La debilidad política del kirchnerismo
Claudio Chiaruttini
Politólogo y destacado periodista.


En medio de una creciente debilidad política causada por la confirmación que hizo el VicePresidente de la Nación, Amado Boudou, del inmensointernismo que cruza al kirchnerismo, Cristina Fernández ha decidido atar su suerte a las decisiones erróneas del joven Ministro de Economía, Axel Kicillof; con lo cual, la economía, que fue la gran aliada y sostén del Matrimonio Kirchner en el poder 11 años, se convertirá en el martirio de los últimos 18 meses de gestión.

La frase fue demoledora. “Los machos del off” desnudó las sospechas que tiene Amado Boudou de que fue el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, de ser el responsable de revelar a los medios los detalles más oscuros del Caso Ciccone, en medio de la lucha entre los dos funcionarios por ser bendecidos por Cristina Fernández como heredero.

Si bien todas las fuentes coinciden que no fue Florencio Randazzo el primero en hacer trascender el Caso Ciccone, se trató de un empresario “despechado” por quedar fuera del negocio, el ministro de Interior y Transporte encontró una veta para minar el camino de su principal contrincante en la carrera por suceder a la Presidente de la Nación, sostienen todas las fuentes en la Casa Rosada.

1ra. conclusión: la actual crisis política y de imagen que enfrenta el Gobierno es fruto del famoso “dejar hacer” que Néstor Kirchner aplicó, liberando la lucha interna entre sus subordinados por candidaturas, para terminar de definir uno nombre según los resultados que les adelantaban los encuestadores. “Divide y triunfarás” era su lema para sumar el mayor poder posible en un proyecto político donde nadie tenía ganado nada.

2da. conclusión: Amado Boudou fue una mala elección inicial de heredero que hizo Cristina Fernández y despertó el rechazo y enojo de muchos funcionarios, en especial peronistas, que se consideraban mejor capacitados para poder ejercer el Gobierno a partir de 2015. Por eso, era natural que la decisión fuera a desatar la lucha intestina que hoy sacude a la Casa Rosada y pone en juego el poder presidencial.

3ra. conclusión: El crudo internismo que demostró Amado Boudou y que confirmó el Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich, es otra muestra de la debilidad que tiene la Presidente de la Nación para controlar a su entorno. Unos dicen que con Néstor Kirchner jamás habría ocurrido. Otros recuerdan que en 2009 él culpó por la derrota electoral a alcaldes bonaerenses que lo habrían "traicionado", al gobernador Daniel Scioli y el entonces jefe de Gabinete, Sergio Massa, a quien además despidió. La diferencia en 2015 es que Cristina tiene el 'boleto picado': fecha de salida con plazo máximo.

4ta. conclusión: Que la frase “los machos del off” se emitiera por TN del Grupo Clarín es una prueba de que el poder de fuego del holding está lejos de haberse evaporado, como se intentó hacer con la tristemente famosa “Ley de Medios Audiovisuales”, y que todavía puede ser usado por opositores y oficialistas que quieran dejar de serlo como instrumento de denuncia, venganza o para hacer revelaciones.

La decadencia de un proceso político en la Argentina, si uno lo mira en la forma más inocente posible, parece una sucesión de casualidades y hechos inesperados que se conjugan para destrozar los sueños de eternización en el poder que tienen sus protagonistas. Ocurrió con el “Tercer Movimiento Histórico” de Raúl Alfonsín, con la re-re-reelección de Carlos Saúl Menen o con el sueño “4x4” que Néstor Kirchner diseñaba con su esposa.

Sin embargo, la realidad es otra. Los procesos políticos se derrumban por la sucesión de errores que suelen cometer sus protagonistas, casi todos, sordos a las críticas y advertencias y ciegos a las advertencias. 

A Raúl Alfonsín lo esmeriló el internismo y la crisis económica. Carlos Saúl Menem no pudo obtener un 3er. mandato por la traición de sus viejos compañeros de fórmula, el “duhaldismo”, que el riojano había traicionado en 1999. La muerte truncó los sueños de Néstor Kirchner. Y en el caso de Cristina Fernández, casi con seguridad, terminará siendo víctima de los mismos elementos que Raúl Ricardo Alfonsín, el internismo y la crisis económica.

Hace 6 meses, Cristina Fernández hizo el mayor cambio de Gabinete en 11 años de Gobierno kirchnerista y tuvo la oportunidad de dar un giro notable a la gestión económica, para romper el círculo vicioso que durante 4 años ha mantenido a la economía en tendencia declinante en rubros como inversión y creación de puestos de trabajo, mientras crecían otros como la inflación y los déficit fiscal y de balanza comercial. 

Pero ella desperdició la oportunidad. Es cierto que aceptó devaluar, subir las tasas de interés en medio de un proceso recesivo y comenzar a eliminar, tímidamente, los subsidios. También reconoció que tenía que acordar con el Club de París, Repsol, los holdouts, cerrar los juicios que tiene en Estados Unidos y borrar las causas que se acumulan en el CIADI.

Parecía que Cristina Fernández hacía un giro ortodoxo, con un ministro de Economía heterodoxo neomarxista que se autotila “neodesarrollista”. Pero algo no cerraba. El ajuste fiscal que tanto necesitaba la economía no llegaba y los anuncio de aumento de gasto público, tal como la suba de la Asignación Universal por Hijo o la creación del Programa Progresar, mostraban un camino contrario al iniciado en enero.

Y por fin, esta semana, quedó confirmado que la heterodoxia de Axel Kicillof se impuso en la interna del Gabinete y, con el lanzamiento de un nuevo perdón previsional para sumar 1 millón de nuevos jubilados y el haber colocado techo a la tasa de interés, desparecen las esperanzas del giro ortodoxo de Cristina Fernández que muchos celebraban.

En realidad, Axel Kicillof usó el acuerdo con Repsol y la oferta que se acercó al Club de París para catapultar su figura frente a la Presidente de la Nación. Así, para el joven ministro de Economía, la ortodoxia es buena cuando se habla de mercados internacionales, pero para el mercado interno, la solución para por la más pura heterodoxia y por la acción directa del Estado sobre los agentes y mercados para dirigir el consumo y la inversión.

Es extraño que el ministro de Economía heterodoxo de un Gobierno que se jacta de “populista” y que hace bandera del “desendeudamiento”, logre imponerse en la interna contra el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, luego de haber firmado un acuerdo y haya propuesto un 2do. pacto que aumentará la deuda externa en más de US$16.000 millones y que, sólo en este año, implicará perder cerca de US$1.500 millones de reservas, justo cuando los dólares escasean.

Y entonces se revela la jugada de Axel Kicillof: el acuerdo con Repsol, la búsqueda de pactos con el Club de París y los holdouts y el cierre de los juicios en el CIADI buscan facilitar el endeudamiento internacional para sostener el actual ritmo descontrolado de aumento del gasto público.

De esta forma, lo que en el comienzo de la Era Kirchnerista logró la devaluación, luego la suba de recaudación por reactivación de la economía y aumento de las materias primas exportables (con la soja a la cabeza), más tarde la estatización de las AFJP y las múltiples emisiones de deuda intraestado y, por fin, los Aportes Extraordinarios y el giro de utilidades ficticias del Banco Central al Tesoro Nacional, ahora lo van a buscar a través de colocaciones de deuda en los mercados internacionales.

Entonces, Axel Kicillof recibe el mismo premio y preferencia que, en su momento Amado Boudou: se gana la confianza y respaldo de la Presidente de la Nación dado que le facilitó a la Presidente de la Nación el acceso a dinero fresco para poder seguir gastando a un ritmo mayor del que hubiesen permitido los canales normales, es decir, la recaudación de impuestos y las rentas de las empresas del Estado.

Amado Boudou se ganó el cargo de Ministro de Economía por la estatización de los fondos de pensiones, luego se ganó la VicePresidencia de la Nación por las dos renegociaciones de deuda que diseñó y ejecutó. Ahora, Axel Kicillof gana las preferencias de la Presidente de la Nación y muchos kichneristas de paladar negro lo catapultan para ser candidato presidencial en 2015 por haber diseñado un camino para conseguir dólares para poder seguir gastando sin ningún límite ni condicionamiento.

El camino ya está trazado: No habrá ajuste fiscal, en todo caso, será como “castigo” a los sectores que no votan al Gobierno o como simple signo para endulzar el paladar de los bancos de inversión. Mientras, como dijo Axel Kicillof, “el Estado tiene todas las armas para combatir la recesión” y será con dinero oficial que se buscará salir de un derrumbe de la producción que causó el mismo Gobierno por tomar medidas erróneas, aplicando el mismo “cebador” que se usó en 2008 para revertir el impacto de la crisis.

Pero, curiosamente, el kirchnerismo, primero con Guillermo 'Lassie' Moreno y, ahora, con Axel Kicillof, han destrozado los motores impulsaron en el pasado el consumo y la producción. El quiebre fueron las retenciones, desde entonces, todas las plagas desatadas en la economía argentina salieron de la galera de la Casa Rosada o del Ministerio de Economía.

El mercado inmobiliario se destrozó por forzar la pesificación del sector, el turismo agoniza por el cepo cambiario, el automotriz sucumben por una suba inútil de impuestos, la industria se derrumba por un inservible freno a las importaciones y el campo pierde oportunidades por la manipulación de precios y producciones que se realizaron con la excusa de bajar los precios. Y, en el camino, la inflación se espiralizó. Todo pérdidas, nada de ganancias. Como se ve, un camino suicida.

Y el círculo se completa: Néstor Kirchner y, sobre todo, Cristina Fernández han tenido debilidad por sus ministros de Economía.

El primero, envidiaba la imagen y prestigio que tenían.

La Presidente de la Nación, por premiar y catapultar a quién le facilita dinero para despilfarrar.

Y así, el kirchnerismo, que se catapultó y consolidó en el poder por “la caja”, hoy tambalea y se debilita por hacer malabares para mantener funcionando esa misma “caja”. Amado Boudou es la cara del fracaso político del kirchnerismo, pero será Axel Kicillof su ejecutor.
 

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