Eloy Soneyra
Doctor en Psicología de la Universidad de Belgrano
especializado en Calidad y Factor Humano. Es autor y editor de libros como:
“Gerencia y Excelencia, Calidad de la A a la Z” (el primer diccionario
enciclopédico de la calidad y la gerencia en el Mundo), “Autodiagnóstico de la
Gestión empresaria” (primer sistema cuantificado con las Bases del Premio
Nacional a la Calidad). Director Ejecutivo del Estudio Soneyra, organismo
destinado a la Psicología Aplicada a la Clínica y a asesorar a personas de
empresas sobre Calidad y Factor Humano. Mención especial, Concurso
Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de
su Nacimiento (1810-2010).
Los derechos inalienables son entes de
existencia la necesidad a vivir, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda
de la felicidad. Impulsos que en las etapas iniciales de la vida son
satisfechos al neonato, bebé, niño y adolescente, por los progenitores de hecho
o derecho, que van generando desde esas tempranas edades, actitudes
intelectuales, afectivas y volitivas de plena conciencia de esas cuatro
necesidades, llamadas “derechos naturales” especialmente desde la época de
Locke. Un detenido análisis de esos cuatro “derechos inalienables” nos mostrará
que ellos son el núcleo básico que integra toda la materia social de los
“derechos humanos” de las personas, que
por otra parte se dicen “universales” pero requirieron después de 1948, una
declaración de los derechos de la mujer (18-12-1979), del niño (20-11-89), como
si la mujer y el niño no fueran personas en la declaración de 1948,
ampliaciones que no cierran la
posibilidad que mas tarde aparezcan los derechos a la vejez, a la adolescencia,
y otras etapas de la vida.
“
Hagamos por los demás lo que queremos que los hombres
hagan por nosotros” (Cristianismo Mateo
7.12). No ofendas a los demás como no quisieras verte ofendido (Budismo). No hagas a otros lo que te
dolería si te lo hiciesen a ti. (Brahmanismo).
No debemos hacer a los demás lo que no deseamos que nos hagan a nosotros (Confucianismo). Ninguno será verdadero
creyente a menos que desee para su hermano lo mismo
que desea para sí mismo. (Islamismo).
Lo que no quieres para ti, no lo quieras para tu prójimo. (Judaísmo). Sean para ti como tuyas las ganancias de tu prójimo y
como tuyas todas las pérdidas. (Taoismo)