Somos nuestro peor enemigo

Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Me decía un muy prestigioso profesional
dedicado a la imagen, marketing y relaciones públicas de empresas algo que me
sorprendió y que, sin dudas, es extensible a las sociedades en general: el peor
enemigo de cualquier empresa -grande, pequeña e incluso individual- no es la
competencia más cruda, sino uno mismo y se inicia en el miedo y la inseguridad
provocando reacciones violentas y autodestructivas. Suena mal, pero es una
buena noticia: saber que a quién debemos combatir no es alguien desconocido que
no podemos controlar.
Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH)
2016, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los
países de Latino América tienen un índice de 0,751 -sobre un máximo de 1- por
delante de Asia Oriental, las naciones árabes, el sur de Asia o el África
Subsahariana y no demasiado lejos del de Europa y Asia Central que llegan a
0,756.
En la lista de naciones, que encabezan
Noruega, Australia y Suiza, Chile está en el puesto 38 y Argentina en el 45, siendo
los únicos países latinoamericanos con un desarrollo humano muy alto. Luego aparecen
Uruguay (54), Panamá (60), Costa Rica (66), Cuba (68), Venezuela (71), México
(77), Brasil (79), Perú (87), Ecuador (89), Colombia (95), República Dominicana
(99), Paraguay (110), El Salvador (117), Bolivia (118), Nicaragua (124),
Guatemala (125), Honduras (130) y Haití (163).
Ahora, llama poderosamente la atención el que
Chile haya superado a la Argentina considerada durante décadas como un país
casi europeo, fuera de la media latinoamericana, debido precisamente a su
desarrollo humano, cultural y económico. Sucede que, mientras que en Chile
disminuyó la interferencia del Estado en el mercado, tras los Andes ocurrió lo
opuesto.
Efectivamente Argentina se convirtió en su
peor enemigo: el miedo y la inseguridad llevaron a una creciente intervención
del Estado -el monopolio de la violencia- que destruyó al paístanto que hoy
hasta la “populista” Bolivia tiene una economía internacionalmente más
respetada.
Mientras que Perú, Brasil y Chile -si vuelve
a la presidencia Sebastián Piñeira- van a profundizar su política pro mercado, en
Argentina no hay grandes cambios más allá del discurso del nuevo presidente,
Macri, que en parte ganó metiendo miedo al asegurar que el país terminaría
“como Venezuela” si no resultaba electo, lo que no es cierto, entre otras cosas
porque Chávez basaba buena parte de su poder en sus colegas de las FFAA lo que
estaba muy lejos de ser cierto en el país del Plata.
Hoy, la imagen de Macri es más negativa (44,2 %) que positiva (40,2 %),
de acuerdo a los datos recogidos por la consultora Management &Fit y
difundidos por el diario Clarín. Los argentinos son, además, pesimistas
respecto al futuro del país: el 48,3 % cree que la situación económica del país
“estará peor” en los próximos meses y sólo el 27 % considera que “estará
mejor”.Y mientras que el gobierno asegura que la economía dejó de caer hacia
fines de 2016, lo más probable es que la recesión continúe en el futuro.
Y está claro por quién “votan” los ciudadanos
después del miedo: con el fin de hacer compras, durante 2016tres millones de
argentinos -el 7% de la población total- cruzaron la cordillera de Los Andes,
50% más que en 2015, y se espera que en 2017 sean 3,7 millones los que lleguen
a Chile. A lo que hay que sumarle los que cruzan hacia Bolivia, Paraguay,
Brasil y Uruguay.
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