía entorno al 40% de la riqueza de los argentinos en 2023 para ir a un Estado que no gaste más del 25% en términos de Producto Bruto Interno según lo estipulado por el gobierno nacional y 18 gobernadores en el Pacto de Mayo de 2024. El sendero que se abre delante nuestro no es otro que el reclamo decidido de drásticas reducciones del gasto público. Por ejemplo, si el gobierno sigue aplicando retenciones (derechos de exportación) sobre algunos productos de exportación con el único objeto de recaudar entorno a 5.400 millones de dólares a fin de lograr el tan ansiado por todos superávit fiscal, es mandatario insistir en un recorte del gasto público en esa misma magnitud (5.400 millones de dólares) para erradicar ese tipo de impuesto tan profundamente injusto y confiscatorio que conlleva daños irreparables a los derechos de propiedad privada. Es preciso restringir, de acuerdo a esta visión libertaria, la actividad gubernamental siempre, cuando y dondequiera esto sea posible para reparar estas situaciones de injusticia. "El Estado es esa gran ficción a través de la cual todo el mundo tratata de vivir a expensas de todo el mundo. Tú que puedes tomar leal, honestamente, toma de la gente y compartamos. El Estado estará encantado de seguir tan diabólico consejo": con tal lucidez se expresaba el coloso Frédéric Bastiat sobre el gran mal que aquejaría a los argentinos casi dos siglos después de pronunciadas esas palabras. Terminaba de rematar la faena afirmando que "hay gente que cree que el saqueo pierde toda su inmoralidad tan pronto como se legaliza. Personalmente, no puedo imaginarme una situación más alarmante".
 
Milei es el divulgador más exitoso de las ideas de la libertad. Su voz singular lidera el debate público internacional y despierta un interés sin precedentes por los postulados de la Escuela Austríaca de Economía. Milei no solo difundió estas ideas, sino que las está llevando a la acción política, demostrando que el libertarianismo puede trascender la teoría y aplicarse en la realidad, despertando así una nueva ola de entusiasmo por la libertad en todo el mundo. De alguna manera, Javier Milei le ganó la pulseada al mismísimo Friedrich Hayek: está demostrando que las ideas de la libertad no sólo se imponen desde la academia, sino también desde la acción y el liderazgo político.
 
El experimento libertario inédito que está liderando Javier Milei no solo pone en juego el futuro de una nación sino la confirmación inexorable de un principio vital: el individuo, cuando es liberado de la coerción estatal, puede prosperar a través de la cooperación voluntaria.


Ignacio Delfino

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