¿Libertad educativa y feriados cada cinco años?

Edgardo Zablotsky
Ph.D. en Economía en la
Universidad de Chicago, 1992. Rector de UCEMA. En Noviembre 2015 fue electo Miembro de la Academia
Nacional de Educación. Miembro del Consejo Académico de la
Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Consultor y conferencista en políticas públicas en el
área educativa, centra su interés en dos campos de research: filantropía no
asistencialista y los problemas asociados a la educación en nuestro país.
En febrero de 2013 publiqué en este mismo espacio una
nota titulada: Un triste cumpleaños. La misma mencionaba que el viernes 15, día
en que se conmemoró el 202 aniversario del nacimiento de Sarmiento,
razonablemente no fue feriado; pero, en uno de los países que lidera las
estadísticas mundiales en el rubro, su bicentenario tampoco lo fue. ¿Olvido?
¿Tal vez casualidad?
Aquella nota celebró su nuevo natalicio aprendiendo de
otras sociedades, de la misma forma que él lo hizo del sistema educativo
estadounidense de entonces. Por ello centré el interés en Holanda, uno de los
líderes europeos en las rondas 2009 y 2012 de las evaluaciones PISA.
En la Argentina la asociamos con bicicletas, tulipanes,
molinos de viento, tierras ganadas al mar y una compatriota que se convirtió en
reina pocos años atrás; sin embargo, poco sabemos de su particular y exitoso
sistema educativo.
Frente al indispensable feriado puente del 8 de julio
que, antes de las vacaciones de invierno, permite a nuestros niños recuperar
energías luego un mes con cuatro días de clases por semana (debido al feriado
del 17 de junio y el día del empleado estatal el 27 del mismo mes), resulta
razonable profundizar el tema y dedicar esta nota al sistema educativo de un
país serio, en el cual la libertad educativa es de tal relevancia que se
encuentra establecida en su Constitución Nacional y donde el Día de la Liberación
del régimen nazi, uno de los días más importantes de su historia, es Feriado
Nacional tan sólo una vez cada cinco años.
El sistema educativo holandés es uno de los más antiguos
del mundo en los cuales encontramos la libertad de los padres de elegir la
escuela a la que concurrirán sus hijos, sea pública o privada, financiando el
Estado en forma idéntica a ambas. El sistema fue establecido en 1917 y se
encuentra garantizado por el artículo 23 de su Constitución.
Los padres no tienen restricción alguna a la hora de
elegir la escuela a la que concurrirán sus hijos. Casi 100 años después de
instaurarse este sistema, según reporta PISA 2012, el 34% del alumnado concurre
a escuelas públicas y el 66% escuelas privadas, a diferencia del resto de los
países miembros de la OCDE en los cuales, en promedio, el 82% concurre a
escuelas públicas.
En nuestro país la libertad educativa se encuentra
reconocida por la Ley 26.206 de Educación Nacional, la cual señala en su art.
128, inc. c: "Los padres, madres o tutores de los estudiantes tienen
derecho a elegir para sus hijos o representados, la institución educativa cuyo
ideario responda a sus convicciones filosóficas, éticas o religiosas".
¿Cómo pueden ejercer este derecho familias cuyas posibilidades económicas transforman
a la educación pública en la única alternativa para sus hijos?
¿No será hora que evaluemos la libertad que provee el
exitoso sistema educativo de una sociedad tan inclusiva como lo es la
holandesa? Un país serio, el cual recuerda su Liberación anualmente, pero es
Feriado Nacional solamente cada cinco años.
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