Macri, Macron y el acuerdo Mercosur-Unión Europea
Martín Simonetta
Es Director Ejecutivo de Fundación Atlas para una Sociedad
Libre. Profesor titular de Economía Política I en UCES) y de Economía en Cámara Argentina de Comercio. Autor
de diversas obras. Fue elegido "Joven Sobresaliente de la Argentina
2004" (The Outstanding Young Person of Argentina-TOYP) por Junior Chamber
International y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), habiendo obtenido la
mención "Animarse a Más" por parte de PepsiCo. Recibió diversos
reconocimientos tales como la beca British Chevening Scholarship para
desarrollar investigaciones en Gran Bretaña (British Council, la Embajada
Británica y la Fundación Antorchas,1999). Miembro del Instituto de Política Económica de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Académicamente es Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del
Salvador, Buenos Aires), Magister en Política Económica Internacional
(Universidad de Belgrano), MBA (U. Isabel I, España), habiendo realizado un Posgrado en Psicología
Positiva (Fundación Foro para la Salud Mental). Ha desarrollado el programa
"Think Tank MBA" en el marco de Atlas Economic Research Foundation
(Fairfax, Virginia, y New York, NY, 2013).
Contacto: mcjsimonetta@gmail.com / Twitter: @martinsimonetta
La reciente gira del
presidente Mauricio Macri por la Unión Europea, especialmente su encuentro con
el primer mandatario francés Emmanuel Macron, reflotó la idea de un posible
acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea.
Cuando se habla de
Europa, siempre las expectativas son altas. Sabemos que la historia argentina
se encuentra fuertemente ligada al Viejo Mundo por diversos factores, tanto por
un crecimiento de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, ligado a
inversión británica (trenes, puertos, frigoríficos, entre otras áreas), así
como las exportaciones de materias primas a diversos países de Europa en tal
período. También por la migración europea que, en diversas tandas, constituyó
la identidad nacional argentina.
Pero, ¿es esto
suficiente para reflotar con éxito los intentos de un acuerdo entre ambos
Mercosur y Unión Europea? Recordemos que Argentina, como miembro del Mercosur,
no puede firmar acuerdos por sí sola, sino que debe hacerlo de manera conjunta
con los demás países del bloque económico.
Varios comentarios al
respecto. Es claro que el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, a los
que se ha sumado Venezuela, de alguna forma) no atraviesa su momento de mayor
integración. Basta señalar enormes asimetrías entre los países miembros, en
gran parte marcadas por las diferencias macroeconómicas. Mencionemos a modo de
muestra la abismal brecha entre las inflaciones de los líderes del bloque
—Brasil y Argentina: cerca del 3% para el primero y cerca del 25% para el
segundo—, lo que subraya apenas uno de los temas fundamentales que debe ser
resuelto puertas adentro. Sin mencionar los enormes desafíos en materia
transparencia que enfrenta el vecino país (Lava Jato, entre otros) y sus
implicancias en términos de atracción de inversiones, así como el proceso
cercano que vivencia la Argentina en cuanto a acción judicial en materia
anticorrupción.
Por su parte, Europa
parece, más allá de las buenas intenciones formales, mucho más orientada a
resolver sus problemas internos y la integración definitiva de las economías de
Europa central y oriental a la Europa occidental. Asimismo, viendo cómo
resuelve la salida del Reino Unido de Gran Bretaña, luego del Brexit. Por otra
parte, recordemos que, tras el hambre generada por la Segunda Guerra Mundial, la
actual Unión Europea lanzó su política agrícola común (PAC), cuya meta es la
autosuficiencia alimentaria, con lo que estableció subsidios internos a la
producción agropecuaria, así como restricciones al ingreso de bienes del resto
del mundo en esa área. El agro europeo no tiene que ver solo con la economía,
donde podría sumarse con más fuerza la Argentina como proveedor privilegiado,
sino con lo político, con el mantenimiento de la población rural en los campos
a través de un ingreso prácticamente garantizado. Y en caso de abrirse el
mercado europeo, lo haría privilegiando a los nuevos socios de la Europa no
occidental, como hemos mencionado. Obviamente, siempre existen excepciones,
como la famosa cuota Hilton, subutilizada por tanto tiempo, y otros instrumentos
que pueden ser herramientas para mejorar puntualmente los intercambios, pero no
parece ser el momento de grandes giros mirando hacia el sur del planeta.
Es posible que se
continúen generando algunos puentes de diálogo y acciones que refuercen la
"buena onda" entre ambos bloques, pero lejos estaremos de la
posibilidad de volver a soñar con un crecimiento basado en las exportaciones a
Europa. Es claro que desde el gobierno argentino tampoco se espera eso, sino
que se apuesta a una diversificación de los vínculos comerciales y de
inversiones con el mundo. Un mundo que está creciendo con mucha más fuerza por
el Pacífico que por el Atlántico.
Publicado en Infobae: https://www.infobae.com/opinion/2018/01/30/macri-macron-y-el-acuerdo-mercosur-union-europea/ y en Cato Institute: https://www.elcato.org/macri-macron-y-el-acuerdo-mercosur-union-europea
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