Veremos a hombres con polleras
Alejandro Bongiovanni
Director de Políticas Públicas de la Fundación Libertad.



Veremos a hombres heterosexuales que, porque un día les pintó, se pusieron una pollera. Veremos adolescentes que, sin ningún problema, tendrán sexo alternativamente con mujeres y hombres. Veremos a otros que simplemente no estarán interesados en el sexo. Veremos personas que adoptarán dietas extrañas e inaugurarán esoterismos que se volverán moda. 
 
Veremos matrimonios y familias en formatos muy variados. Veremos a las mascotas elevadas de rango moral. Veremos cómo desaparece la escuela tradicional. Veremos cómo los deportes pasan a ser virtuales. Veremos robótica complementando relaciones emocionales y sexuales. Veremos una tercera edad mucho más vital.
 
Veremos cómo la edición genética mejora la especie. Veremos la literatura mudándose a formato de audio en Spotify. Veremos el auge de creencias emergentes. Veremos cómo conviven los más antiguos ritos con lo último de las redes sociales.
 
O quizás no veremos nada de esto y lo que veamos sea totalmente distinto.
 
Nadie sabe.
 
Lo que sí podemos afirmar es que esta explosión de posibilidades para ejercer la libertad y la individualidad no es la negación del liberalismo y del capitalismo sino, justamente, su resultado.
 
Millones de personas buscando en libertad -e inevitablemente a tientas- la forma de ser más felices en su vida diaria. No hay recetas exactas ni moldes perfectos para eso. Sólo hay seres humanos tratando de vivir de la mejor manera posible y bajo sus propios términos.
 
El desafío del liberalismo es entonces aceptar que el resultado de la libertad no es (nunca fue) la homogeneidad, sino una creciente diversidad.
 
Concluyo. Yo ni borracho me pondría una pollera pero, justamente, de eso se trata. Cualquiera defiende la libertad cuando su ejercicio provoca resultados que le agradan. El desafío es defender la libertad siempre.




Publicado en Visión Liberal. 
 

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