Javier Milei y una llamada de atención para Argentina
Alvaro Vargas Llosa
Director del Center for Global Prosperity, Independent Institute. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Las recientes elecciones primarias de Argentina han conmocionado a la opinión pública internacional y han sorprendido incluso a los propios argentinos, dada la magnitud de la victoria de Javier Milei, un economista libertario y recién llegado a la política cuyo discurso tiene también elementos del populismo de derecha.
Las primarias argentinas son un raro evento en el cual los candidatos, a la vez que compiten por la nominación contra otros miembros de su propio partido o coalición, al mismo tiempo rivalizan contra los candidatos de los otros partidos o coaliciones, aunque de manera simbólica, en virtud de que todas las primarias tienen lugar simultáneamente. Cualquier elector puede votar en cualquiera de las internas sin estar afiliado. Los comicios, por lo tanto, generan un candidato presidencial por cada partido o coalición. No obstante, también dan una pauta de las preferencias generales de los votantes entre las distintas opciones.
Milei, quien fue el único candidato de su partido, obtuvo el 30 por ciento. En cambio, el principal bloque opositor, que vio a la ex ministra Patricia Bullrich emerger como la candidata a las elecciones presidenciales que se celebrarán en octubre, obtuvo en total el 28 por ciento. La gobernante coalición peronista, que vio ganar la nominación al actual Ministro de Economía, Sergio Massa, obtuvo el 27% de los sufragios.
La buena noticia es que el peronismo, esa mezcla de populismo, nacionalismo y socialismo que convirtió a la Argentina, otrora un país del primer mundo, en un lastimoso desastre, obtuvo el peor resultado electoral de su historia. La mala noticia es que la división entre las dos principales fuerzas de la oposición implica que Massa tiene posibilidades en octubre de llegar a la segunda vuelta, dada la escasa diferencia entre su apoyo y el que reúnen Milei y Bullrich. Si esto sucediera, de ninguna manera es una conclusión inexorable que los votos de Milei se dirigirán en masa a Bullrich o viceversa en la segunda vuelta, lo que le da al gobierno peronista una oportunidad de dar batalla.
La otra mala noticia es que la división es tan exacerbada, al menos hoy, que parece poco probable, si alguno de ellos se convierte en presidente, que Bullrich o Milei cuenten con suficiente apoyo en el Congreso para poder proteger al futuro gobierno de la clase de oposición destructiva que el peronismo suele ejercer cuando no ocupa el poder.
Argentina precisa que se produzcan tres cosas en las elecciones de octubre y en la segunda vuelta poco después. La primera es una debacle peronista que reduzca a ese partido a la insignificancia durante mucho tiempo; la segunda es un gobierno fuerte capaz de emprender grandes reformas de libre mercado e institucionales para reconstruir un país que se encuentra padeciendo una inflación de tres dígitos y en el cual el cuarenta por ciento de la población vive en la pobreza; la tercera, pero no la última, para que puedan tener lugar esas grandes reformas, Argentina necesitará lo que se conoce como "gobernabilidad". Sin algún tipo de entendimiento entre Milei y Bullrich, la gobernabilidad será escasa, y las reformas no serán posibles, lo que facilitará la labor destructiva de una hipotética oposición peronista.
Milei es un economista libertario radical que entiende lo que el país necesita en términos de reformas económicas, pero un político populista que comprende poco la importancia de las instituciones moderadoras, posee una estructura política precaria tras él y tendrá poco apoyo en el Congreso y en los 23 gobiernos provinciales si gana.
Bullrich es menos versada en temas económicos que Milei. Habiendo servido en el gobierno del ex presidente Mauricio Macri entre 2015 y 2019, entiende la necesidad de contar con instituciones fuertes. Tiene un bloque de partidos con experiencia detrás de ella. Si Milei puede dar al futuro gobierno un sentido de dirección económica y legitimidad social (su base de apoyo, formada por personas hartas de todos los partidos políticos, abarca todo el espectro social y generacional) y Bullrich puede darle respetabilidad, una mayoría viable y solidez institucional, entonces Argentina tiene una oportunidad. Pero eso implica un acercamiento que parece improbable, dado cuan competitivos ambos bandos son en este momento. Si cualquiera de ellos gana, pero no consiguen aunar esfuerzos entre sí, el peronismo regresará en un abrir y cerrar de ojos.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí.
Álvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la Prosperidad Global del Independent Institute. Sus libros del Independent incluyen Global CrossingsLiberty for Latin America y  The Che Guevara Myth.
 

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