Arma poderosa de Trump
Ricardo Valenzuela



“El espíritu libre del país no está muerto. Ha estado adormilado. El tronco de los norteamericanos es sustancialmente republicano. Pero sus virtuosos sentimientos han sido manipulados con mentiras; han sido engañados por hábiles manipuladores y, por el momento, los han convertido en instrumentos voluntarios para forjar sus propias cadenas. Pero el tiempo y la verdad disiparán su engaño y les abrirán los ojos”.  
 
Thomas Jefferson a Thomas Lomax. 1799
 

 
Ante los barbáricos enfrentamientos que explotan en EU entre las diferentes facciones políticas, el gran elemento que surge es una profunda confusión. El potaje sazonado con el 92% de la media en uno de los bandos, el departamento de justicia en ese mismo bando, agentes renegados del FBI y la CIA, informes falsos de inteligencia, un fiscal especial presionado para actuar como Torquemada moderno aun después de su informe exculpando al presidente, un secretario de justicia que estuvo escondido bajo las sábanas, congresistas arengando a la gente a la violencia contra sus enemigos. Forman un batarete que ni el mismo Ian Fleming, creador del agente 007, con toda su imaginación hubiera podido concebir.
 
En medio de esta cena de Apaches embrutecidos con bacanora, hemos tenido informes, reportes, declaraciones, comparecencias, y lo único que han logrado es multiplicar la confusión al infinito, rabia entre la gente, desconfianza en las instituciones y, lo más grave, grupos de violentos porristas atacando en muchos frentes, otros, un poco menos barbáricos, agrediendo verbalmente a miembros de la administración Trump en donde los encuentren, y actrices que escupen en la cara a simpatizantes del presidente. Sin embargo, en este infierno de Dante ha surgido algo que puede darnos luz y las herramientas que podremos utilizar en la búsqueda de la elusiva verdad.
 
El famoso abogado Alan Dershowitz, profesor de la escuela de derecho en Harvard y el más joven que ha ocupado esa prestigiada posición, hombre de izquierda, demócrata que confiesa haber votado dos veces por Obama y una por Hillary Clinton, alguien considerado la mente legal más brillante en la historia de EU, acaba de publicar un libro (El Caso Contra las Acusaciones de Trump) que es el análisis más profundo y la opinión más clara sostenida, no con emociones ni preferencias políticas, sino con bases legales, factuales, de lo que ha estado sucediendo en este proceso que él califica violatorio de la constitución y de todas las reglas para la convivencia social y política. Su reputación es tal que fue motivo de la producción de una película titulada “Change of Fortune”, historia de un famoso caso en que, con ayuda de sus alumnos de la escuela de derecho en Harvard, logró exonerar a quien ya se había condenado.  
 
Se declara demócrata progresista, pero también un jurista siempre en busca de la verdad, un feroz defensor del estado de derecho, la justicia, igualdad ante la ley. Afirma que de la misma forma que defendió a Bill Clinton en el juicio de desaforo que le hizo el congreso republicano, ahora defiende a Donald Trump ante los intentos de su linchamiento de parte de los demócratas. Al comentar su obra lo primero que desenfunda es que su libro no es político, es constitucional. Continúa comentando que, independientemente de los errores políticos que Trump haya cometido, no puede ser acusado para tratar retirarlo de la presidencia, porque no ha cometido los grandes crímenes como lo define la constitución, ni tampoco ha obstruido la justicia. Y el proceder con ello sería anticonstitucional y la criminalización de la política.
 
Afirma que la gente confunde su soporte por el estado de derecho con la aprobación de aquellos cuyos derechos defiende. “Y esto es muy cierto cuando afirmo que el presidente Trump no puede ser acusado por obstrucción de justicia, solo por ejercer su autoridad constitucional. No soy partidario de Trump y la gente debería entender la diferencia entre soporte neutral por el estado de derecho, y el soporte partidario. Yo soy un progresista que defiende el estado de derecho aun cuando es mal usado en contra de alguien como Trump, a quien no apoyo como político, pero tampoco voy a dar soporte a la ilegalidad. He perdido diez libras en lo que llamo la “dieta Trump”, porque mis amigos progresistas ya no me invitan a sus cenas”. 
 
Tratando de dar luz a su sorpresiva actitud, explica cómo lo invadía una gran preocupación por las políticas de Obama durante su segundo término. Cómo se dio cuenta que las investigaciones Rusia-Trump estaban basadas en premisas falsas. La forma en que Obama le abrió las puertas a Rusia para, en sociedad con Irán, apoderarse de Siria y toda esa región. Afirma que, si hubiera tenido toda esa información de forma anticipada, nunca hubiera votado por Obama. Pero más que todo, se ha dado cuenta cómo el sistema judicial ha llegado a niveles de corrupción nunca visto y está sido utilizado como instrumento político.
 
En otra entrevista afirmaba. “Yo no sé con exactitud si Trump coludió con Rusia, pero aun si lo hubiera hecho, eso no constituye un crimen, sería algo terrible, pero definitivamente no un crimen. Trump tiene autoridad constitucional para terminar las investigaciones contra él, no lo hizo y todo mundo se pregunta ¿Por qué? Pero a nadie se le ocurre pensar, tal vez porque no es culpable de lo que lo pretenden acusarlo”. Todo esto le ha provocado grandes problemas a este Leon de la izquierda, pero él permanece firme abrazando la constitución. Ha perdido muchos amigos y se ha hecho de muchos enemigos. La media asociada con la izquierda ya no lo invitan a sus paneles y le empiezan a rechazar sus escritos.
 
Dershowitz recuerda cuando, siendo judío, en 1970 defendió el derecho de un grupo nazi para marchar en un pueblo de Illinois. Su madre furiosa le reclamaba ¿A quién vas a defender, a los judíos o a los nazis? Él le respondía, “madre, estoy defendiendo la primera enmienda de la constitución”. Luego continuaba; “es lo que me sucede en estos momentos con sofisticados profesores de derecho que habitan en las mejores universidades como Harvard, Yale, Columbia. Ellos me piden elegir un bando. Yo les respondo, estoy en el bando de la ley constitucional. Pero no aceptan mi respuesta y me han declarado la guerra”.
 
Este hombre ha emergido enarbolando la bandera de Bastiat cuando escribió: “Cuando la ley se convierte en lo diabólico que debe combatir, procede en forma contraria a su propia finalidad; destruye su propia meta; se aplica para aniquilar aquella justicia que debía hacer reinar, anula aquellos límites que es su misión hacer respetar; pone la fuerza colectiva al servicio de quienes quieran explotar sin riesgo y sin escrúpulos a la persona, la libertad o la propiedad ajena; convierte la expoliación, para protegerla, en derecho y la legítima defensa en crimen para castigarla”.
 
Pero a pesar de los problemas que lo han arropado, Dershowitz, como talibán judicial continúa defendiendo el estado de derecho y el reinado de la ley aun ante el rechazo de su familia, amigos, estudiantes. Porque es un hombre honorable y de principios que ha dedicado su vida a uno de ellos, el principio de la legalidad.

 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]