Un REM de no creer
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
En el Relevamiento de Expectativas
de Mercado (REM) de marzo del BCRA, los consultados bajaron su previsión de
crecimiento del PIB para 2018 al 2,5%. Y ahora proyectan recesión, hasta marzo
de 2019… y buscan brujas… la sequía y la corrida cambiaria. El gobierno -que pronosticó
3,5%- ahora cree que el PIB caerá 3% en el segundo trimestre, interanual (la
proyección será oficial el 19 de septiembre), y en el 2018 terminaría subiendo 1%,
dado el crecimiento del 3,6% en el primer trimestre.
El FMI, que había pronosticado aumentos, ahora
dice que en un escenario “optimista” el PIB subiría 0,4%, y en uno “adverso” caería
-1,3% en 2018. Eso sí, según Lagarde lo malo trae bueno -mostrando que la
lógica es una ciencia que no maneja- y la economía mejoraría a principios de
2019. Lo cierto es que lo malo va mal.
Entonces,
si bien las brujas no existen, pero las hay, el fallo de estos “gurúes” reside
en no advertir -como evidenció Dujovne en su última presentación- que el
problema es que aumenta la ineficiencia económica. Según el ministro, en junio los
ingresos subieron 36,5% y los gastos 26,8%. En términos reales, el gasto
primario bajó 5,6% versus 2017 y 11,2% versus 2015. “El menor nivel de gasto
desde el 1° semestre de 2013”, dijo entusiasmado.
Pero lo importante no es que baje
el gasto y, eventualmente, los impuestos en términos nominales, sino la presión
fiscal total (impuestos, inflación y endeudamiento/tasas altas) con respecto al
PIB del sector privado que es el que produce con eficiencia acicateado por la competencia,
cuando el Estado no compite ya que no le preocupa quebrar.
Aunque se achique al Estado,
cuanto más grande sea respecto de lo producido con eficiencia -por el mercado-
la economía caerá. Por cierto, muchos critican al PIB -más allá de su cálculo arbitrario-
porque que sopesa exageradamente al consumo así, el Bureau of Economic Analysis
de EE.UU., ha comenzado a publicar el Gross Output, midiendo todas las etapas
del proceso productivo. En todo caso, es difícil saber cuál es el aporte del
sector privado -que viene bajando- en el PIB del Indec, con relación al cual debe
caer lo absorbido por el Estado vía impuestos, inflación y endeudamiento/altas
tasas.
La baja impositiva no se ve. La
recaudación de junio fue del 31,9%, superior a la inflación. Pero, además, no se
trata de bajar alícuotas teóricas, sino la recaudación total cuando todos coinciden
en que el gobierno -presionado por el FMI- intenta maximizarla. Por caso, dada
la inflación, más trabajadores pagarían ganancias y los que pagaban lo verán
incrementado.
Según la OCDE, integrada por países cuya carga
tributaria promedia el 34,3% del PIB, en Argentina ese índice llegó en 2016 al 31,3%
subiendo 17,6 puntos desde 1990, siendo entre 2002 y 2016 el país donde más subió,
12,9 puntos, superando el promedio de Latinoamérica (+4,6%) y los mayores
aumentos dentro de la OCDE como Grecia (6,3%) y Corea del Sur (4,4%).
Pero a los impuestos hay que
sumarle la inflación -camino de superar el 32% máximo acordado con el FMI-, ya
que también son recursos absorbidos por vía de exagerada emisión para solventar
gastos. La verdadera inflación -y no el aumento del IPC que es una consecuencia-
y que Dujovne no entiende ya que dijo “no se puede comparar con la época
kirchnerista porque no se están reprimiendo precios de servicios públicos ni el
tipo de cambio”.
Por caso, solo para afrontar las
licitaciones de Lebac de junio y julio, el BCRA expandió la base monetaria un 27%.
Y luego yerra al creer que absorbiendo dinero vía tasas altas o suba de encajes
reducirá la inflación, cuando lo que logra es inutilizar fondos productivos.
Así, al día siguiente de la última licitación absorbió $ 73.000 M en el mercado
secundario de Lebac y con la colocación de pases y Leliq.
Y finalmente hay sumar el
endeudamiento/tasas altas (que para préstamos personales supera el 45%
promedio). Por caso, a consecuencia de las altas tasas cayeron los créditos
personales, prendarios e hipotecarios UVA casi 10% entre junio y julio (los que
indexan por UVA, bajaron 43%). Y relacionado también, durante la era Macri el
Merval subió 164% al 25 de enero pasado, pero luego cayó dejando la ganancia en
105% en pesos, y bastante menos en dólares.
Y no pareciera que la deuda vaya a
moderarse lo suficiente. Hoy equivale al 87% del PIB, 29,9% más que al cierre
de 2017, entre otras cosas debido al impacto de la devaluación y el desembolso -del
primer tramo- del FMI (US$ 15.000 M), desde cuyo ingreso hace menos de un mes
las reservas del BCRA bajaron de US$ 63.270 M a 59.919 M “para contener al
dólar” que con un precio bajo alienta la desinversión.
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