Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
La propaganda
oficial es artera, su intención es confundir al ciudadano común de modo que
crea que el Gobierno trabaja para el país cuando, en rigor, solo trabaja para
fortalecer al Estado, o sea, al oficialismo. Por cierto, es importante
comprender que Estado y sector privado -el mercado, que son todas las personas
dentro del país- son opuestos en el sentido de que el primero funciona en base
a los recursos que retira del segundo, uno se agranda a costa del otro se
achica.
Empecemos por el
deliberadamente mal llamado “riesgo país”. Este se refiere a deuda estatal,
ergo, no se trata de la evaluación del riesgo de default del país real, esto
es, de su sector privado que es el que produce, sino el riesgo de que el Estado
entre en default. Entonces, ¿es bueno que el “riesgo país” baje? Depende, si
baja -como es el caso del actual gobierno- como consecuencia de fortalecer al
Estado a costa del sector privado, es malo. La baja del riesgo Estado (“riesgo
país”) es buena sí y solo sí se produce como consecuencia de la reducción
propia, intrínseca, del Estado.
Ahora, ¿por qué
entonces, acciones y bonos suelen subir al ritmo de la baja del riesgo Estado?
En primer lugar, porque esto provoca una obvia suba de los bonos estatales,
esto empuja al resto de los activos, primero por inercia y segundo porque puede
pensarse que,al bajar el riesgo Estado, el gobierno mejorará su situación y,
entonces, perjudicará menos al sector privado.
Esta es la
explicación de por qué “los mercados” suelen celebrar la baja del riesgo
Estado, celebración que, en casos como el de la actual Argentina, dura pocas
horas hasta que los inversores se dan cuenta de que no se da la segunda
hipótesis -la más importante- esto es, que la situación del Estado no mejora y,
entonces, se sigue perjudicando al sector privado, y quizás más.
Del mismo modo,
la ayuda del FMI y de otros Estados -como el salvataje del Tesoro de los
EE.UU.- suele ser una mala noticia. A ver, si un Estado llega al punto en que
necesita ayuda por fuera del mercado, esto es, de organismos estatales,
significa que está quebrado por ineficiente, ergo, el mercado se niega afinanciarlo.
Ahora, si es tan ineficiente que ha llegado a quebrar o se reconfigura de modo
de volverse eficiente o pide un préstamo por fuera del mercado para seguir por
su camino deficitario.
Por cierto, estos
organismos estatales que prestan esta ayuda por fuera del mercado saben que el
Estado, al que ayudan, seguirá siendo ineficiente (para eso lo financian) y,
por tanto, suelen exigir una suba de impuestos de modo que el deudor pueda
devolverles los fondos, sin importarles que eso destruy
e al sector
privado, al país.
Entonces, ¿por
qué “los mercados” suelen responder favorablemente a las ayudas de otros
Estados? Por los mismos motivos, porque se fortalece al Estado local lo que
provoca una suba en sus bonos, mientras que los privados suben por un resto de
inercia y porque algunos suponen que este cambio de humor en el gobierno puede
llevar a los funcionarios a perjudicar menos al sector privado. Luego, cuando
los inversores se dan cuenta de que el Estado parasitario está feliz con su
programa de expoliar al mercado, “los mercados” vuelven a bajar.
Publicado en Data Clave.