A Massa lo complica cada vez más hacer campaña sin dólares
Sergio Crivelli


En el último tramo de campaña para las primarias Sergio Massa está comprobando en primera persona lo difícil que es dar vuelta las malas perspectivas electorales del peronismo sin dólares. Contra lo esperado y contra lo que había proclamado desde los medios durante meses el organismo le negó los desembolsos que necesitaba y se vio obligado a cubrir los vencimientos por US$ 2.700 con piruetas diplomáticas y financieras. La última fue pedirle derechos de giro prestados a los qataríes por un monto irrelevante, lo que sirvió para evitar el default pero puso en evidencia la situación dramática de las reservas del Banco Central.
De todas maneras las tribulaciones del ministro no terminaron ahí. Sin respaldo del FMI debió reforzar el cepo para no perder más reservas y con una inflación sin control más el alza de la cotización del dólar oficial requerida por el mismo organismo terminó tropezando con una disparada del “blue” que alcanzó los $574 el viernes.
En pocas palabras una devaluación de hecho y sin dólares de respaldo, lo que más teme cualquier jefe del Palacio de Hacienda, en particular si al mismo tiempo es candidato.
Pero las tribulaciones de Massa tampoco terminaron allí. Se espera que el 28 de este mes el FMI vuelva a revisar las cuentas de la Argentina para comprobar cuánto cumplió de las medidas que prometió. Por eso los agentes económicos hablan de una devaluación pospaso y comienzan a cubrirse con el lógico impacto que esa estrategia tiene en los mercados.
Este mal clima no pesa directamente sobre el votante común, pero sí sobre el funcionario que aun cuando sigue con la sonrisa tatuada en la cara, pierde los nervios con los periodistas que le hacen preguntas no programadas. Le resulta además muy difícil sostener la presente campaña en tono triunfalista después de un año de gestión directa de la economía, en el cual el blue subió el 90% y los precios el 120.
A lo que cabe añadir que se está instalando un ambiente de pesimismo entre los grandes jugadores de la economía. A medidas de semana se difundió que la petrolera ExxonMobil había comenzado un proceso de evaluación de sus activos en Vaca Muerta. Si bien la empresa explicó que se trata de una práctica regular en el sector, de inmediato surgieron las versiones de su retiro de la Argentina, donde opera desde hace más de un siglo. Más allá de los rumores lo cierto es que en toda la actividad hidrocarburífera se extiende la opinión de que con el presente estado de regulaciones y nivel de cepo cambiario Vaca Muerta puede terminar paralizada.
En ese sentido es perceptible una fuerte decepción con el desempeño de Massa por parte de quienes se suponía que serían su más firme sostén: los hombres de negocios del círculo rojo.
En este escenario adverso Massa sigue contando, sin embargo, con dos circunstancias favorables: el apoyo de Cristina Kirchner. La vice no aparece mucho en escena, pero ese es el mayor aporte que puede hacerle.
El segundo factor favorable es que la oposición no lo ataca; ni siquiera lo critica por el tembladeral económico.
Horacio Rodríguez Larreta no lo hace o lo hace en dosis homeopáticas. Para muchos votantes es por su amistad con Massa y por compartir con el ministro las preferencias por el populismo “sofá”. En las últimas semanas, sin embargo, ha tomado distancia, aun cuando sigue cultivando su imagen de apaciguador.
Lo que no pierde Larreta es el hábito por la “rosca”, pero eso no le suma mucho. Subió a su barco a María Eugenia Vidal y a Facundo Manes que no son ya mucho más que fachadas mediáticas sin votos.
Bullrich, por su parte, se ocupa poco de Massa, porque dedica la mayor parte de su tiempo a esquivar los proyectiles de Rodríguez Larreta, que la considera tal vez no sin razón el mayor obstáculo que se interpone entre él y la Casa Rosada.
Es llamativa la performance de Bullrich con su discurso muchas veces confuso o con errores que la exponen a las críticas de Rodríguez Larreta y del peronismo como ocurrió con su uso de la palabra “blindaje” para referirse a un eventual préstamo internacional para salir del cepo reduciendo el riesgo de hiperinflación.
No hay encuesta que la muestre perdiendo contra Rodríguez Larreta, aunque en el entorno del jefe de gobierno se esfuercen por parecer optimistas.
Otro dato de interés es que a Bullrich también le pega Javier Milei. El libertario comparte una franja importante del voto con ella, lo que lo convierte en aliado ntural de Larreta y Massa. Las encuestas lo dan en tercer lugar a unos diez puntos del peronismo y JxC.
Si logra sumar entre 10 y 15% de los votos, despolarizará la elección convirtiendo la lucha entre las dos coaliciones mayoritarias en una pulseada muy pareja como ocurrió el domingo pasado en Chubut.

Publicado en La Prensa.

 

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