Economía del pueblo o economía de la gente
José Verón

Se ha dedicado a investigar en las ciencias sociales, especialmente en el derecho, la economía, la administración, la psicología social y  el periodismo.  Su actividad principal es la docencia, en la que ejerce desde 1997, y la mediación, desde 2002.



      Contemporáneamente, muchas veces se distingue en psicología social y en sociología entre 2 conceptos o categorías que, tienen ciertamente connotaciones distintas. Son los conceptos de "Pueblo" y "Gente".
 
      Donde pueblo es una categoría más clásica, que alude al conjunto o masa de la población, tradicionalmente con una connotación además un tanto sufrida, un tanto doliente. Vendría a ser la base social de la población, por decirlo así.
 
      Y donde gente, es un concepto más contemporáneo como  categoría, que aludiría más bien a esta misma población que mentábamos pero con características menos masificadas, con intereses que les cabe defender, con aspiraciones; una categoría menos sufriente y menos dolida como categorización, que estaría aludiendo a una realidad conceptual y cualitativamente distinta.
 
          A veces, contemporáneamente en psicología social y en sociología, se prefiere aludir, ora a "pueblo", ora a "gente", a sabiendas que se está mentando realidades conceptuales distintas, que no se habla de lo mismo. Hay cientistas actuales que prefieren sin ambages la categoría de "gente", al aludir mejor a la ciudadanía contemporánea; mientras que otros, más apegados a patrones un poco más clásicos en teoría social, prefieren la categoría de "pueblo".
 
          En todo caso sabemos que, prefiramos una u otra conceptualización, aludimos a realidades distintas cualitativamente, con distinta tonalidad, de distinto matiz y connotación como ideas.
  
      Y así podríamos pensar, aplicando todo esto a la economía, que es factible pensar en una "economía del/para el pueblo", o en una "economía del/para la gente". No sería lo mismo, no sería tan equivalente una cosa u otra.
  
     La "economía del pueblo", si el pueblo es básicamente doliente y sufrido, podríamos pensar que tratara tal vez por todos los medios de sobreprotegerlo, quizá coartando sus libertades, económicas y de todo tipo, en aras de su pretendida "seguridad", paternalistamente.
 
    Allí se incluyen y podemos anotar medidas proteccionistas, gran cantidad de regulaciones y una importante tutela y dirección estatal de las actividades económicas.
    
     La "economía de la gente", si la gente tiene aspiraciones y defiende con tenacidad y organización sus intereses y anhelos, tendera podemos suponer, quizá, a ampliar el marco de libertad, maniobra y autonomía que las actividades económicas requieren para poder ser eficientes y lucrativas, rentables. A favorecer mayor margen para la acción humana; tendera a fortalecer a la así denominada "sociedad civil", que nuclea a la gente, sus instituciones y sus redes y mercados.
 
      Podríamos incluir y anotar en la "economía de la gente", posiblemente menos regulaciones y costos de transacción (R. Coase, 1910-2013 ), menos burocracia, mas libertad económica y mayores asociatividades de personas y empresas. También mayor despliegue y incentivos a los emprendedores.
  
      Hemos estereotipado un poco las cosas quizá, seguramente ambas categorizaciones (pueblo y gente), son útiles y rescatables y nos son de provecho para pensar lo real y la realidad y el mundo de la vida.
    
     Pero estamos convencidos que, como policy-makers o como policy-advisors, también como ciudadanos “de a pie”, no es lo mismo ni es tan parecido pensar a los destinatarios de las políticas públicas como "pueblo" que como "gente". Probablemente pensarlos de una u otra forma tiene consecuencias diferentes, en la planeación, en la ejecución y en el control de las "políticas públicas". No dejemos de tenerlo también en cuenta.
 

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