De “Las tentaciones de San Antonio” o la socialdemocracia
Daniela Araque
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2018 de Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Venezolana residente en Argentina.




          En el museo de Galería Nacional de Arte de Kunsthalle en Karlsruhe, Alemania, está la obra de Joos Van Craesbeeck “las tentaciones de San Antonio”.

          En el cuadro podemos observar a San Antonio sentado, exhausto, agobiado, casi sin llegar a ser parte de lo que ocurre a su alrededor.

         Supongo que así debe verse la socialdemocracia desde afuera, como un caos, mientras quienes están dentro lucen en una especie de transe, de júbilo.

         Incluso podríamos hacer un paralelismo entre la enorme cara y el Estado. Basta ver cómo las personas del cuadro entran felices mientras este se está hundiendo, asfixiando, a punto de estallar. ¿No pasa lo mismo en el estado de bienestar?

         Siguiendo el silogismo en la parte superior de esta cara se ve un grupo de gente, me recuerda a “los intelectuales” que piensan que pueden cumplir sus utopías por medio del poder estatal pero lo único que logran es hundir a todos, y luego escapar cuando todo se hace aguas.

         La democracia liberal está en constante peligro por las tentaciones de la socialdemocracia, de la idea de que da necesidad genera un derecho, que los ricos son da vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, que el intercambio es suma 0, y que la desigualdad es culpa de unos pocos contra todos.

        Los ciudadanos son seducidos por demonios como los plasmados por Van Craesbeeck pero en forma de “ayudas”, de “justicia social”, y de “igualdad”. Los que se dejan engañar piensan que creen en ideales nobles que todo será felicidad sin saber el alto coste de sus acciones.

       Nosotros, quienes entendemos que la socialdemocracia es la forma lenta y edulcorada de llegar al socialismo tenemos la responsabilidad no solo de resistir y evitar que sus tentaciones nos arrastren, sino también de enarbolar por todo lo alto la llama de la libertad.


 

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