Asimilando y acomodando la economía argentina
José Verón
Se ha dedicado a investigar en las ciencias sociales, especialmente en el derecho, la economía, la administración, la psicología social y el periodismo. Su actividad principal es la docencia, en la que ejerce desde 1997, y la mediación, desde 2002.
Al
gran psicólogo y epistemólogo genético suizo J. Piaget (1886-1980), se deben
fundamentalmente conceptualizaciones muy relevantes en teoría del aprendizaje,
como aquellas que nos remiten a la triada
asimilación-acomodación-restablecimiento del equilibrio.
Nos interesa la asimilación y la acomodación, en especial. Cuando un
sujeto aprende, realiza en general dos “movimientos”
en su acontecer y suceder psíquico, que le permiten captar la nueva realidad
y/o la nueva información. Esos movimientos son la asimilación y la acomodación.
Asimilar quiere decir, en general, el movimiento que realiza el sujeto
por el cual adapta la nueva realidad a su información existente. Es, por decirlo
así, el movimiento psíquico por el cual se adapta el objeto al sujeto. El
sujeto aprehende al objeto, lo asimila.
Acomodar es el movimiento inverso. Aquí el sujeto se adapta o amolda al
objeto, el sujeto se acomoda al objeto.
Ambos movimientos son importantes y relevantes, a veces el sujeto—el
aprendiz—asimilara al objeto—aquel “capto”
de la realidad que se intenta aprehender, y, otras veces, o en otros momentos, será
el sujeto aprendiz el que tendrá que amoldarse al objeto real. Para aprender
algo—biología, a manejar o politología, o lo que fuere—ambos movimientos del
suceder psíquico del aprendiz son importantes, tanto el sujeto asimilando y
adaptando los distintos objetos como también el sujeto aprendiz amoldándose y
modificándose a sí mismo para acomodarse al objeto. Esto en cualquier campo del
mundo de la vida ( E. Husserl,
1859-1938).
Se supone que, luego de los procesos de asimilación y acomodación, el
sujeto restablece el equilibrio que se había alterado y cuestionado, cuando la
nueva información, los nuevos “captos” de la realidad, pusieron en crisis el
equilibrio anterior. Al nuevo equilibrio se lo supone superior, mejor o más
rico.
Se puede quizá –solo quizá—llevar más allá estas conceptualizaciones de
Piaget y suponer o postular que sobre cualquier objeto complejo, por ejemplo,
la economía, ambas instancias son necesarias, tanto la asimilación y adaptación
de la realidad y los captos por parte de los sujetos, como, también, la
acomodación y amoldamiento de los sujetos o personas a los respectivos objetos
de lo real y de la realidad.
Y conocer la diferencia será importante; saber cuándo es turno y
oportunidad, ora de la asimilación, ora de la acomodación. Esto será clave, y
saber esto será tanto talento, lucidez y espíritu crítico y analítico, como
también, por el otro lado, algo de cierta intuición y corazonada.
Pensemos en la economía, en nuestra economía argentina y
latinoamericana. Es importante operar sobre
nuestra economía, sobre nuestra estructura económica, para eficientizarla y
achicar sustancialmente su tendencia crónica al déficit fiscal, que la
desfinancia y exige a su turno ingentes sacrificios a la comunidad. Tenemos que
adaptar y asimilar nuestra economía, a estos objetivos o targets de política pública macroeconómica e institucional. Pero nuestras economías latinoamericanas no
pueden ir contra su matriz agro-exportadora-rural; sería inviable, a más de algo
innecesario. A esto será preferible acomodarse.
También, la eficientización,
como vector de política pública macroeconómica, para también alcanzar mayor
competitividad, tiene que alcanzar a las prestaciones y los bienes públicos a
cargo del estado, para lo que quizá tendremos que cambiar, adaptar y repensar
un estado actual y contemporáneo algo sobredimensionado, elefantiásico, inmenso
y desnaturalizado. Sera terreno posible de asimilación.
Pero la realidad de provincias pobres a las que no les alcanzan sus
recursos propios, es un dato o capto de lo real y la realidad y, a pesar de
nuestro federalismo fiscal, probablemente-- tal vez --siempre el estado
nacional tendrá que contribuir algo quizá en subsidio, posiblemente.
Asimilemos la realidad. Amoldémonos o
acomodémonos a ella. Sepamos o conozcamos la diferencia, que no nos falte, a
este respecto, lucidez. Y restablezcamos el equilibrio de nuestra economía y de
nuestras instituciones.
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