De Polak a Camdessus

Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
En la actualidad la
situación económica argentina se ha deteriorado aun más como consecuencia del
incremento del gasto público que tuviera lugar durante el gobierno de los
Kirchner. El gasto público pasó de un 22% del PBI en el 2002 a un 56% en el 2016. Ya
debiéramos saber que hay una correlación inversa entre el nivel del gasto
público y la tasa de crecimiento económico. Hoy la Unión Europea es el mejor
ejemplo de esa realidad y por ello no crece y tiene una deuda impagable.
Michael Camdessus había tomado conciencia de ese hecho cuando cuando se refirió
al nivel del gasto y la calidad del mismo. Esperemos que Mauricio Macri tome
conciencia de esa realidad y tome la decisión de reducir el gasto como factor
sine qua non para restaurar el crecimiento de la economía argentina.
Conviene recordar que
con la creación del F.M.I. en Bretton Woods se intentó en la posguerra resolver
los problemas de las devaluaciones competitivas que habían destruido el
comercio internacional en la década del treinta. El análisis monetario, tal
como fuera diseñado por Polak, fue el instrumento a partir del cual se logró
restaurar finalmente el sistema de pagos internacionales. A partir del esquema
que se fundó en el denominado patrón de cambio oro, cuya moneda clave fuera el
dólar, se multiplicó el comercio internacional y fue decisivo en la recuperación
de las economías europeas.
Mucha
agua ha corrido bajo el puente desde aquellas épocas que he tratado de
describir someramente y el discurso que Michael Camdessus dirigiera a la audiencia
de ADEBA el 21 de mayo de 1994. .No obstante es realmente casi sorprendente que
en el momento que el Director Gerente del F.M.I dice refiriéndose a la Argentina : “Amigos míos
esto no es un paraíso, pero sí algo con lo cual pocos se atrevían a soñar hace
algunos años”, el país se encuentra alterado por la insatisfacción que se
manifiesta por las protestas y las interrupciones del tráfico. Más aun, gran
parte de la prensa o más bien la mayoría pretende justificar esta actitud
debido al desempleo y la pobreza. Los que violan la ley son aplaudidos y los
que la guardan son execrados y parecería que estamos esperando un “mártir” para
definitivamente desconocer la autoridad en nombre de la licencia que se
confunde con libertad. Ay Madame Roland, “Libertad, cuántos crímenes se cometen
en tu nombre”.
La pobreza y el
estancamiento fueron el carácter de este proceso que, como bien dice Carlos
Alberto Montaner, nos hicieron perder el
siglo XX. No obstante hoy la pobreza y el desempleo se la endilgan al odiado
modelo neo-liberal. Pero como muy bien señala Camdessus en su discurso: “Desde
luego, sería un gran error responsabilizar de estas deficiencias a los
programas de reformas aplicados en los últimos años. En realidad, el deterioro
de la distribución del ingreso y el incremento de la pobreza se produjeron en
el período de alta inflación y de bajo crecimiento económico durante la crisis de
la década de los años 80” .
Como un aval a esta opinión basta recordar lo que significó para Argentina el
gobierno de Alfonsín. Entre 1983 y 1989 el P.B.I. cayó un 3,7%. Si suponemos
que el P.B.I. pudo haber crecido como lo
hizo entre 1990 y 1994, es decir al 5%, la pérdida de ingreso puede estimarse
en 245.000 millones en ese período. Frente a ese hecho es realmente una trampa
el intento de volver al pasado por la vía de la fuerza, que seguramente
generará mayor pobreza.
Las
palabras de Camdessus en otras épocas
hubieran sido consideradas como una injerencia en los asuntos internos del
país, o sea, una violación de su
soberanía, pero el Director Gerente fue claro cuando dijo: “Finalmente
el ministro importante -perdónenme Roque- no es el Ministro de Economía ni el
de Planificación, cuando la hay, sino el Ministro de Justicia. Cuando la
economía se privatiza, la seguridad jurídica adquiere una importancia de la
cual a lo mejor nos habíamos olvidado antes”. La platea aplaudió y yo añadiría
y la estatización es la manifestación más absoluta de la inseguridad de la
propiedad privada. Pero Camdessus ahondó más en lo que por años he considerado
el problema fundamental de nuestras economías y que es el nivel y la calidad
del gasto público, y señaló la necesidad de “reducir los gastos improductivos
para dar cabida a un mayor volumen de inversiones en capital humano e
infraestructura básica”. Se pasó claramente del problema contable del déficit
al problema político del gasto y sus
implicaciones éticas y económicas. El nombre de la corrupción es en realidad
los gastos improductivos y éstos aumentan cuando más el estado se hace cargo de
lo que no le corresponde o interviene con medidas arbitrarias.
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