Errores
Eugenio Holmberg


En mi calidad de Católico Apostólico Romano, practicante y respetuoso de la jerarquía eclesiástica me dirijo a Ud. en busca de ser oído.
 
Meses atrás escribí una carta para ser publicada en un diario local que trataba sobre el tema al que hoy me refiero y cuyo texto sometí a consideración de dos sacerdotes de mi confianza. Ambos me dijeron de ser paciente y tener humildad aceptando posturas diferentes.  Lo acepté y guardé mi carta.
 
Hoy creo mi deber exponer ante Ud. mis sentimientos y parecer, antes de hacerlo públicamente.
 
Prácticamente durante toda mi vida adulta he tenido que aceptar posturas de la Iglesia que considero contradictorias y que le han causado al país un daño enorme. Menciono al respecto algunos sucesos de los que he sido testigo, que me constan y no son susceptibles de interpretaciones sino hechos.
 
En persona presencie la quema de Iglesias y la Curia, observando como la Policía y Bomberos protegían a los incendiarios. Nunca desde entonces la Iglesia ha considerado este hecho, de manera que “quemar templos” parece no merecer ninguna atención ni generar ningún antecedente a tener en cuenta en el futuro.
 
Por una situación fortuita, fui único testigo de una toma sacrílega de una parroquia, “El Cristo Obrero”, en la ciudad de Córdoba en los comienzos de la Guerrilla, cuando una horda de montoneros comandados por el párroco, irrumpieron a los gritos para la “toma” del templo, con colchones y otros elementos mientras el Santísimo Sacramento estaba expuesto. Este hecho tuvo amplísima repercusión en el país entero.
 
Denuncié el hecho a Monseñor Primatesta, pues acorde a lo que me habían enseñado, esto constituía un sacrilegio. La respuesta fue: “hijo, la Iglesia es muy madre…. y bla bla bla”. El Párroco creo que resulto muerto tiempo después junto a una banda de asesinos guerrilleros. ¿Cuánta gente más murió por causa de ese “párroco”? Jamás oí alguna condena eclesial a él ni a actitudes similares de otros sacerdotes que se sumaron al asesinato como método de “liberación”. Entonces ¿los Párrocos están exentos del sacrilegio y formar bandas de asesinos es parte de su apostolado?
 
Meses atrás presenciamos un hecho en un llamado “Convento” dirigido por un obispo que más se parecía a un traficante de dinero, donde había tres monjas de identidad dudosa, que recibían a la media noche a un Sr. cargado con bolsos llenos de dinero y una secretaria del obispo, usurera del pueblo.  Mención eclesial, ninguna.
 
Monseñor, la Iglesia argentina puede haber cometido errores en el pasado llevada por la vorágine política y por sus asesores de extracción nazi-fascista, yo simple ciudadano también habré cometido errores, pero resulta inadmisible que ahora Monseñor Broglie convertido en pastor universal utilice su investidura papal para apoyar al conjunto de delincuentes más importante de la historia del país.
 
En una ocasión un actual asesor del Santo Padre me dijo, “pero a vos no te consta que sean delincuentes pues no están condenados sino por el periodismo”.  Esto es una hipocresía que solo sirve al deseo de mirar para otro lado y justificar lo injustificable.
 
Sé que no tengo derecho a tirar la primera piedra, pero también tengo derecho y el deber a que no utilicen nuestra Iglesia para encubrir a manifiestos delincuentes modernos, introductores de la droga y cultores de la mentira y la simulación. Me permito reflexionar que perdonar y auxiliar al caído como acaba de decir el Papa Francisco, no es lo mismo que alentar delincuentes con sonrisas, cartas, rosarios con dedicatoria, declaraciones y actitudes que desnudan una posición política definida.
 
Permanezco fiel a la Iglesia con mis ochenta años, pero actitudes como las de Monseñor Broglie en su investidura papal actual, me hacen entender ahora muchos de los conflictos de la Iglesia durante su historia y que terminaron en escisiones.
 
Yo soy un simple fiel, pero creo interpretar a una gran cantidad de otros y de diferentes clases sociales que se preguntan lo mismo.
 
Creo que es mi obligación como miembro de la Iglesia, decir las cosas como las vivo, Monseñor Broglie debe dejar de lado su antigua inclinación política interna argentina. Ahora es “El Papa”.
 
Agradezco a Ud. Monseñor Poli la lectura de esta carta y permanezco a su entera disposición deseándole el mayor de los éxitos en su apostolado. Que el Señor lo acompañe y reciba mis respetuosos saludos.
 
 

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