THE FREEMAN: Pan y circo en Brasil
Emma Elliott Freire
Columnista de The Freeman, publicación de The Foundation for Economic Education (FEE).
“El hecho que Brasil haya sido elegido
para patrocinar La Copa
del Mundo en 2014 es una razón para festejar y estar muy contentos”, dijo el
presidente Luiz Inácio Lula Da Silva cuando se anunció en octubre del 2007 a Brasil como país
anfitrión. “El fútbol no es sólo un deporte para nosotros. Es más que eso: el
fútbol para nosotros es una pasión, una pasión nacional”. Y los brasileros
estuvieron de acuerdo, al ritmo de un frenético baile en las calles y fuegos
artificiales en todas partes.
Dos años más tarde, Río de Janeiro era
elegida como sede para los Juegos Olímpicos de Verano de 2016. El presidente derramó lágrimas de alegría y
diciendo más de una vez: “Ha llegado nuestra hora”.
En un momento que la Copa del Mundo y los juegos
olímpicos parecieran ser una oportunidad inmejorable para presentar a Brasil en
la escena internacional. Esta posibilidad tiene aún más relevancia en tanto que
los brasileros deben cargar sobre sus hombros con una supuesta declaración de
Charles de Gaulle que se refería a que “Brasil no es un país serio”.
Pero las aspiraciones de Brasil
puestas en la Copa
Mundial se han evaporado. Es palpable en la mayoría de los
brasileros un gran desencanto y pesimismo. Ven en la Copa del Mundo una
humillación nacional. Y hay un antes y después para el brasilero corriente
después de presenciar las acciones represivas del gobierno en pos de hacer
presentable al país para este gran evento.
Para los miles de extranjeros que
viajarán por la Copa
del Mundo, el primer contacto será el Aeropuerto de Belo Horizonte. La ciudad
es el centro del negocio minero más lucrativo de Brasil y será anfitriona de
seis fechas.
Pero apenas salí del avión, ya en el
aeropuerto noto que algo no esta muy bien en los preparativos de la Copa del Mundo. Aparecen los
primeros indicios. Se suponía que iba a encontrarme con un país modernizado.
Desafortunadamente nada en ningún lugar está terminado. Casi todas las
construcciones están a cielo abierto, inconclusas. Topándome con andamios en
cada esquina. El aire esta lleno de polvillo. Los niveles de ruido producidos
por la construcción son tan altos que hacen necesario que el personal de la
aerolínea tenga que estar gritándole a cada uno de los pasajeros durante los
trámites de arribo.
Y nada de esto mejora una vez afuera.
La cantidad de construcciones iniciadas
modificaron los ritmos normales de tráfico, incluso estacionar se convierte en
una odisea. Sobre la avenida Antonio Carlos, la vía principal de Belo Horizonte
el tráfico a sus lados es aceptable pero el centro de la avenida es una zona
enorme en construcción. La ciudad ha sumado sendas para los autobuses pero las
mismas no estarán listas sino en unos cuantos años.
Unos costos muy altos
El mundial de Brasil está por
convertirse en la Copa
del Mundo más cara de la historia.
Aunque las estimaciones sobre el total
varían es muy probable que el costo exceda los catorce billones de dólares, más
que lo que costaron, sumadas, las tres Copas del Mundo anteriores. Brasil
decidió destinar 12 estadios para La
Copa del Mundo. África del Sur sólo tuvo 10 cuando lo
patrocinó en 2010. El uso futuro de los estadios de Brasil está envuelto en el
misterio. Así, el Arena Da Amazonia
atrajo un especial encono de parte de los brasileros. Está ubicado en lo
profundo de la selva amazónica y no hay vuelos locales que puedan llevar 44 pasajeros, un número de asientos básico
para cada equipo. Además de los tres
trabajadores que murieron por accidentes laborales. Viajé para Brasilia, la
capital, donde vi el magnífico Estadio
Nacional con 72.000 localidades. Le pregunté a mis guías si la selección de
fútbol local lo usaría después de La
Copa del Mundo. Se rieron y me contestaron que, “esa es la
pregunta del millón”. El equipo local juega en las divisiones inferiores y
apenas asisten a sus partidos algunos cuantos de sus seguidores. Por cierto
Brasilia es una ciudad rica y así es como sus habitantes se pueden permitir el
lujo de algunos mega conciertos, pero este no es sino un uso ocasional para el
estadio.
En la preparación para La Copa del Mundo, Brasil
también emprendió proyectos de infraestructura a gran escala. Pero muchos no
serán terminados a tiempo, y los que están listos podrían tener un impacto de
negativa. “Grandes tramos de este estos proyectos traen aparejados más males
que beneficios ”, dijo Anthony Ling, un
arquitecto urbanista brasilero, autor del blog: Rendering Freedom
(http://www.renderingfreedom.com/). "Los ejemplos más obvios son los
puentes en las carreteras urbanas que implican un modo de planificar el tráfico
muy "moderno" que básicamente subsidia con fondos públicos el uso del
medio individual de locomoción. Estos puentes sobre las carreteras también
eliminan cualquier tipo de actividad peatonal en los alrededores restringiendo
la accesibilidad del transporte público".
Y agrega que muchas ciudades tenían previamente sus propios planes de
infraestructura que fueron alterados para encajar en los de la Copa del Mundo, borrando de
este modo su eficiencia original".
La mayoría de las ciudades brasileras
tienen áreas que se encuentran crónicamente por debajo de los niveles básicos
de desarrollo. Y
los brasileros están preocupados de lo que lleguen a pensar los extranjeros
cuándo arriben y vean los barrios bajos y los edificios. “Los americanos tienen
estándares altos. No quedarán impresionados (positivamente) por lo que ven
aquí”, dice Gianluca, un abogado que tiene su oficina en Brasilia.
De las favelas a los estadios
Por la Avenida Antonio
Carlos, viajando para ver el partido en Belo Horizonte, probablemente los
turistas nunca sepan que están sobre las antes llamadas favelas. Estos
barrios pobres solían encontrarse a lo largo de la carretera. Cada ciudad en
donde se jugará la Copa
del Mundo ha utilizado el espacio público para montar sus proyectos de
infraestructura, ahí donde antes se encontraban los barrios pobres aunque en la
mayoría de los casos no hubo problemas.
"Se han removido muchos barrios
pobres, teniendo en cuenta que nadie tenía títulos de propiedad sobre los
espacios de dominio público. De modo tal que por sus casas se les dio, o, no,
una pequeña suma de dinero", dijo Ling. "Alrededor del 80/90% de las
favelas se encuentran en tierra fiscal. Básicamente ocupan esa tierra y no
tienen ningún título de propiedad. No importa si ocupan el lugar hace cien
años, el gobierno puede hacer lo que se le plazca".
Algunas cifras estiman que el número
de personas removidas de sus casas con motivo de la Copa del Mundo es de
alrededor 250.000. Todos ellos desesperadamente pobres.
Estos traslados de personas ha
suscitado muy pocos comentarios en la opinión pública. Muchos brasileros
especialmente de derecha incluso han apoyado estas prácticas. Ven a los
habitantes de las favelas como invasores cuando toman tierras que no son de
ellos.
Además de ver las favelas como lugares
fortificados para el crimen. Muchas están en mayor o menor medida gobernadas
por vendedores de drogas locales. "Los dealers
no solo utilizan a las drogas como poder, sino que también controlan toda el área",
dice Rodrigo Constantino, un economista que escribe para Veja , una de las
revistas más conocidas de Brasil. “Las personas tienen que pagarle a los
vendedores de drogas y los jefes de las favelas para usar
energía o mirar televisión”. Así, muchos brasileros terminan favoreciendo a
estos dealers sin tener otra salida.
En los últimos años el gobierno de
Brasil lanzó un programa de "pacificación" de las favelas mediante el
envío de unidades de elite de la policía con el fin de retomar una mayor
presencia en el lugar. Recientemente, con la proximidad de la Copa del Mundo el gobierno
recurrió aún más drásticamente a esta estrategia. El ejército ha ocupado
algunas favelas en Río de Janeiro y estará allí hasta que finalice el mundial.
Muchos brasileros se encuentran intranquilos con esto aunque sientan que es
necesario controlar el crimen.
“Estoy muy preocupado por el abuso
policial, pero, acá, es como un campo de batalla”, dice Constantino. “Es como los métodos del gobierno de Estados
Unidos en Irak. Usted tiene que recordar que está en Irak y no en la ciudad de
Nueva York. La policía entra en una favela bajo fuego de
armas de guerra. No es como en Copacabana. Ahí es una realidad completamente
diferente. Muchos policías mueren cada año en la guerra contra los dealers de las favelas”.
Grobbel es un americano que ha vivido
en Brasil los últimos 20 años. Y piensa que el despliegue militar de
tropas contra ciudadanos brasileros es una práctica normal en el contexto de la
historia de ese país. "Brasil -dice- no tiene las mismas restricciones que
el ejército en los Estados Unidos". "Brasil siempre ha tenido un
control piramidal a lo largo de su historia. Eso hace posible las cosas también
para el ejército".
Tapando protestas
Las favelas no son los únicos lugares en donde el gobierno
brasilero intenta tapar las cosas. Esta preparado también para contener el
descontento social. Gastará apenas 85 millones de dólares en la seguridad
durante La Copa
del Mundo y destacará una fuerza de seguridad de 170.000 agentes de policía
propia y privada. Hay razones para preocuparse: el último verano, las masivas
manifestaciones antigubernamentales sacudieron el país.
Se iniciaron en junio del 2013 en San
Pablo, cuando un pequeño grupo de extrema izquierda protestó por el incremento en el boleto de
autobús. Pronto las protestas se propagaron, y millones se volcaron a las
calles para expresar una gran variedad de quejas. Muchos estaban en contra de
lo gastado en los estadios para la
Copa del Mundo con los fondos públicos mientras los
hospitales de Brasil y las escuelas permanecen por debajo de un nivel aceptable.
El gobierno rápidamente prometió una
reforma, pero después de finalizadas las protestas no hubo nada en concreto.
“Las autoridades tomaron conciencia del malestar popular, pero no pienso que
vayan a hacer algo cosa”, opina Alexandre Barros, un asesor de políticas de
riesgo de Brasilia.
No hay ya manifestaciones a gran
escala, pero algunos desilusionados todavía tratan de expresar su descontento
con el estado de cosas. “Hay algo de amargura. Habrá pirotecnia en las calles y
a la gente no se la escucha por eso su actitud será la de quemar cosas",
opina Grobbel.
Los Blac Bloc son un pequeño
grupo que utilizan de máscara los anarquistas de izquierda que han llamado la
atención de los medios. "Ellos han estado utilizando las protestas",
dice Constantino. "Son una minoría realmente pequeña en las protestas,
pero están muy organizados con armas, piedras y molotovs. Han estado intentando
crear un clima de violencia y caos".
En febrero, un cámara llamado Santiago
Andrade fue muerto por una piedra supuestamente arrojada por los manifestantes.
Esto motivó a los miembros del congreso de Brasil a introducir un proyecto de
ley anti-terrorista que pudiera sancionar penalmente las protestas violentas.
"El problema es que algunos artículos del proyecto son vagos y abren la
posibilidad muy peligrosa de criminalizar casi cualquier tipo de protesta
contra el gobierno", dice Bruno Garschagen del Instituto Mises en Brasil.
“Además, esa clase de legislación aumentará la fuerza del gobierno sobre la
sociedad brasilera, especialmente en contra de sus adversarios”.
Los patrocinadores de este proyecto de
ley habían esperado promulgarlo antes de la Copa del Mundo. Sin embargo, debido a las
preocupaciones sobre su ambigua redacción el proyecto ha sido demorado sin más
debates en el congreso.
Haciendo blanco en los manifestantes
individuales
Como parte de sus esfuerzos para
impedir nuevas protestas la policía brasilera ha estado citando a las personas
que marcharon el año pasado para interrogarlos. Juliano Torres, director
ejecutivo de Estudiantes para la Libertad en Brasil,
recibió una citación. Tomó parte en algunas manifestaciones del año pasado,
llevando consigo una consigna que decía: "Ninguna fiesta es gratis",
y, "Privaticen la Copa
del Mundo".
Durante el interrogatorio, la policía
preguntó acerca de sus conexiones con diversos grupos libertarios y querían
saber quien financiaba su trabajo. Le mostraron fotos de su participación en las
protestas de este último verano. Y también tenían una foto suya en una
manifestación que había organizado cinco años atrás. Después de dos horas se le
permitió retirarse y no volvió a tener contacto con la policía de nuevo.
"Estuve muy preocupado durante dos días, pero ahora pienso que esta todo
bien", dijo. Piensa que el único objetivo que tenían era el de disuadirlo
a formar parte de nuevas protestas. De hecho, concluyó que ir a manifestaciones
era perder el tiempo.
Torres conoce a dos personas, ambas
con una orientación ideológica muy diferente que fueron también citadas para un
interrogatorio en la estación de policía."La policía está operando sobre
una zona gris de la ley por aquí". “No es ni legal ni ilegal”, dice
Torres. En este momento trabaja en una nueva organización el Instituto Pela Justica (Instituto de la Justicia ). Uno de sus
fines será el de ayudar a los ciudadanos brasileros a demandar judicialmente a
la policía cuando realicen estos tipos de interrogatorios.
Constantino cree que la policía está
cubriendo con sus interrogatorios una amplia red que comprende alrededor de
1000 citaciones. "Tratan de dar con alguien que se encuentre vinculado de
algún modo con el movimiento de los Black Bloc", dijo.
Grobbel cree que la ideología
libertaria de Torres es considerada peligrosa porque sacude el corazón mismo de
la sociedad brasilera. “Todo se reduce a la cuestión de como Brasil se
encuentra en esta situación. Hay una burocracia muy grande. La sociedad esta
cerrada en una secuencia que va de pasar un examen, conseguir un puesto en el
Estado, y así piensan incluso las partes de las sociedad con mayor
solvencia".
Pocas expectativas para un gran evento
Con estos nubarrones sobre la Copa del Mundo los brasileros
no están de humor para celebrar. Normalmente a estas alturas, los brasileros
estarían debatiendo ansiosamente las posibilidades de su selección nacional.
Ahora, la Copa
del Mundo es solo objeto de risas y comentarios sarcásticos. La leyenda popular
que dice “imagina na copa ” ("sueña la copa") es usada cuando sucede
algo malo como en las esperas por los embotellamientos. Algunos brasileros con
los que me encontré piensan dejar el país durante el mundial, y muchos me
dijeron que les gustaría hacerlo. Tengo el presentimiento que la gente quiere que
pase de una vez la Copa
del Mundo y que todo sea ya parte del pasado.
El estado de ánimo probablemente
mejore un poco cuando la selección local comience a jugar, aunque eso no será
suficiente. “Las personas tienen internet ahora, y ven que las cosas en Brasil
no están tan bien en comparación con otros países ” dice Grobbel. “No se
conformarán simplemente con ganar un partido de fútbol”.
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