Brutalmente engañados por la corporación política
Jeremías Morlandi

Economía (UBA). Asesor financiero. Responsabilidad Social Empresaria en RM Holding Funds.




Escuchamos expresiones como "estaban acostumbrados a consumir ciertos bienes o a viajar al exterior cuando en realidad no podían hacerlo". La frase suena cruel, pero alguien tiene que decirlo. Alguien tiene que empezar a decir lo indecible en este país de una vez. La dictadura de lo políticamente correcto en la que vivimos es atroz. 
 
 
Es lamentable tener que decir, estimado lector, que fuimos engañados. Todo rodea al tema tarifas. Parece algo simple pero no lo es. Efectivamente, al subsidiar las tarifas por tanto tiempo para no pagar el costo real de la energía, el kirchnerismo creo un consumo totalmente artificial. Mientras se pagaban 32 pesos por bimestre de gas, viviendo en pleno centro de la Capital Federal, la clase media viajaba a Nueva York, o iba a comer afuera. Ese consumo artificial se derrumbó, como lo hizo el kirchnerismo. 
 
Pero esto va más allá de como nos engañaron haciéndonos creer que teníamos un poder adquisitivo irreal. Sino de como en primer lugar, subsidiaron a la Ciudad de Buenos Aires y al Conurbano bonaerense, tanto en transporte como en energía, mientras que en el interior sí se pagaban altas tarifas. Que federal nuestra República, ¿no? Y en segundo lugar, al congelar las tarifas para ganar votos, consumieron todo el stock de capital energético que tenía el país, que pasó de ser exportador a importador de energía; con ello se desalentó la inversión y la mejora en la calidad de los servicios. 
 
La mala praxis populista de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner en este aspecto es altamente repugnante. Ahora, va más allá con su cinismo y lanza ciertas expresiones dignas de alguien que jamás ha estado en el poder. "Es una cuestión de derechos humanos", dice. 
 
Hay que aclararle a la ex presidente que las tarifas de energía y transporte nada tienen que ver con los derechos humanos. La energía es un bien escaso y se debe pagar lo que se consume. La regularización que estamos sufriendo en este momento es por lo que ella y su gobierno hicieron. Macri eligió pagar el costo político de regularizarlo. Nada más. 
 
Sin embargo, no se puede dejar de mencionar, que cuando uno hereda un estado elanfantiásico y un déficit enorme como hizo este gobierno, y en los primeros dos años de gobierno no lo corrige, ya no se puede decir que lo heredó sino que lo convalidó. 
 
Mauricio Macri tuvo la chance apenas asumió de sumergirse en un plan de reducción estatal nunca antes visto. Crear un estado eficiente, con la cantidad de empleados justa y necesaria, para así liberar al sector privado del semejante peso que conlleva el sector público en Argentina. Tuvo la chance. Eligió no hacerlo. Sólo se limitó a corregir y ahorrar con la reducción de subsidios a la energía. Basta mirar el presupuesto nacional 2018. La reducción del gasto está explicada en su mayoría por esta reducción de subsidios. 
 
Este dato no es menor cuando se analiza que, por ejemplo, en el caso de la luz, el 44% de la tarifa son impuestos municipales, provinciales y nacionales. La corporación política de todos los estamentos quiere un pedazo de esa torta. 
 
Para ser más claros, si llega una factura de luz de $1000, $444 son impuestos. Sin esos impuestos, se pagaría únicamente $556. Cambia la ecuación, ¿verdad? 
 
En el mientras tanto, vemos como distintos actores de la política argentina salen a llorar por los programas de televisión por lo poco que ganan, al tiempo que el poder legislativo se aumenta el sueldo en 30 mil pesos. 
 
La marcha de las velas sin embargo parece escaparle a este aspecto. Critican la suba de tarifas pero no piden baja de impuestos. ¿Será porque chupan de la misma teta estatal? Está claro que la corporación política jamás pierde. Desde aquí sigue todavía la pregunta, ¿hasta cuando?. 
 
 

Publicado en República Económica.
 

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