La obra de Alberdi y el cambio de la Argentina

Alejandro Rossi
Licenciado en Ciencia Política. Master en Investigación en Ciencias Sociales, Doctor en Ciencias Sociales, todas en Universidad de Buenos Aires. Profesor en UBA, UAI, UCES y UNLZ. Miembro de varios proyectos UBACYT desde el año 1994 dirigiendo algunos de ellos. Autor de ponencias en Congresos y de artículos aparecidos en revistas y portales electrónicos. Coautor de libros de Ciencia Política e Historia. Tutor en trabajos de grado y posgrado. Especializado en Políticas Públicas e Instituciones.
Respecto de la
importancia de la obra de Juan Bautista Alberdi en el cambio de Argentina me
parece que pueden destacarse por lo menos cinco aspectos relevantes. En primer
lugar considero que es necesario resaltar en la obra de Alberdi la importancia
que adquiere el desarrollo institucional como punto de partida de la
organización nacional y fuente de progreso. En tal sentido, veía a Rosas como
una proyección del absolutismo español, que contrastaba con los ideales de la
revolución de Mayo y planteaba que no podía lograrse un gobierno democrático,
organizado sobre la base de una Constitución, con un dictador en el poder. Imagina
una “República posible”, con división de poderes y existencia de cuerpos
intermedios como el Colegio Electoral. De ese modo considera que sería posible
controlar los excesos de la inserción de las masas en la escena política y
además viabilizar la representación de los intereses de las provincias en el
proyecto nacional.
Por otra parte, es
relevante el papel que le otorga a la inmigración como herramienta para
impulsar la civilización, así como componente para impulsar el desarrollo del
país en el largo plazo. Justamente Ricardo Lagorio en su charla en el Consejo
Argentino de Relaciones Internacionales destaca la preocupación de Alberdi en
su viaje a Estados Unidos por identificar no solo qué sistema se utilizó para
fomentar las inmigraciones europeas, sino también cuáles fueron los mecanismos
para lograr su asimilación de forma tal que no causaran daños en el país al
cual estaban arribando. Alberdi considera que la civilización se generaría
partir del “trasplante inmigratorio” (particularmente de europeos anglosajones)
ya que traen civilización en sus hábitos políticos por la tolerancia y
económicos por su laboriosidad. Para que ese trasplante migratorio resultara
exitoso era indispensable adecuar las leyes, proponiendo la doble nacionalidad,
la libertad de cultos, una multiplicidad de libertades económicas e incluso
matrimonios mixtos. Ahí el “moderado” Alberdi (en cuanto a la ampliación de
derechos políticos) se convierte en un radical impulsor de las libertades
sociales y productivas para todos los habitantes del suelo argentino.
Asimismo, aparece
como otro aspecto central para remarcar la preocupación que expresa por el desarrollo
de la infraestructura indispensable para viabilizar la inserción del país en la
economía mundial. En esa dirección se refiere a la necesidad de adoptar una
economía abierta al comercio y también a los capitales que junto a los
inmigrantes complementarían los recursos existentes. No sería suficiente la
posesión de amplias extensiones de tierras fértiles, si no existieran
incentivos para que la creación individual mediante el trabajo pueda prosperar
y la propiedad de los individuos esté resguardada frente a los abusos del poder
político. De ese modo los recursos naturales son una fuente de riqueza en una
sociedad en la que la civilización se entiende como el respeto de la libertad
de los individuos en su carácter de productores.
También es muy
interesante identificar el papel que desempeñan los empresarios como factor
central del avance de la economía, a partir de su visión estratégica y su
capacidad para generar nuevos proyectos. Según Gómez y Newland, en su artículo
“Alberdi, sobre héroes y empresarios”[1],
los empresarios eran los principales impulsores del cambio, ya que poseían los
conocimientos requeridos y en muchas ocasiones aportaban los capitales
necesarios para los emprendimientos, además de tener una visión anticipatoria
sobre los proyectos que pudieran ser necesarios. Es muy importante tener en
cuenta que esa actividad empresarial debería realizarse con la menor
interferencia de las autoridades políticas, con el fin de lograr que no
obtengan privilegios que puedan perjudicar a los consumidores (se ve aquí la
enorme influencia de pensadores liberales como Adam Smith que consideraba que
era posible armonizar los intereses de productores y consumidores a partir de
la competencia entre los actores).
Finalmente,
Alberdi nos pone en primer plano la relevancia del accionar político de los
intelectuales. Por ello, es fundamental considerar su pertenencia al Salón
Literario, donde se debatía de política, literatura y arte durante el período
rosista. Su oposición al gobierno de Rosas lo llevará al exilio en Montevideo,
desde donde apoyará la campaña militar de Lavalle contra el gobernador de
Buenos Aires. Luego tiene una participación central en la elaboración de la
Constitución Nacional e interviene activamente en debates centrales como el de
la estabilidad de la Confederación liderada por Urquiza, la Guerra del Paraguay
o la federalización de la Ciudad de Buenos Aires. Finalmente murió en Francia
en 1884 enfrentado con algunos sectores de la política bonaerense.
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