¿Qué ocurre con el cepo?
Maximiliano Bauk
Es Analista de
Políticas Económicas en el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad.
Actualmente cursa una Maestría en Políticas Económicas en la SMC University.
Participó del “Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales” de
Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
El asunto del cepo está en boca de todos de cara al
ballotage del 22 de noviembre, en donde Mauricio Macri y Daniel Scioli se
enfrentan con propuestas muy diferentes respecto al mismo: el primero lo eliminará
de manera inmediata mientras que el segundo propone sostenerlo durante algún tiempo
y ver si las cosas mejoran hasta que, de alguna manera, ingresen dólares y
recién ahí comenzar una quita de trabas a la moneda norteamericana.
La clave para encontrar la solución a esta cuestión
radicaen conocer su origen: un demagógico gasto público que no pudo ser
sostenido ni siquiera por la mayor presión tributaria de nuestra historia, por
lo que se recurrió a la famosa “maquinita de imprimir billetes”, es decir, a la
expansión monetaria, aumentando la oferta de pesos muy por encima de la demanda
de los mismos, por lo que su valor frente a los bienes de la economía fue cada
vez menor –inflación- y, por
supuesto, el dólar no escapó a esta regla, razón por la cual se necesitaron
cada vez más pesos para comprar un dólar.
Así, como los famosos
precios cuidadosaparecieron para hacerle frente a la inflación en distintos
bienes de consumo básico, poniéndole precios máximos a productos como la leche,
el aceite, el azúcar, etcétera; el cepo apareció poniéndole un precio máximo al
dólar y racionalizando su venta –algo así como esos carteles con la frase “máximo 2 unidades por grupo familiar”que
con tanta frecuencia vemos en cualquier supermercado- lo que se traduce en la combinación
perfecta para la escasez: un bien exiguo pero barato.
No hubo que esperar demasiado para que un mercado
paralelo se encargara de saciar la demanda de dólares, por supuesto que a un
precio mayor aunque bastante similar al que tendría el dólar en la Argentina de
no ser por las caprichosas intervenciones del kirchnerismo, pero agregándole el
plus que genera el costo de trabajar por fuera del marco de la ley, a esto
llamamos dólar blue.
Pero, teniendo en cuenta que las únicasdos maneras saludables de abastecer el mercado interno de
moneda extranjera es mediante las divisasque los exportadores decidan vender o las
que los inversores extranjeros traigan, el cepo se convirtió en un verdadero
círculo vicioso puesto que, por un lado, los productores pierden al exportar
sus productos no solo por los insoportables impuestos a los que han sido
sometidos durante la última década, sino que además sus costos están
determinados por el ya conocido dólarblueo
informal que ronda los 16 pesos, mientras que sus ganancias son en dólar
oficial –mejor llamado, artificial-
impuesto por el gobierno, que oscila los 9, es decir, tienen una pérdida
equivalente a la brecha cambiaria. Y por el lado de los inversores ¿quién va a
traer sus dólares para invertir en el país si cuando quiera girar sus ganancias
no le será permitido hacerlo? Absolutamente nadie tiene intenciones de desperdiciar
capital, por lo que de seguro elegirán otro destino para su dinero.
Dicho esto, podemos afirmar que es el
cepo la causade la falta de dólares, por lo que la propuesta del candidato del
Frente para la Victoria de aguardar que por alguna razón lleguen dólares para recién
ahí levantar el cepo es como esperar que sea la carreta la que tire a los
caballos. Entonces, es correcta la idea de terminar con él inmediatamente,
pero, si queremos arrancar el problema de raíz y asegurar el éxito de esta disposición,
el próximo presidente deberá no solo gozar de una confianza tal en los mercados
que su sola presencia genere los mejores augurios, sino que deberá además tener
una intachable disciplina fiscal y monetaria para que la inflación ya no sea
una opción, y eliminar además las retenciones para así incentivar a los
productores a exportar las cientos de miles de toneladas que hoy están
escondidas en los campos. De esta manera, los capitales que huyeron del país,
regresarán acompañados de nuevos inversores entusiasmados por el tajante cambio
institucional de la nación que alguna vez fue la más desarrollada del
continente.
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