Se necesitan empresarios, no ¨lobbistas¨

Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Eran los tiempos de Menem y la apertura, la
desregulación y las privatizaciones parecían ameritar el armado de seminarios
explicativos y “rondas de negocios” en el exterior. Gracias a mis contactos en
España, participé en el armado de estos eventos que luego continuaron en otros
países hasta que, entre otras cosas, comprendí que eran inútiles.
Es que hoy, cuando la información vuela en
micro segundos por alrededor del globo, carece de sentido que los funcionarios
viajen para “explicar” nada. Todo lo que tienen que hacer es crear las
condiciones para las inversiones y, solas, vendrán volando: tienen que bajar
impuestos para que las personas tengan recursos para emprender con rentabilidad,
y tienen que desregular para liberar la creatividad de los individuos y la
capacidad de desarrollarlas… salvo que se quiera hacer lobby…
Jesús Huerta de Soto asegura que "la
función empresarial no exige medio alguno para ser ejercitada… es esencialmente
creativa”. En definitiva, la función empresarial es, eminentemente, la capacidad de crear en pos del mejoramiento social para lo
que resulta imprescindible depender de los clientes que deben inducir el camino
de la eficiencia creativa.
Ahora, esta capacidad creativa, supone el
hallazgo de información tal que sea "conocimiento que previamente se
desconocía que podía existir" asegura Esteban Thomsen, como cuando un
nuevo móvil supera al anterior mejorando la calidad de vida. De aquí que,
"...prescindir de las típicas características de imaginación, atrevimiento
y sorpresa equivale a eliminar enteramente la naturaleza humana del proceso de
elección" remata Israel Kirzner.
Así cuando el Estado interfiere al mercado
con regulaciones que coartan la libertad creativa no solo destruye el verdadero
rol empresario, sino que da lugar a los lobbistas verdaderos inmorales y faltos
de ética -ya que no responden a la naturaleza del mercado- desde que la moral
es la adecuación al orden natural.
Durante aquellos seminarios reconocí cabalmente
el significado de la palabra “lobbista”. Daba vergüenza ajena el ver a los
“empresarios” -lobbistas- más importantes del país sentados durante horas,
literalmente, en los lobbies de los hoteles esperando a los funcionarios que
establecerían las regulaciones -monopolios, regalías, condiciones favorables,
etc.- que los enriquecieran en detrimento del mercado, de los ciudadanos
comunes.
Días atrás, como todos los años, fui invitado
por la parte española a la inauguración de Arco Madrid. Deliberadamente, por
una cuestión de ética y de principios, quise evitar la “visita oficial” de
Macri, aún cuando lo acompañaban algunos amigos y conocidos. Pero fue
inevitable encontrarlos en la inauguración, y allí estaban los más importantes
“empresarios” -lobbistas- argentinos… Salvo alguna honrosa excepción que se
dedica a empresas de tecnología y estaba allí más bien por el arte.
Seguí mi viaje a Roma y luego volví por
Madrid y me encontré con mis amigos españoles de siempre, muchos empresarios y
ejecutivos que participaron por razones institucionales en la visita oficial. Estaban
espantados de ver a un diputado nacional, hijo de un sindicalista, en el hotel
más caro de Madrid ya que pone en evidencia a un país poco sobrio, en el que el
sindicalismo está enquistado y apañado.
Luego me dijeron que hacer negocios con lobbistas
es de tontos, sobretodo en países donde la inestabilidad provoca que el
funcionario interlocutor de hoy no sea el de mañana. Conclusión: en general no
invertirán en Argentina, al menos hasta las elecciones de octubre y hasta que aclare
el panorama económico que no parece favorable a pesar de los pronósticos
alentadores de casi todos los gurús.
Y hablando de gurús, no me preocupa que estos
yerren al decir que Argentina crecerá en 2017 -lo que no ocurrirá como vengo
diciendo desde que Macri asumió- porque cualquiera puede errar. Lo preocupante
es que yerran porque sus predicciones no tienen asidero racional y menos
científico, y más preocupante es que son los mismos que siempre se equivocan y,
sin embargo, siguen siendo escuchados. Así es como el país va de tumbo en tumbo.
En fin, Argentina necesita empresarios,
necesita elevar sus principios, su ética y su moral, necesita una dirigencia en
todos los órdenes -político, empresario, académico, de medios, etc.- mucho más
seria e ilustrada, mucho más.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
