Una recesión que desacelera la inflación

Juan Gasalla
Periodista. Es Subeditor General de Infobae.com.
El último dato del IPC Nacional Urbano del INDEC reflejó
un incremento de precios minoristas de 1,2% en octubre. El resultado oficial
resultó un punto porcentual por debajo del 2,2% del cálculo de inflación que
difunden legisladores de la oposición en el Congreso, que promedia los datos
suministrados por las consultoras privadas.
A pesar del ampliamente anunciado cambio de metodología
con el que el ente estadístico prometió normalizar sus mediciones de 2014, la
realidad es que la brecha entre sus datos y los de los estudios privados -y
otros oficiales de distritos como San Luis y la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires- ya se amplía por encima del 10% en el año.
El INDEC calculó que en diez meses el alza acumulada fue
21,4%; la inflación “Congreso” sumó un 33,3 por ciento. El Índice de Precios al
Consumidor de Buenos Aires (IPC CABA), elaborado por la Dirección de
Estadísticas del Gobierno porteño, aumentó un 1,9% en octubre y avanzó un 33,6%
en diez meses de 2014 y un 39,9% en la comparación interanual.
El flamante director del INDEC, Norberto Itzcovich,
defendió los cálculos del ente intervenido desde enero de 2007 y desestimó un
nivel de inflación del 40% anual que, a su juicio, se da en productos que se
venden en los “barrios top” de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, el
economista Paul Krugman, un premio Nobel que goza de la simpatía oficial,
afirmó que “la Argentina realmente parece tener una inflación mucho mayor que
aquella que el Gobierno admite”.
Los datos cruzados impiden definir con exactitud la
evolución de los precios minoristas en el país, aunque la manipulación de los
números oficiales evidenciada en los últimos siete años permite inferir que la
inflación está más próxima a los informes privados y de provincias que no
gobierna el Frente para la Victoria.
De todos modos, los cálculos coinciden en un punto:
después de la brusca devaluación del dólar oficial en enero, que detonó una
suba intempestiva de precios en el primer trimestre, los incrementos tendieron
a moderarse con el transcurrir de los meses. Y aunque el aumento acumulado de
2014 es muy superior al de 2013, en los últimos meses empieza a observarse una
inflación en un rango similar a la de los mismos períodos del año pasado. Así
como el salto del dólar oficial replicó inmediatamente en los precios, el
actual atraso cambiario explica parte de este período de estabilización de la
inflación.
Si se analiza el IPC Congreso, en los últimos meses hay
una progresión alcista pero tendiente a moderarse en agosto (de 2,14% en 2013 a
2,65% en 2014), septiembre (2,2% en 2013 a 2,48% en 2014) y octubre (2,1%
contra 2,25%).
El IPC CABA muestra incluso que la inflación de julio de
2013 (2,5%) fue mayor a la del mismo mes de 2014 (2,2%), mientras que subió
levemente en agosto (2,3% en 2014 frente a 2,1% en 2013) y en septiembre (2,2%
en 2014 frente a 2,1% en 2013). En octubre de este año (+1,9%) fue inferior al
año pasado (2,2%).
El IPC elaborado por la Dirección de Estadísticas y
Censos de San Luis mostró una desaceleración en junio (2,3% en 2013 contra 1,8%
en 2014) y julio (2,3% en 2013 frente a 2,0% en 2014), y una aceleración en
agosto (1,9% en 2013 y 2,5% en 2014) y septiembre (1,9% en 2013 y 3,1% en
2014). Todavía no hay datos de octubre último.
La suba de precios de este año es, según los datos
oficiales, la mayor del período de gobierno del matrimonio Kirchner, y según
las consultoras, superior a la de 2002, durante el gobierno de Eduardo Duhalde,
que acumuló entonces un 40,9% en doce meses. Para el sitio Inflación Verdadera,
el alza interanual de octubre de 2013 a octubre de 2014 es de 41,86%, mientras
que en el IPC Congreso fue de 41,25 por ciento.
La actual escalada alcista se produce en el marco de una
recesión de la economía, que no es comparable a las crisis de 1989-91 y
2001-2002, pero asoma como un límite para que el público convalide incrementos
de precios que alcanzaron un récord desde la hiperinflación de 1991.
Absorción del excedente de pesos
Además del modesto efecto del plan de Precios Cuidados,
contribuyen a contener los aumentos un medidas de corte ortodoxo, como la
fuerte emisión de Letras del BCRA (las LEBAC) para absorber pesos excedentes,
complementa con la emisión de deuda del Tesoro, iniciativas que no se
implementaron el año pasado con esta magnitud.
En lo que va de 2014, el monto de LEBAC se incrementó
117,8%, a 240.764 millones de pesos. Esto es $130.217 millones más, que
representan un 31,2% de la Base Monetaria (billetes, monedas y cheques en
circulación más depósitos en cuentas corrientes). Además, el Ministerio de
Economía colocó deuda en pesos por unos 200 mil millones a través de diferentes
instrumentos, como los recientes Bonad 16 y Bonad 18. Es casi la mitad de la
Base Monetaria, que en el año se expandió 10,8% (un tercio que la inflación) a
417.909 millones de pesos.
En forma indirecta, la flexibilización del “cepo”
cambiario, con ventas de divisas a particulares para atesoramiento y turismo
por unos u$s2.850 millones, también significó el retiro de pesos que antes se
destinaban al consumo. Al efecto recesivo de la pérdida de ventas en comercios
también le correspondió un efecto disuasivo para eventuales remarcaciones.
La recesión resultó ser una barrera más contundente que
los controles para evitar una espiralización inflacionaria, a falta de medidas
específicas de política económica no sólo contra la carestía de precios, sino
contra el déficit fiscal que debe ser financiado con emisión. O como sintetiza
el mismo Krugman, “la Argentina tiene un déficit presupuestario persistente que
se está monetizando porque carece de acceso a los mercados de capitales”, a la
vez que “se mantuvo heterodoxa demasiado tiempo, lo que lleva a la inflación
persistente y problemas de balanza de pagos”.
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